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martes, 9 de noviembre de 2021

(BORRADOR)

 


LA LEY DEL AMOR Y LA NO VIOLECIA JESUANA VERSUS LA VERSION ACADÉMICA DEL JESÚS VIOLENTO.

Tal como he recogido en el capítulo de mi libro "ANTICRISTO, HISTORIA DE UNA PROFECÍA JESÚITICA SUDAMERICANA", Jesús fue interpretado por vastos sectores como un predicador de la paz, el amor y la no violencia.

Así lo entendieron los Padres de la Iglesia sin excepción, y así lo entendieron e imitaron los primeros cristianos, que sufrieron la persecución y el martirio sin oponer resistencia violenta a sus perseguidores.

En el siglo    el checo  ... escribió un extenso y bien fundado ensayo sobre el pacifismo jesuano.

Distintas congregaciones como los mormones, menonitas, citar, creyeron en el mandato de no resistencia al mal con mal.

León Tolstoi fue el principal impulsor en el siglo diecinueve y comienzos del veinte del pacifismo cristiano que se fundaba en el rechazo de la fuerza y sirvió de inspiración a las doctrinas de la ahimsa de Ghandi, de la no resistencia de Luther King y de todas las variantes del pacifismo moderno. En carta a Ghandi, escribió que la no-resistencia "no es otra cosa que la doctrina del amor no desfigurada por falsas interpretaciones".

           "Que el amor, es decir la aspiración de las almas humanas a la unión, y que la actividad que se desprende de esa aspiración es la ley única y suprema de la vida humana es algo que todo hombre sabe y siente en el fondo de su alma (con mayor claridad puede verse en los niños); lo sabe y lo siente mientras no se enreda en las doctrinas falsas del mundo. Esta ley ha sido proclamada por todos los sabios del universo, hindúes, chinos, judíos, griegos y romanos. En mi opinión, quien mejor la expresó fue Cristo al decir, sin rodeos, que en ella se resumían la Ley y los Profetas. Pero más aún, previendo las distorsiones que sufre y puede sufrir esta ley, señaló el peligro de su distorsión, propio de las personas demasiado atadas a los intereses mundanos, es decir, el peligro de permitirse defender sus intereses por medio de la fuerza, es decir, como Él dijo, de devolver con un golpe el golpe recibido, de recuperar por la fuerza los objetos expoliados, etcétera, etcétera. Él sabía, como lo sabe y no puede no saberlo toda persona sensata, que la práctica de la violencia no es compatible con el amor como ley fundamental de la vida, que en cuanto se tolera la violencia, en cualquier caso que sea, se reconoce la insuficiencia de la ley del amor y por lo tanto se niega la ley misma. Toda la civilización cristiana, tan brillante en su superficie, se desarrolló a partir de este evidente y curioso malentendido, a partir de esta contradicción (…). En cuanto se admitió la violencia a la par que el amor, ya no existía ni podía existir el amor como una ley de la vida, y, al no existir la ley del amor, no existía ninguna ley que no fuera la de la violencia, es decir, la del poder del más fuerte. Así vivió la humanidad cristiana durante diecinueve siglos." Agrega que la crítica al uso de la violencia es también una crítica al Estado, a los ejércitos, a los tribunales, a todo el sistema de organización social, y es por eso que lo que el entendía como la verdadera doctrina jesuana, la de la no violencia, atemorizaba de tal modo a los gobiernos que, "por un natural instinto de conservación, la persiguen con mayor energía que cualquier otra actividad antigubernamental”.

          


Toda la vida de los pueblos cristianos es una constante contradicción entre aquello que predican y aquello sobre lo que construyen su vida: una contradicción entre el amor aceptado como ley de vida y la violencia considerada incluso indispensable en ciertos casos, como el poder de los gobernantes, los tribunales y los ejércitos, tenidos por admisibles y loables


Cuenta Ghandi en su autobiografía “Mis experimentos con la verdad” que, siendo estudiante en Inglaterra, lo invadió un “fermento religioso”, y comenzó a interiorizarse en la religión cristiana y en el Islam, hasta que llegó a sus manos, en 1894, el librito de Tolstoi “El reino de Dios está en vosotros”. Confiesa sin ambages: “me abrumó, dejándome una impresión imborrable", y subraya su "independencia de criterio, profunda moralidad y autenticidad".  Hondamente influenciado por el escritor y pensador ruso, bautiza "Granja Tolstoi" a la colonia cooperativa que funda cerca de Durban y comienza a desarrollar su teoría de no resistencia inspirado por la interpretacion tolstoiana de las enseñanzas de Jesús: utilizar la “ahimsa” (término sánscrito proveniente de los Upanishads, equivalente, aunque no exactamente, a “no- violencia”) como vía de la lucha (“satyagraha”, “firmeza y verdad”) contra la opresión. "Es lógico resistir y atacar un sistema, pero resistir y atacar a su autor es como resistirse y actuar contra uno mismo -escribe Ghandi-, porque estamos todos dibujados con el mismo pincel y somos hijos de un único y mismo Creador, los poderes divinos son infinitos en cada uno. Atacar a una sola criatura humana es atacar a esos poderes divinos; y por tanto, el daño se hace no sólo a ese ser, sino, a través de él, a toda la humanidad”. Mediante la lucha no violenta, en que el oprimido se expone ante la violencia de los opresores sin responder a ella con más violencia, se interpela la humanidad de estos últimos; la sociedad justa se erige sobre la conciencia ética del pueblo; no hay divorcio maquiavélico de medios y fines: los medios representan un fin en sí mismo y deben ser tan justos como el objetivo que persiguen, pues en esos medios se inicia la construcción de la nueva sociedad. "Los medios impuros dan como resultado fines impuros", sostiene el hindú. 

 Por su parte, el pastor cristiano Martin Luther King también vio en la violencia la perpetuación del ciclo de venganzas de la Ley del Talión: la violencia engendra “lo mismo que busca destruir. En lugar de debilitar el mal, lo multiplica. Utilizando la violencia, ustedes pueden matar al mentiroso, pero no matar la mentira, ni restablecer la verdad. La oscuridad no puede esconder la oscuridad: sólo la luz puede hacerlo. El odio no puede esconder el odio: sólo el amor puede hacerlo.”

 Como señalamos en un artículo anterior, el anti cristiano furioso Frederick Nietszche coincide con Tolstoi en ver en la no resistancia al mal la clave del cristianismo; sólo que para él es un síntoma d euna enfermedad moral y no una virtud. 

Esta interpretación es, por supuesto, rechazada o subestimada por los cristianos miltiaristas uqe apoyan la guerra, la pena de muerte, el castigo corporal, la tortura, etcétera.

Tambien es rechazada por un sector de la academia que se distingue p'or sus posiciones agnósticas y antijesuanas y queine negar por todos los medios el particularismo y la especificdad de Jesús para convertirlo en un líder nacionaliusta violento y odiador.

Para sostener estas posturas, apelan a algunos contados versículos que muestran actitudes supuestamente violentas, seguidores armados, intemperancia etcétera.

Ya en los capítulos anteriores demostramos que sus presuntas citas carecen de asidero y que distorsionan y malinterpretan deliberadamente a las fuentes.

También demostramos sin asomo de dudas que Flavio Josefo no consideró jamás a Jesús entre los nacionalistas judíos violentos sino que lo definió como una persona sabia, virtuosa y de buena conducta, en notable contraste con los odiadores fanáticos de la estirpe de Saduco o de Judas el Galileo.

Dijimos asimimso que es muy difícil sino imposible determinar la historicidad de las anécdotras evangélicas, toda vez que se trata de enseñanzas y no de relatos biográficos, y que en cambio hay bastante seguridad en que los dichos o logia jesuano que se conservaron en los evangelios canónicos, el apócrifo de Tomás y la Epístola de Santiago son bastante fidedignos pues reflejan el contenidod e recfopilaciones de dichos anteriores tomadas por los discípulos y testigos directos.

Una simple comparación de las aprtes de los evangelios en que aparecen prediucadas la ley del amor, la paz y la no violencia y aquellos contados en que los especialistas quierne ver una incitación a la violencia permitirá apabullar con pruebas de las fuentes la falta de fundamento de los academiucos antijesuanos que pretenden mostrarlo como odiador violento.

            Los evangelios recogen los dichos o logia de Jesús en los que se manda: 

1) amar no solo a los amigos sino también a los enemigos. 

2) perdonar las ofensas. 

3) no resistir al mal con violencia.

 4) si te roban la bolsa entregar también la capa. 

5) no matar ni vengarse. 

6) declara abolida la ley del Talión y reemplazada por la ley del amor. 

7) devolver el mal con bien. 

8)no juzgar ni condenar. 

9)no llevar a otros a los tribunales y arreglar los diferendos amistosamente; 

10) no preocuparse por los romanos y pagar los impuestos porque no hay más remedio; 

11) no usar la violencia ni para defenderse. 

12) le ordena a Pedro guardar la espada. 

13) dispone no condenar a la mujer adultera; 

14) cura al sirviente de un centurión; 

15) confraterniza con los recaudadores de impuestos (los publicanos) que eran odiados a muertes por los zelotes; 

16) ordena no resistir su arresto; 

17) manda poner la otra mejilla;

 18) dice bienaventurados los mansos; 

19) dice bienaventurados los pacificadores; 

20) dice que es preferible un buen samaritano a un judio sin compasión; 

21) confraterniza con los despreciados samaritanos; 

22) manda evangelizar a los paganos después de haber evangelizado a los judios (“Id primero a Israel”);

 23) reinvindicación a pobres, a mujeres, a niños, a presos y a enfermos. 

24) jamás dice una sola palabra contra los romanos.

 25) solo hay dos menciones a espadas en los evangelios, una como sinónimo de disensión y otra como anuncio de los peligros que sufrirán los apóstoles después de su muerte; 

26) echó a los mercaderes del templo porque no podía permitirse que convirtieran la sede de Dios en un mercado, y se trataba de judios y no de romanos, era una pelea entre judios, o contra los romanos; y además eso se corresponde con su perfil de reformador religioso y no de zelote. 

Por tanto no hay nada que permita afirmar que predicaba o practicaba la violencia porque toda su prédica y toda su acción fueron PACÍFICAS Y DE ABIERTO RECHAZO DE LA VENGANZA Y LA VIOLENCIA.


En todo el evangelio y en el documento q reconstruido sólo se habla de paz. Nunca de violencia. Sólo se menciona a que en la última cena había “Dos espadas”, la de Pedro y otra más. Si vos crees que con eso pensaban que iban a derrotar a los saduceos y los romanos, no se qué decirte. Jesús se entrega sin resistencia y dice a Pedro que envaine su espada. Nunca creyó Jesús que iban a venir Los Ángeles a rescatarlo y nunca jamas aparece un texto evangélico que confirme esa disparatada idea. Jesús no estaba loco. Por otra parte, hay sólo dos menciones a la espada en boca de Jesús. En una se refiere claramente a la espada como “disensión “, no como guerra y enseguida aclara que su doctrina va a hacer pelear al padre con el hijo etcétera. Disensión, no tomar las armas. La segunda vez solo aparece en Lucas, un Evangelista bastante imaginativo. Sin embargo es también una referencia claramente metafórica. Es en el ultima cena cuando les dice: “vendan todo y compren espadas”.  Si hubiera querido tomar Jerusalén por la guerra lo habría dicho antes, no entonces. No tenía nada preparado, sólo había Dos tipos con espadas y les ordenó no usarlas. Esta segunda mención, suponiendo que fuera histórica (yo pienso que es falsa), igualmente es claro que se refiere de manera metafórica a que van a tener que ir al peligro después de la crucifixión de Jesús y eso se nota claramente cuando se lee todo el pasaje y no frases sueltas. No habla de combatir mediante la violencia sino de prepararse para tiempos peligrosos.

comprendo perfectamente hacia dónde va tu posteo: a denigrar la figura de Jesús y presentarlo como un violento e intolerante que hasta se enoja con un pobre leproso y que lo que nos han transmitido fue “depurado” para convertirlo en un pacifista. Bueno, no estoy para nada de acuerdo con tu planteo porque no tiene base científica. Es una apologética, es ideología, no ciencia. nadie interpretó jamás literalmente las HIPÉRBOLES de Jesús. Nadie jamás entendió que hay que cortarse realmente la mano antes de pecar, o arrancarse los ojos antes de mirar a una mujer hermosa, y nadie pero nadie absolutamente jamás interpretó que cuando Jesús dice: “no vine a traer la paz sino la espada” se refiriera literalmente a una espada sino que se refiere de manera alegórica a las disensiones que iba a provocar su doctrina. 

sólo Dos referencias a espada en los evangelios: la más conocida es la de que no traje paz sino espada, y continúa diciendo que se van a pelear padres con hijos etcétera, en donde espada no es término literal sino metáfora de disensión como se interpreta en los versículos siguientes. En batalla naval se dice “agua”. La segunda referencia parece en Lucas solamente, que no sólo es el más fantasioso de los evangelios sino que incluso una vez más en el contexto no significa que deben comprar espadas textual, sino que les habla a los apóstoles sobre lo que va a pasar después de que muera, y que deben estar preparados como el que se apercibe para un combate. Todo la escena es inventada, no es histórica y está claro que no se refiere a practicar la violencia. 

La escena del templo, no sé cuál es el problema que tienen con ella: lo más ofensivo que podía haber para Jesús Rea la profanacion del templo y echó a los mercaderes por la fuerza, único acto de fuerza que estaba justificado por la gravedad de la violacion RELIGIOSA (no política) hecha por JUDIOS (no Romanos) y no tiene nada que ver con la guerra. No hizo guerra ni mató a nadie, sólo echó a unos vendedores de un lugar donde no debían estar.  Las otras anécdotas (ninguna de las cuales es histórica) lo único que demuestran es que iba a evangelizar PRIMERO a Israel para tener una base de operaciones y no que iba a evangelizar solamente a Israel. Para confrontar con ellas tenes muchísimos otros versículos donde habla con los samaritanos, con los recaudadores de impuestos, con las prostitutas, con todos los despreciados, toma un recaudador de impuestos que trabaja para los romanos como discípulo, sana al sirviente de un centurión Romano, etcétera, además d ellos centenares de versículos en los que habla de amar a los enemigos, perdonar las ofensas, no resistir al mal, entregar la capa, guardar las espadas, etcétera. Esto qué haces vos es lo que hace Ehrman: elegía dos o tres versículos sueltos, los sacas de contexto y eliminas todos los que van en contra de tu teoría, aunque sean la mayor parte de los evangelios. De manera que para mí es escandalosa esa manera de proceder, porque falsea la fuente. Si esto se hiciera en un juicio (pongo este simil porque soy abogado) sería un delito porque es falseamiento de pruebas. Cuando los juristas estudiamos hermenéutica para interpretar las leyes, estas son las cosas que está prohibido hacer. En la crítica histórica los principios de hermenéutica histórica prohíben este tipo de operaciones con las fuentes.

martes, 2 de noviembre de 2021

¿JESUS ANTIRROMANO, NACIONALISTA Y VIOLENTO? OTROS MITOS DE LA APOLOGÉTICA ANTI-JESUANA, por Javier Garin



Por Javier Garin




Ya hemos explicado en el capítulo anterior que la apologética anti jesuana intenta por todos los medios demostrar que Jesús ya no tiene vigencia y que no fue el espiritual y elevado propugnador de un nuevo estado de conciencia y de una ética del perdón y la liberación interior, sino un energúmeno nacionalista, exclusivista y racista.

              En ese sentido de descalificación moral y política trabaja sus hipótesis una parte de la academia que intenta destruir o tergiversar el significado de las doctrinas jesuanas por hostilidad ideológica.

              Para ello buscan equipararlo con los rebeldes nacionalistas judíos del siglo primero, que fueron los que provocaron con sus desatinadas revueltas armadas contra Roma la destrucción del Templo y el arrasamiento de Judea y los judíos.

Se trataría, según autores como el antijesuano español Antonio Piñero, de un “profeta fracasado”, un fallido intento de Mesías nacionalista al que la jugada le salió mal y murió en la Cruz, y cuyas doctrinas llenas de odio y discriminación no tienen valor moral ni vigencia para el mundo de hoy, están caducas.

Para poder sostener esta insostenible hipótesis, Piñero y autores afines deberían en primer término demostrar que Jesús rechazaba la dominación romana y predicaba contra ella, que se oponía al pago de los tributos como los zelotes, y que propugnaba una vía armada o violenta para sacarse de encima la dominación imperial.

Sin embargo, se topan con que los textos conservados no mencionan en absoluto nada de eso. No les resta sino decir que en realidad los evangelios suprimieron todo lo antirromano y proceder a adulterar flagrantemente los textos haciéndoles decir lo contrario de lo que dicen.

Examinemos el antiimperialismo jesuano, que es una prenda común de Piñero, Ehrman, Aslan y otros autores.

 

PRIMERA CUESTIÓN: ¿POR QUÉ JESÚS NO SE PRONUNCIÓ JAMÁS CONTRA ROMA?

           A diferencia de los académicos impolutos y asépticos del Primer Mundo, los latinoamericanos tenemos experiencia en líderes antiimperialistas, ya que toda nuestra historia estuvo signada por la lucha contra diversos imperios colonicales: primero contra España, luego contra Inglaterra y luego contra Estados Unidos. 

            La constante prepotencia y codicia de los imperios fue respondida con sucesivos movimientos de liberación nacional. En tiempos de las guerras de Independencia, los líderes como San Martín, Belgrano, Bolívar, Sucre, O´Higgins, y los ideólogos como Moreno o Monteagudo, no hablaban de otra cosa que de las iniquidades de España y de la necesidad imperiosa de acabar con su dominación. Más tarde, los ideólogos que bregaron por romper la dominación económica, comercial y financiera de Gran Bretaña centraron sus denuncias en los espurios negocios e injustas ventajas que los ingleses obtenían a expensas de los pueblos latinoamericanos. Después de la Segunda Guerra Mundial, la resistencia a la nueva dominación norteamericana se manifestó en constantes arengas, proclamas y acciones políticas o militares contra el Imperialismo estadounidense. Líderes como Juan Perón, Jacobo Arbenz, Omar Torrijos, el che Guevara, Fidel Castro, Velazco Alvarado, etcétera, impugnaban permanetemente en sus discursos el imperialismo yanqui.

                ¿Por qué Jesús jamás dijo absolutamente nada contra el Imperio Romano?

              Si hubiera sido un antirromano en lucha de liberación nacional, era inevitable que su prédica tuviese un leit motiv: predicar contra Roma, señalar las injusticias de la dominación romana e incentivar la sublevación nacional, como hicieron los líderes antiimperialistas latinoamericanos, africanos o asiáticos que bregaban por la descolonización y la expulsión de las fuerzas de ocupación coloniales norteamericanas y europeas.

                 Pero Jesús no dijo nada.

            Esto sólo admite tres interpretaciones: 

           1) Vivió despotricando contra Roma pero sus denuncias no fueron conservadas en los evangelios, porque la influencia de San Pablo hizo que se suprimiera esa parte de su predicación, a fin de poder ganar adeptos entre los gentiles; 

           2) Por temor a la censura y la represión, Jesús ocultó sus sentimientos a la espera de momentos más propicios; 

           3) Jesús realmente no se interesó por la cuestión nacional judía sino por la purificación religiosa y la transforamción moral y espiritual.

         Las dos primeras soluciones tienen el inconveniente de que no pueden ser probadas históricamente. Si Jesús era un antirromano que promovía una insurrección pero su predicación política fue eliminada por San Pablo y acólitos, o si odiaba a los romanos pero no lo manifestaba para evitar la represión, no hay forma de saberlo.

            Lo único que sabemos es que no se conservan logias jesuanos contra Roma y por tanto lo único que puede ser probado es la falta de expresiones antiimperialistas. La tercera opción es la que surge sin dificultad de la prueba disponible.

              Tal como dijimos muchas veces, no se puede afirmar lo que no puede ser respaldado, y en ausencia de pruebas sólo se puede especular o formular conjeturas. Cuando las conjeturas van en contra de las fuentes, como en estos autores, se trata de inferencias anticientíficas.

             Jesús no habló contra Roma porque su preocupación central era la reforma religiosa y la conversión moral, primero de Israel y después también de los gentiles, tal como se describe en todos los textos neotestamentarios, que son el único material disponible, toda vez que los testimonios no cristianos nada nos dicen al respecto, si bien Flavio Josefo nos proporciona algún indicio.

SEGUNDA CUESTIÓN: EL INDICIO FLAVIANO.

             Tomemos del propio Antonio Piñero el texto de Antigüedades Judías (XVIII 2,2 -.63-64) que da por válido, ya que todos los especialistas concuerdan en que el párrafo sufrió algunas interpolaciones de escribas cristianos para hacerle decir a Flavio Josefo que Jesús era el Mesías.

“Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, y atrajo hacia él a muchos judíos. Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron. La tribu de los cristianos, llamados así por él, no ha cesado de crecer hasta este día.”

             Este texto es el que admite Piñero porque se adapta mejor a sus propósitos. El texto proveniente del árabe, también conocido como “versión eslava”, incluido en el  siglo X en una traducción al árabe de Antigúedades Judías, dentro de la Historia Universal de Agapio, obispo de Hierápolis, descubierta en 1971 por el judío Sholomo Pines, no conserva ni rastros de interpolación cristiana, y es anterior a cualquier texto adulterado que fue confeccionado después, motivo por el cual se lo suele considerar el más fiel.

            ”En este tiempo existió un hombre de nombre Jesús. Su conducta era buena y era considerado virtuoso. Muchos judíos y gente de otras naciones se convirtieron en discípulos suyos. Los convertidos en sus discípulos no lo abandonaron. Relataron que se les había aparecido tres días después de su crucifixión y que estaba vivo. Según esto fue quizá el mesías de quien los profetas habían contado maravillas.”

              Cualquiera sea el texto que se tome por válido, surge una imagen positiva y no bélica de Jesús. Es más: en el texto propugnado por Piñero se elimina lo de los adeptos gentiles pero se incluye que fue crucificado por "la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros", vale decir, los saduceos, lo cual concuerda con la versión evángelica, que atribuye a una conjuración saduceo el juzgamiento, denuncia y condena de Jesús.

              Los anti jesuanos, para sostener su hipótesis, afirman que Flavio Josefo menciona a Jesús como parte de una lista de personajes nefastos que provocaron la agitación del pueblo contra Roma y llevaron a la destrucción de la nación judía. Según Piñero, “parece casi evidente que el núcleo del testimonio de Josefo sobre Jesús estaba dentro de una lista de personajes y sucesos ominosos que impulsaron a los judíos a la desastrosa sublevación del 66 d.C.”

          Pero esto no es cierto. En los párrafos anteriores, lo que enumera Flavio Josefo son situaciones de injusticia provocadas por la impericia política de Poncio Pilato. En el primer parágrafo narra la provocación llevada adelante por Pilato contra las leyes judías al querer introducir las efigies del emperador en Jerusalén violando la prohibición de imágenes de la ley judía. Esta arbitrariedad concluyó con la resistencia pacífica (no armada) de los judíos, a quienes Pilato rodeó con sus tropas en Cesárea y amenazó con asesinarlos a todos. “Pero ellos se echaron al suelo y descubrieron sus gargantas, diciendo que preferían antes morir que admitir algo en contra de sus sabias leyes. Pilatos, admirado de su firmeza y constancia en la observancia de la ley, ordenó que de inmediato las imágenes fueran transferidas de Jerusalén a Cesárea.” Un ejemplo práctico de no resistencia. Como se ve, el primer episodio que se relata no es de una sublevación armada sino de defensa pacífica de la religión judía frente a una torpeza política de Pilato.

           A continuación, se relata que Pilato ordenó realizar un acueducto con dinero del tesoro sagrado, ofendiendo nuevamente las leyes judías, y ante la protesta de los judíos mandó reprimirlos provocando muchos muertos. Una vez más, se trató de un capricho de Pilato acompañado de una  represión desmedida. 

           Recién entonces viene el relato sobre Jesús, que aparece como un episodio destinado a mostrar una vez más la arbitrariedad de Pilato, al presentarlo crucificando a Jesús pese a que éste era un hombre sabio y virtuoso. La historia concluye en el capítulo siguiente con la desaforada represión de los samaritanos que ordenó Pilato provocando centenares de muertos y que le valió ser reemplazado por el emperador.

             Como vemos, en este párrafo de Antigüedades Judías no es cierto que Flavio Josefo esté pasando revista a los sediciosos antirromanos que condujeron a la represión el año 66. Lo que está haciendo es enumerar los dislates cometidos por Poncio Pilato en su pésima administración de Judea. Pero para presentar a Jesús como un sedicioso antirromano hay que inventar que en realidad Flavio Josefo habla en su contra y no en contra de Pilato y sus crímenes.

            Cuando se compara la mención de Jesús expurgada de posibles interpolaciones, observamos que Flavio Josefo hace de él afirmaciones que no hace de los líderes judíos rebeldes, a quienes desprecia profundamente.

             Sobre los zelotes y  Judas el Galileo, dice lo siguiente:  “Sus seguidores imitan a los fariseos, pero aman de tal manera la libertad que la defienden violentamente, considerando que sólo Dios es su gobernante y señor. (Señala la violencia como método). No les importa que se produzcan muchas muertes o suplicios de parientes y amigos, con tal de no admitir a ningún hombre como amo” (Señala el desprecio de los zelotes por las consecuencias de sus levantamientos, aunque cuesten la muerte de sus parientes y amigos). Más adelante, después de reconocer su valor y desprecio ante el sufrimiento, agrega que el movimiento de los zelotes fue una “locura”.

          Veamos lo que cuenta de Judas el Galileo: "Sin embargo, Judas, un gaulanita nacido en el pueblo de Gamalis, con la adhesión del fariseo Saduco, incitó al pueblo a que se opusiera (al censo de Quirino para pagar impuestos). El censo, decían, era una servidumbre manifiesta, y exhortaron a la multitud a luchar por la libertad. Si tenían éxito, se aseguraban sus bienes; y en el caso de que lo tuvieran, conseguirían gloria y alabanza por la grandeza de su alma. Además la divinidad colaboraría en la obtención de estos designios, si emprendían grandes obras convencidos de su honorabilidad, y no dejaban nada de hacer para lograrla. Y en esta forma se aventuraron a algo sumamente temerario, pues sus palabras fueron aceptadas ávidamente. A causa de su predicación, no hubo desgracia que no provocaran, sumiendo al pueblo en infortunios con mucha mayor intensidad de lo que pueda imaginarse: guerras de violencia continua inevitable, pérdida de amigos que hacían más llevaderas las penas, acrecentamiento de los latrocinios, muerte de los mejores hombres, todo con el pretexto del bienestar común, pero en realidad con la esperanza de lucro personal. Se originaron sublevaciones, y por su causa numerosos asesinatos, en parte entre la misma gente del pueblo, pues estaban tan enfurecidos unos contra otros que no querían ceder ante el adversario, y en parte también por la acción de los enemigos. A ello siguió el hambre, que llevó a extremos vergonzosos, con capturas y destrucciones de ciudades, hasta que el mismo Templo de Dios fué sometido al fuego del enemigo. Fué tan grande el afán de novedades que llegó a perder a aquellos que fueron sus causantes. Judas y Saduco, que introdujeron entre nosotros la cuarta secta filosófica y contaron con muchos seguidores, no solamente perturbaron al país con esta sedición, sino que pusieron las raíces de futuros males con un sistema filosófico antes desconocido. Quiero decir algo sobre el particular, tanto más cuanto que la adhesión de la juventud a esta secta causó la ruina del país.” 

         Con Judas el Galileo, Saduco y los zelotes pasó lo mismo que pasa siempre con los sediciosos violentos que no calculan las fuerzas del enemigo y a los que no les importan las consecuencias para los demás: terminaron dando pie a una represion monumental y fueron crucificados en masa  a no más de cinco kilómnetros de la casa de la familia de Jesús, quien a la sazón contaba unos doce años, y podemos imaginar que contempló de lejos a los crucificados como todos los habitantes de Nazareth.

            Valde decir que, al referirse a Jesús, Flavio Josefo lo incluye entre las arbitrariedades cometidas por Poncio Pilato y dice del él que era un “hombre sabio”, de “conducta buena”, “considerado virtuoso”, y a quien los discípulos “no lo abandonaron” pese a su crucifixion. Pero al hablar de Judas el Galileo y los zelotes, refiere que son violentos, que no le simportan las muertes y sufrimiento que provocan, que Judas y el fariseo Saduco actuaban movidos por la ambición y el interés personal, llevando a cabo planes “temerarios”, y “a causa de su predicación no hubo desgracia que no provocaran, sumiendo al pueblo en infortunios”, “guerras de violencia continua”, “pérdidas de amigos”, “acrecentamiento de latrocinios”, “muerte de los mejores hombres”, por la "esperanza del lucro personal", originando "sublevaciones" y “numerosos asesinatos” entre la misma gente del pueblo, “hambre”, “extremos vergonzosos”, “captura y destrucción de ciudades”, “incendio del templo”; "perturbaron el país con esta sedición” y "causaron su ruina".

              La caracterización es de una diferencia tan abismal que surge a simple vista que Jesús y los zelotes eran dos fenómenos por completo diferentes, el primero era un hombre virtuoso, de buena conducta, a quien sus discípulos no abandonaron pese a la crucifixión, los segundos, bandas de fascinerosos nefastos y violentos que causaron la reuina del país, así al menos los pinta el ilustre historiador.

 

TERCERA CUESTION: LOS TRIBUTOS.

     Para poder hacer de Jesús un zelote o un nacionalista judío rebelde autores como Piñero, Ehrman y Aslan necesitan imperiosamente mostrar que él también adhería a la violencia sanguinaria y postulaba el no pago de los tributos. Como el tema de la violencia se trata más profusamente en otro lugar, analicemos la cuestión de los tributos.

            La anécdota evangélica de los impuestos no puede ser más clara: sus enemigos le hacen una “pregunta envenenada “, si es lícito pagar o no los impuestos al emperador romano. Si responde por la negativa queda en rebeldía ante Roma y lo pueden liquidar, como hicieron con Judas el Galileo. Y si dice que sí, una parte del pueblo lo odiará porque odian a los romanos y se oponen naturalmente al pago de los tributos.

         La actitud frente al pago del tributo era un tema álgido, una "piedra de toque" política. Este era el símbolo más visible de la ocupación romana, y debían pagarlo al César todas las personas, incluidos los siervos; los hombres desde los 14 años, y las mujeres desde los 12, hasta la edad de 65.

          La pregunta "envenenada" no la hacen directamente los fariseos sino unos discípulos de estos, acompañados de unos partidarios de Herodes, después de dorarle la píldora llamándolo "rabí" y dirigiéndole elogios para "hacerle pisar el palito". Los espías de Herodes están allí, prestos a denunciarlo.

       Marcos, el evangelio más antiguo, cuenta la historia así, luego de decirnos que Jesús atacó con parábolas a los fariseos (Marcos, 12, 12 a 17):

12. Y procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola; pero temían a la multitud, y dejándole, se fueron.

13. Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra.

14. Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?

15. Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.

16. Ellos se la trajeron; y les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción? Ellos le dijeron: De César.

17. Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaron de él.

         La historia, que es de las más conocidas, es relatada de similar manera por los otros sinópticos.

           Jesús, pues, no se opone al pago del tributo, como era de esperar de un zelote, como habían hecho Saduco y Judas el Galileo; responde que las monedas son de César y que hay que dárselas a César, que es una manera elegante de responder a una pregunta envenenada. 

         Durante dos mil años está anécdota-enseñanza fue interpretada de una sola manera: Jesús no justifica pero no se opone al pago del tributo; lo considera una cuestión ajena a su misión, que es de índole religiosa. El provecho de esta escena fue tanto para la Corona cuanto para la Iglesia: ambas partes en disputa la invocaban apra rechazar la ingerencia de la potencia secular o eclesiástica degun el caso. Sirvió de fundamento en contra de las pretensiones de la iglesia de intervenir en la política estatal y los regalistas la usaban contra el Papa. Durante siglos fue la anécdota preferida de quienes defendían la separación del poder temporal del espiritual, al emperador frente al Papa y más modernamente  la separación de la Iglesia y el Estado . El argumento era: lo espiritual va por un lado (Dios) y lo temporal va por otro (el César). Si hay algo que siempre se interpretó del mismo modo fue esa anécdota evangélica. 

               Para que quede claro que nop se estaba hablando de los impuestos en general, la moneda que se usaba para pagar impuestos al César no era la misma que se usaba para pagar el tributo al templo (Dios). Por eso existían las mesas de cambio de los parientes y amigos de los saduceos. 

                Tanto no estaba en contra del pago de los tributos al emperador, que Jesús aceptaba entre sus discípulos y seguidores a... ¡los recaudadores de impuestos! Los odiados y despreciados "publicanos".

      La frase “dad al César lo que es del César” es la PRUEBA IRREFUTABLE de que Jesús NO ERA un zelote fanatico judio sino un reformador religioso que adrede se desentendió de la cuestión de los tributos.Jesús se presenta siempre como un reformador religioso que ataca a los administradores del templo por corruptos pero jamás ataca a los romanos, porque no era su misión.

           Para intentar hacerle decir a Jesús lo que no dijo y convertirlo en un predicador antirromano violento del no pago de tributos, los antijesuanos hacen toda clase de maniobras intelectuales inadmisibles con la finaldiad de adulterar un texto clarísimo. Piñero y sus correligionarios apelan aargumentos rebuscados, como que "para un judío como Jesús, todo pertenecía a Dios y nada al César y por tanto lo que suiso decir es que no hayq ue pagar el tributo". ¿Y qué hacemos con la moneda con la esfigie de César que Jesús dispuso dal al César?  Aquí es donde los especialistas empìezan a tartamudear y responden vacilantes: "Bueno, no sé, hagamos como que no dijo nada, lo habrá inventado San Pablo..."

               Entonces van corriendo al Levítico y dicen que el capítulo 25 ordena no pagar tributos, y como Jesús dijo que no vençia a abrogar la ley sino a cumplirla, ergo, no había que pagar tributos y había que declararse en rebeldía ante los romanos.

                    Pero es otra mentira. En los más de cincuenta versículos del capítulo 25 Levítico se habla del jubileo cada cincuenta años, de no tomar esclavos judios, de que la tierra no se concede a perpetuidad a nadie porque es de Dios, pero NO HACE NINGUNA MENCIÓN AL NO PAGO DE TRIBUTOS. Hay una diferencia entre la tierra y el dinero: la primera es un bien de producción y el segundo es un medio de pago. Si se enajena la tierra se enajena lo que produce. Enmtregar una moneda es entregar sólo un medio de pago y no está prohibido por el Levítico, que se limita a declarar: 'La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es". Por tanto, Jesús podía hacer lo que hizo sin violar la ley: recomendar el pago de tributos al césar con las monedas del César.

            Para diferenciarse de Judas el Galileo, Jesús afirma que la ley de Dios no se ocupa del tributo a los romanos (que es un hecho de fuerza).

CUARTA CUESTION: LAS ENSEÑANZAS DE JUAN EL BAUTISTA CONTINUADAS POR JESÚS Y OTROS GESTOS REVULSIVOS E INACEPTABLES PARA LOS NACIONALISTAS

        En esta conducta, Jesús era un digno continuador de Juan el Bautista, que jamás predicó contra los romanos y que se concentró en promover el arrepentimiento y purificación de los judíos, porque para Juan y Jesús el problema central era la degradación religiosa de Israel y no la ocupación romana. En todo caso, aún suponiendo que miraran con fuerte antipatía el estado político, lo cierto es que su prédica da a entender que primero se debe purificar y enmendar al pueblo, corrompido pos sus gobernantes y sacerdotes. 

    Pero hay algo más: Lucas, capítulo 3, nos cuenta que Juan recibió a publicanos y soldados, vale decir a dois sectores que con su trabajo servían a la ocupación romana. 

"12 Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?

13 Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado.

14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario."

    Un zelote ultranacionalista hubiera considerado a estos dos sectores sociales como "traidores y antipatriotas". De hecho, ambos sectores eran odiados y repudiados por buena parte del pueblo.Si hubiera sido un zelote les habría dicho: “si quieres arrepentirte de verdad deja de servir a los usurpadores Romanos”. No les dice nada de eso. Les dice: no abusen del poder. Entiende que se están ganando la vida y no los condena.

    Siguiendo los pasos de Juan, también Jesús acoge a los publicanos, visita sus casas, comparte comidas y banquetes y hasta acoge a uno de ellos, Leví, también llamado Mateo, entre sus principales discípulos.    

    No contento con esto, que para un nacionalista judío era inadmisible, va en auxilio de un... ¡centurión romano! Vale decir, el mismísimo enemigo. Cuando los nacionalistas judíos veían a un centurión sin escolta lo asesinaban con la sica, daga de la que proviene el nombre de sicario. Jesús no sólo no lo asesina: cura a su sirviente. la anécdota puede ser un invento evangélico o una parábola, pero indica con claridad que Jesún no pudo ser jamás un zelote. Va en el mismo sentido que la anécdota de la muejr cananea o sirofenicia de que ya hablamos en el artículo anterior:    

    "Y entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora (Mateo 8:5-13)."

    A eso hay que añadir que el único grupo judio que no se sublevó en armas contra los romanos en el año 66/70 fueron los judeocristianos y que los primeros cristianos que predicaron en tierras de Israel (Jesús, Esteban, Santiago, etcétera) cayeron víctimas de conspiraciones de otros judíos, herodianos o seguidores de de los sumos sacerdotes Anas, Caifas y Ananías y no de los romanos.

CONCLUSIÓN:

    No hay un solo versículo de los Evangelios ni una sola línea de Flavio Josefo ni de ninguna otra fuente histórica que diga que Jesús se preparaba para expulsar a los romanos o que hacía llamamientos a no pagar impuestos y a levantarse contra el imperio. Lo acusaron de eso sus enemigos pero no era su prédica. Judas el Galileo incitó a no pagar impuestos y Jesús dijo que había que pagarlos. No estaba en esa lucha porque no era una nacionalista judio que buscaba la liberación sino un reformador religioso que quería cambiar y hacer más pura y más espiritual la religión corrompida de su tiempo. 

    Nadie niega que Jesús era un judio de su tiempo; lo que rechazamos es la insostenible e infundada hipótesis de que se propusiera liberar políticamente a Israel de los romanos ya que esa era una postura que jamás sostuvieron ni Jesús ni Juan el Bautista.

    Jesús, en su infancia, había sido testigo del fracaso de Judas el Galileo, que fue crucificado junto a todos sus seguidores a unos cinco kilómetros de la casa de Jesús, por haber intentado tomar la guarnición romana de Seforis y hacer un llamado a no pagar impuestos; por eso sabía muy bien que ese no era el camino. Sabía que no se podía luchar con éxito contra los romanos y jamás lo intentó siquiera. Sus enemigos lo acusaron de eso pero no es lo que hizo. Consideró a la ocupación romana como un hecho de fuerza y pensó que su tarea era promover la reforma religiosa y la purificación espiritual del pueblo; por eso su predicación asumió el carácter de una constante crítica social hacia las clases altas judías, a quienes hizo blanco de sus increpaciones y que fueron las que, en definitiva, lo denunciaorn ante Poncio Pilato bajo el falso cargo de sedición y de haberse querido proclamar rey.

            En los próximos capítulos nos ocuparemos de temas tales como las infundadas acusaciones de violencia analizando los logia jesuanos que las descalifican por completo, y demostrando que Jesus introdujo innovaciones en la ley judía de tipo fundamental, así como demostraremos que la ejecución de Jesús no obedeció a ninguna sublevación contra Roma sino a una conspiración de los detentadores del status quo.


 

jueves, 28 de octubre de 2021

REFUTANDO OTROS MITOS DEL JESUS HISTÓRICO, por Javier Garin

 


por Javier Garin




1) EL MÉTODO CIENTÍFICO NO ADMITE EL ARGUMENTO DE AUTORIDAD O DE CONSENSO SINO LA LIBRE DISCUSIÓN.

    El libre pensador no está atado a dogmas, partidos ni filosofías elaboradas por otros. La esencia del libre pensar es pensar por uno mismo con sentido crítico y sin autocensurarse cuando las conclusiones perjudican a una corriente, partido o facción. El libre pensador sólo debe respetar las pruebas y las reglas del razonamiento crítico. Puede estar equivocado, pero lo está por sí mismo y no por lo que le impone la autoridad política o académica. Por eso resulta incómodo para todo el mundo y a la vez útil.

    Desde esa perspectiva de libre pensamiento y no dogmatismo, continuaremos analizando los mitos académicos de orientación anti jesuana ("mitos seculares de rebajamiento"), que no se basan en la ciencia ni en la reflexión crítica sino en el prejuicio político-ideológico de quienes los sustentan, en el marco de la apologética anti cristiana de raíz burguesa que se expandió por Occidente a partir de la Ilustración, según explicamos en el primer artículo. 

    Como hemos de abordar hipótesis sostenidas por reconocidos académicos de vasta trayectoria, comencemos por aclarar que el renombre de un autor no garantiza la verdad de sus afirmaciones, y que se debe aplicar a ellos el mismo sentido crítico que ellos dicen emplear al analizar las fuentes.

                Aclaremos, asimismo, que la verdad científica no se alcanza por consenso.  Antes de Newton había un consenso extendido en la veracidad de las afirmaciones dogmáticas de Aristóteles; antes de Einstein, el consenso científico universal era el modelo newtoniano del universo; antes de la física cuántica, se admitía sin asomo de dudas que regía el principio de causalidad y el determinismo, y Einstein afirmaba que “Dios no juega a los dados” para rechazar el papel del principio de incertidumbre a nivel del microcosmos sub atómico. El consenso no significa nada más que la aceptación de ciertas ideas entre los especialistas. En materia de “Jesús histórico”, la falta de cientificidad es tal que, en vez de reconocer que se no se sabe mucho sobre Jesús, algunos especialistas adoptan la liviana postura de hablar de “el consenso de los investigadores”. Pues bien: no puede haber metodología más anticientífica que el “consenso”. Es como regresar a la postura defendida por infinitos concilios eclesiásticos que resolvían cuestiones complejas de historia y teología mediante lo que ellos denominaban “Consensus Patrum”, es decir, el consenso de los Padres de la Iglesia.  Hasta en esto la apologética anti cristiana imita a la apologética cristiana: ¡le copiaron la idea de “consenso”!

                Si faltara algo para convencer a los curiosos de que,  en materia de Jesús histórico, hay mucho de ideología política y poco de ciencia, bastaría mencionar esta absurda idea de “consenso académico” copiada del “Consensus Patrum” eclesiástico.

    Cuando en los debates de especialistas se quiere transformar a Jesús en un nacionalista violento y xenófobo, haciendo caso omiso de las decenas de versículos universalistas en que repudia la violencia y ordena amar a los enemigos; o cuando se pretende que estaba en contra del pago de tributos pese a su afirmación diáfana que ordena dar al César lo que es del César; o cuando se sostiene que pretendía expulsar a los romanos con auxilio de las huestes celestiales, como si fuera un delirante salido de un manicomio; o cuando se asevera que quería ser rey contra la propia afirmación evangélica de que su reino no era de este mundo, se invocan como fundamento irrebatible los libros y conferencias de ciertos autores de prestigio o de moda. 

     Pero los argumentos de autoridad se acabaron cuando Galileo dejó caer dos objetos de distinto peso desde la torre de Pisa y comprobó que Aristóteles estaba equivocado al sostener que la velocidad dependía del peso. Si hasta Aristóteles pudo ser refutado, ¿por qué debemos aceptar cualquier afirmación que sostengan Piñero, Ehrman, Reza Aslan o algún otro, por prestigiosos o de moda que sean? 

    Usemos el sentido crítico, que para eso la naturaleza nos dotó de un cerebro.

    Según dijimos, lo que se sabe en concreto sobre el Jesús histórico es muy poco. Por tanto, en ausencia de nuevos descubrimientos arqueológicos o documentales que signifiquen un giro copernicano en los materiales disponibles, algunos consideran lícito apelar a la invención y la imaginación para ofrecer alguna "novedad". Los académicos deben justificar los sueldos que cobran en las instituciones educativas, y los escritores de libros sobre Jesús deben venderlos: por tanto, es natural que estén presionados para presentar hipótesis sensacionalistas, aunque débiles de asidero

    Los estudios histórico-críticos suelen estar dotados de rigor y seriedad; pero a la hora de elaborar hipótesis algunos se dejan llevar por la fantasía: sin llegar a los atrevimientos de Dan Brown, se adentran en el resbaladizo terreno de la ficción novelesca...

2) LOS ACADÉMICOS NO VIVEN EN TORRES DE MARFIL Y ESTÁN INFLUIDOS POR LOS PREJUICIOS E INTERESES DE SU AMBIENTE.

       Citamos al notable historiador Edward Carr en el artículo anterior para señalar lo obvio: que la ciencia histórica no es como la astrofísica. Las ciencias humanísticas tienen la dificultad de verse fuertemente impregnadas de ideología. Por tanto, no podemos dejar de contextualizar al autor y su ideología, para apreciar desde dónde escribe y para quién.

        Criticando a un ilustre historiador israelí cuyas posturas no compartía, el catedrático español Antonio Piñero escribió en su blog que aquél debe ser leído sin olvidar que fue un militante del movimiento sionista, imbuido, por tanto, por una visión reivindicativa judía en torno al papel del Estado de Israel. No me parece una observación objetable; sólo que lo mismo aplica al propio Piñero, cuya visión lleva la impronta de su agnosticismo y fuerte hostilidad hacia el cristianismo tradicional.

        Este autor, cuya vasta erudición es muy respetable, se mueve en el ámbito del anticlericalismo español, da conferencias para la masonería, y su sapiencia no es inmune al justo resentimiento que en España existe contra la Iglesia, cómplice de la dictadura de Franco y aplaudidora de la masacre de republicanos. Si yo fuera español, también odiaría a la Iglesia; de hecho, los argentinos hemos sufrido nuestra propia Iglesia que apoyó a todas las dictaduras y proveía de sacerdotes para confesar a los asesinos del Estado y en algunos casos participar en las sesiones de tortura de los presos políticos luego asesinados, amén de los infaltables curas pedófilos, que violan monaguillos y pervierten niños confiados al cuidado de los internados católicos. Pero ciertamente ello no debería influir en los juicios que se emiten sobre el Jes´su histórico, que vivió hace dos milenios y que se enfrentó a los corrompidos sacerdotes de su tiempo.

          Sea por lo que fuere, el propio Piñero no oculta un matiz apologético anti  jesuano en sus elucubraciones, en las que presenta a Jesús como un "profeta fracasado", un líder nacionalista judío fallido. La hipótesis valorativa central de Piñero, que influye sobre todas sus indagaciones e hipótesis, según lo ha confesado él mismo en algunas de sus conferencias, es que la doctrina jesuana no tiene nada que aportar al mundo del siglo 21, que es por completo caduca y obsoleta. Tal opinión puede ser válida y debe ser respetada, pero no cuando para sostenerla se ve obligado a distorsionar las enseñanzas jesuanas hasta tornarlas irreconocibles.

    Si Jesús fuese considerado un Maestro espiritual que buscaba la transformación del corazón del hombre, tal como se lo ha interpretado tradicionalmente, incluso por aquellos que no comparten la fe cristiana, todavía su mensaje tendría vigencia. Pero si es un político fallido, un falso Mesías israelí que murió en la cruz por no haber podido reunir masa crítica ni auxilio celestial suficientes para coronarse rey de Israel y expulsar a los romanos, tal como afirma Piñero, entonces su mensaje carece interés para el siglo ventiuno: ha quedado perdido en otro tiempo histórico para nada comparable con el presente. SegúnPiñero, Jesús es -desde un punto de vista doctrinario- una pieza de museo, no tiene vigencia alguna, no puede ser un referente para el mundo de hoy. Aquí está la clave de cómo el agnosticismo apologético anti jesuano puede influir conscientemente o no en la formulación de una teoría histórica que en definitiva se encamina a negar la estatura de maestro espiritual de Jesús. 

     Algo parecido puede sostenerse de otros visiones, como la que considera a Jesús un zelote al estilo de su vecino Judas el Galileo o del falso mesías Bar Kochba, ambos masacrados por los romanos, y cuyas sublevaciones representaron millones de muertos y la completa destrucción del reino de Judea, del Templo y de toda sombra de organización política judía. Esta tesis fue puesta de moda por un animador de televisión y autor de best sellers norteamericano de origen iraní y religión musulmana: Reza Aslan, quien ha vendido muchos libros presentando a Jesús, no como Jesús, sino como Mahoma. Según el autor musulmán, Jesús no era nada pacífico, sino  que era un violento nacionalista odiador que quería pasar a degüello a medio mundo, como si se tratara de un militante del ISIS. Lo afilia a la secta ultra nacionalista de los zelotes, pese al evidnete anacronismo y los incontables elementos que demuestran que Jesús no compartía ninguna de las ideas que caracterizaron a los zelotes, y mucho menos su fervor por la violencia y el asesinato. 

       Es visible y notable para cualquiera que estas "modernas versiones de Jesús" están signadas por intereses ideológicos actuales y por la geopolítica del presente, no por la ciencia histórica. No comprender que hay una diferencia esencial entre el movimiento der eforma religiosa de Jesús y los líderes rebeldes nacionalistas es ser incapaz de advertir lo que saltó incluso a la vista de Flavio Josefo, según veremos.  

        Dentro de esta corriente de revisionismo antijesuano, se inscribe Bart Ehrman, un autor norteamericano proveniente de la ultraderecha evangélica fundamentalista, que, arrepentido de su fanatismo juvenil, se volcó al campo del ateísmo militante, (no hay peor astilla que la del mismo palo), y que ha publicado muchos best sellers de divulgación sobre el Jesús histórico, en los que insiste en presentar al nazareno como un nacionalista xenófobo convencido de la inminente llegada del Día del Juicio que acabaría con todos sus enemigos. Como las legiones angélicas no descendieron del cielo, el iracundo e intolerante galileo terminó crucificado. 

    No tenemos nada que objetar a la idea de Ehrman de un Jesús escatológico, sino que compartimos la visión del cristianismo como una secta apocalíptica que hacía especial énfasis en conceptos tales como el juicio universal y el milenarismo. De hecho, en nuestro libro "ANTICRISTO, HISTORIA DE UNA PROFECÍA JESUÍTICA SUDAMERICANA", hemos seguido los rastros de la idea escatólogica a través de los siglos. Pero cuando se pasa de la escatología como noción generla a la idea absurda de que Jesús murió en la Cruz porque esperaba para ese mismo momento la llegada de las huestes angélicas, entonces nos adentramos en el terreno de la fantasía desbocada y sn sustento científico. 

        No es de extrañar que la visión de un Jesús nacionalista y prepotente se haya puesto de moda en tiempos de ascenso del Tea Party y de la influencia cultural creciente de la ultraderecha norteamericana, que coronó rey por cuatro años al nuevo David del soberanismo xenófobo, Donald Trump... A la derecha norteamericana le viene muy bien decir: “Jesús también era nacionalista y exclusivista y odiaba a los extranjeros como nosotros”. 

     Es injusto hablar de los académicos en general, ya que son pocos los autores que están de acuerdo con estas infundadas hipótesis. Hay tantas visiones de Jesús histórico como autores. ¿Por qué? Porque no es una ciencia exacta sino terreno conjetural. Los científicos están de acuerdo con los hechos que observan y tratan de incluirlos en leyes generales, pero en materia de Jesús no se puede, porque lo que sabemos de él es muy poco. Lo que tampoco se puede es acomodar las fuentes a gusto y piacere.

           Entre las pocas cosas que sabemos, Jesús nunca se proclamó rey de Israel ni Mesías nacionalista restaurador de Israel ni dijo que iba a expulsar a los romanos, ni sostuvo que estaba esperando la llegada del Día del Juicio para la Pascua en que lo crucificaron y al no producirse el Apocalipsis terminó en la cruz, ni organizó una revuelta sediciosa antirromana. Nada de eso surge de los logia de Jesús conservados, ni de los evangelios, ni de Flavio Josefo. Por tanto, cualquier afirmacion al respecto es pura imaginación, ficción histórica y no ciencia; una hipótesis conjetural muy respetable pero huérfana de pruebas. Y es más: todo ello contradice abiertamente las fuentes. 

            Estos autores se ven obligados a a realizar operaciones mentales no admitidas en la ciencia histórica. A hacerle decir a Jesús lo contrario de lo que dicen los evangelios para acomodarlo a su idea preconcebida.  A formular asertos no comprobables sobre el estado mental, pensamientos y planes de Jesús sin disponer de una máquina del tiempo lectora de cerebros. A omitir o interpretar al revés los versículos que no concuerdan con sus teorías. A dar crédito (como si fueran episodios reales) a anécdotas milagreras que cualquier historiador rechaza de plano, para tomar de la perícopa citada alguna frase que deja mal parado a Jesús, aunque sea claro que toda la anécdota es un invento del evangelista. A interpretar literalmente frases que son metáforas, parábolas o hipérboles y que tienen un significado muy distinto. Etcétera.

    3) CUANDO LOS AGNÓSTICOS CREEN EN MILAGROS: EL CASO DEL FUEGO DEL CIELO DE LOS HIJOS DE ZEBEDEO Y EL DE LA MUJER SIROFENICIA.

    Ya hemos señalado en el artículo anterior que uno de los criterios lógicos de cualquier historiador no confesional consiste en descartar los episodios milagrosos por contrarios a las leyes naturales, salvo algunas excepciones que tambíen indicamos, como las curaciones de enfermedades psicosomáticas, que son posibles por sugestión, o las exageraciones que pueden adornar una anécdota real para realzar los poderes de Jesús.

    Ejemplificaremos brevemente el procedimiento anticientífico de que se valen algunos académicos anti jesuanos.

     Los milagros no existen cuando pueden beneficiar a la imagen de Jesús (son apologética). Pero cuando se puede sacar de ellos algo que la desprestigie o se adapte a una idea preconcebida, entonces sí hay que dar crédito al relato milagroso, por absurdo o antinatural que sea.

     Con la finalidad de sostener su idea de que Jesús y sus seguidores eran violentos, Piñero cita en una de sus conferencias el siguiente pasaje de Lucas, que se refiere a una aldea de Samaria cuyos habitantes no habían querido recibirlos:

        "Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, como hizo Elías?" (Lucas 9, 54).

         De allí deduce Piñero que los discípulos no eran mansos y tranquilos sino unas bestias brutas decididas a incinerar, mediante un rayo laser celestial o un meteorito milagroso, a los ingratos samaritanos.

          ¿Quién puede suponer que esta escena es real? ¿Acaso el fuego puede caer del cielo porque dos peregrinos enojados recen? ¿No se da cuenta Piñero de que la anécdota no es histórica? ¿Cómo se puede pensar que se describe un hecho real y no una fábula puesta en el Evangelio como enseñanza?

        Pasa por alto el erudito complutense que Lucas, como escritor paulino, tiene la tendencia inveterada a menoscabar a los discípulos de Jesús. Tanto en su Evangelio como en Hechos, enfatiza la brutalidad e ignorancia de los apóstoles, presentados por él como una docena de mentecatos que sólo adquirieron sabiduría gracias al descenso milagroso de las lenguas de fuego qdescriptas en Hechos, 2, 1-13. Esta anécdota sigue la tendencia general lucana de menoscabar a los apóstoles, ya que el único inteligente y culto debe ser Pablo, a quien se pretende ensalzar. 

         Pero además, la anécdota trasmite lo contrario de la violencia que se achaca a Jesús: el perdón. Se muestra a los apóstoles como vengativos para que Jesús tenga oportunidad de amonestarlos y decirles: "El Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas." (Lucas 9, 56). Jesús no acepta la violencia milagrosa que le proponen los temperamentales hijos de Zabedeo y manda salvar, incluso, a los despreciados samaritanos.

       Otro ejemplo denigratorio por el estilo: el episodio de la mujer sirofenicia, a cuya hija, según los antijesuanos, el nazareno habría tratado de "perra", con desprecio racista y políticamente incorrecto. No faltarán quienes propongan "cancelarlo". 

        La idea de estos estudiosos es "demostrar" que Jesús no era tan bueno ni pacífico sino que odiaba y discriminaba a los extranjeros, y además insultaba a una niña enferma llamándola "perra". Vemos aquí otra interpretacion falaz y maliciosa dictada por motivos de hostilidad ideológica. No es así, sino todo lo contrario. 

        Este episodio, como el anterior, tampoco tiene nada de real. Es otra fábula educativa del evangelista; esta vez Marcos, el más antiguo. 

           La anécdota cuenta una curación milagrosa a todas luces imposible y por tanto meramente doctrinaria. Si bien Jesús pudo haber curado enfermos mentales mediante la sugestión de los exorcismos, no se puede curar un estado mental insano mediante sugestión telepática a distancia porque el enfermo no percibe directamente la sugestión del sanador. Aquí, Jesús curó a distancia a la hija de la mujer siro-fenicia, lo que evidencia que no se trata de un hecho histórico... ¡salvo cuando se quiere buscar una frase que pueda mostrar "políticamente incorrecto" y cruel a Jesús! En esos casos está permitido creer en milagros.

           Aunque la escena no sea real y Jesús jamás haya pronunciado esas palabras, de cualquier manera la analizaremos. Hay que leer el texto completo, no un versículo suelto, y en el contexto del pasaje en que se encuentra.

"Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama."

        Es decir que después de una negativa inicial, Jesús sana a la hija de la mujer sirofenicia, premiando su fe.

        Lo que transmite como enseñanza (ya que no es un hecho histórico) es que Jesús sana a una gentil y atiende sus ruegos pese a ser gentil: lo contrario de la discriminación xenófoba que se le atribuye.

        Va en la misma línea de otros pasajes evangélicos que establecen que se va a evangelizar primero a los hijos de Israel y luego a las naciones, pero no exclusivamente a Israel. 

        Asimismo, hay que tener en cuenta el sentido que le da el relato precedente el situarlo en el contexto de Marcos. Jesús se fue a Tiro y Sidón después de haber enseñado nuevas doctrinas acerca de la limpieza de todos los alimentos (Marcos, 7, 18-19). Esta distinción entre alimentos limpios e inmundos era una de las herramientas del exclusivismo étnico que ayudaba a dificultar el trato entre judíos y gentiles. Como la circuncision, la prohibición de comer de ciertos alimentos era para separar a judios de gentiles. Por lo tanto, cuando en el pasaje anterior Jesús enseñó que todos los alimentos eran limpios, echó abajo una de las separaciones entre judíos y gentiles. En Hechos, Lucas regresa mediante una anécdota imaginativa al tema con el relato de la casa de Cornelio (Hechos, 10). Una visiónd e Dios se encarga de recordar por tres veces (ya que una vez no fue suficiente), que Jesús había limpiado todos los alimentos (Hechos 10, 15), y que por lo tanto, también podía entrar en la casa de un extranjero (Hechos, 10, 28). 

        El párrafo (Hechos, 10, 9-26), cuenta: "Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar como a la hora sexta. Tuvo hambre y deseaba comer; pero mientras le preparaban algo de comer, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto y un objeto semejante a un gran lienzo que descendía, bajado a la tierra por las cuatro puntas; había en él toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra, y aves del cielo. Y oyó una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Mas Pedro dijo: De ninguna manera, Señor, porque yo jamás he comido nada impuro o inmundo. De nuevo, por segunda vez, llegó a él una voz: Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro. Y esto sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo fue recogido al cielo."

      No se entiende hoy esta obsesión con la pureza o inmundicia alimentaria si no se comprende que esta dieta y la circuncisión eran considerados deberes sagrados para los judíos y les permitían conservar su dientidad en medio de pueblos extranjeros que los dominaban. Eran una muestra del nacionalismo judío cuyo abandono promovió Jesús de acuerdo a los relatos evangélicos, como el célebre pasaje de Mateo, 15, 1 a 20, que precede al relato de la mujer cananea.

    "Entonces se acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: "¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan."  Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended: No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra? Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo."

       Al ir Jesús a la región de Tiro y Sidón, se muestra de forma práctica las implicaciones de su enseñanza verbal anterior, preparando a sus discípulos para el ministerio futuro con los gentiles. Esto sólo podría comenzar una vez que los judíos se hubieran "saciado", lo que parecía próximo a ocurrir, a juzgar por el creciente rechazo hacia Jesús en tierra de Israel.

          Por último, el supuesto trato despectivo de Jesús al hablar de "hijos y perrillos", pretendiendo asimilarlos al desprecio de los judios a los gentiles como “perros” es también una mal intencionada interpretación. Perrillo, (cachorro), es una denominación cariñosa, no hostil, y se da en un contexto de una metáfora de la comida en la mesa que ilustra la precedencia de los judios. Y así lo debió entender la mujer, porque no sólo no se sintió ofendida, sino que lo utilizó como argumento a su favor. Para entender su significado una vez más hay que ver el contexto: los hijos de Israel, que se consideran a sí mismos "el pueblo elegido", para quienes viene en primer lugar el Evangelio, lo rechazan, mientras que hay gentiles que lo aceptan. Toda la anécdota busca mostrar este contraste. 

          Lo que enfatiza el evangelista es que esta mujer gentil suplica por unas migajas de pan, mientras que los judíos ("el pueblo elegido") rechazan el verdadero pan que había descendido del cielo (Juan, 6, 35-36). Este es el sentido de la escena y no otro. Por lo tanto, aunque Cristo iba primero a los judíos, de ninguna forma les estaba ofreciendo exclusividad. Fue la fe de la mujer la que le permitió recibir el don que los judíos habían despreciado, y fue esa fe la que logró eliminar las barreras de la alianza preferente con los judíos.

            Esta fábula-enseñanza significa lo contrario de lo que los académicos antijesuanos afirman: "aunque nuestro ministerio es primero para los judios, no excluye a los gentiles".

            Digamos más: la doctrina de esta historia tiene impronta paulina y su correlato en la epístola a los Romanos 1. Allí dice Pablo que los gentiles no son aceptados por la sangre sino por la fe, y explica la prioridad que concernía a Israel en el plan universal de salvación: "al judío primeramente, y también al griego" (Romanos 1, 16). Entonces, ¿cómo se puede entender al revés?

           Por último, se considerará esta precedencia como racista y discriminatoria, pero ello es hacer "presentismo": juzgar hechos del pasado a la luz del presente. Los judíos estaban convencidos de su preeminencia en el plan de Dios, ("el pueblo elegido"), y ese era el ambiente cultural en que se movían Jesús y los primeros cristianos. 

    Los académicos no siempre comprenden un fenómeno que sabe cualquier orador que hace política o predica ante la gente de carne y hueso: la "CONCESIÓN AL AUDITORIO". Si los judíos pensaban de esa manera, oponerse al punto de vista preferencial judío no era políticamente viable. Esta falta de comprensión de lo real práctico es lo que ha llevado a algunos guardianes de lo políticamente correcto a impugnar por racista al hombre que abolió la esclavitud en Norteamérica: Abraham Lincoln. Cuando explicaba al electorado su oposición a la esclavitud, sus adversarios le imputaban querer casar a las hijas de los blancos con libertos negros; a ello respondía Lincoln que él nunca casaría a sus hijas con negros y que lo único que pretendía era terminar con la esclavitud. A raíz de esta "concesión al auditorio", destinada a no perder votos de sus electores, Lincoln fue recientemente acusado de "racista" por no haberse pronunciado a favor del matrimonio interracial. Nótese el disparate.

4) LOS AGNÓSTICOS ANTI JESUANOS CREEN QUE JESUS PEGABA LAS OREJAS QUE PEDRO CORTABA Y QUE ODIABA A SU PADRE, MADRE Y DEMÁS PARIENTES.

    Veamos otro episodio milagrero que es aceptado como "histórico" por los anti jesuanos pese a que es una evidentísima fantasía del evangelista: la oreja cortada por Pedro durante el arresto de Jesús. 

    Esta anécdota es invocada por los apologistas anticristianos para defender el "mito de rebajamiento" de que Jesús no era manso y tranquilo sino el jefe de una banda de rufianes. El secuaz mayor de la banda sería en este caso el pobre Pedro, que es maltratado de múltiples maneras en los evangelios. Todo en torno a la figura de Pedro es contradictorio, y ello demuestra que se encontraba en el centro de las disputas de facción post jesuanas, y los evangelistas paulinos no perdían oportunidad de dejarlo mal parado, lo mismo que a la familia de Jesús.

   En realidad es poco lo que sabemos de cierto sobre la Última Cena y los episodios posteriores, ya que todo el relato se encuentra profundamente atravesado por la teología paulina, el sacrificio del cordero, la institución de la Eucaristía, etcétera. A menos que pensemos que Jesús adivinaba el futuro, parece raro que supiera que iba a morir y no hiciese nada para eludir a sus captores. En toda esta escena de sospechosas características en cuanto a su historicidad, aparece -por si fuera poco- el milagro de la reposición de la oreja, mágicamente injertada mediante un procedimiento quirúrgico instantáneo que no se ha repetido en dos mil años. ¿Cómo un historiador puede creer que esta escena tenga algo de histórico? Una vez más, se trata de una anécdota instructiva y doctrinaria, no de un hecho biográfico. El Evangelio de Juan, en su afán de dotar a la increíble escena de mayor verosimilitud, nos aporta hasta el supuesto nombre del sirviente desorejado: Malko.

       ¿Qué nos dicen los apologistas anticristianos de la academia agnóstica? Que esta anécdota increíble hay que creerla. Tal vez admiten que lo de la oreja pegada fue una exageracion, pero en cambio lo de  la espada de Pedro tiene que ser cierto, ya que deja mal parado al discípulo principal de Jesús, y además les sirve para echar mano de toda una serie de inferencias por completo fantasiosas: ya no se trataría de un exabrupto de Pedro sino de la prueba irrebatible de que Pedro era violento porque Jesús era violento, y llevaban una espada (o dos, según otro evangelio) porque en realidad eran un grupo armado que se aprestaba a derrocar al Sanedrin, al Sumo Sacerdote, al Prefecto romano con todas sus legiones y al gobernador romano en Siria, e instaurar con auxilio divino y con angelitos bajando del cielo el reino mesiánico en Jerusalén. Dan Brown pudo haber imaginado ficciones descabelladas, pero ninguna tan exuberante como esta hipótesis supuestamente "científica" de que Jesús pensaba tomar por asalto Jerusalen y expulsar a los romanos con la espada de desescamar pescados del pobre Pedro y el cuchillo de sacar tripas de pescado de don Zebedeo padre...

    Como se ve, la hipótesis es ridícula, pero viene bien para presentar a Jesús como un violento rebelde y armado, y a la vez como un demente que cree que puede enfrentar a las autoridades judías y al Imperio romano con una o dos espadas miserables. Por lo tanto, hay que creer cualquier cosa que permita a los académicos demostrar que Jesús no era un líder espiritual sino un energúmeno desquiciado y odiador.

    La escena del corte de oreja es inverosímil e inventada. De otra manera, no se comprende por qué no arrestaron inmediatametne a Pedro sino que lo dejaron seguir a Jesús lo más campante hasta la casa del Sumo Sacerdote Anás, donde fue reconocido como seguidor jesuano y tuvo oportunidad reiterada de negar a su maestro sin que nadie le tocara un pelo. ¿Cuál es la finalidad de la misma? Enseñar justamente lo contrario de lo que los antijesuanos le achacan a Jesús: a ser pacífico, a no resistirse a la violencia con violencia, a devolver el mal con bien, a hacer el bien incluso a los enemigos.

   Antes de concluir, examinaremos otra de las anécdotas peferidas de los anti jesuanos: Jesús ordena odiar al padre, a la madre, a lo hermanos y a medio mundo. Una vez más, apelan al rey de la fantasía evangélica: el imaginativo y poco histórico Lucas, 14, 26-27.

 "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo."

      Los anti jesuanos utilizan esta frase, interpretada literalmente (como jamás nadie la interpretó en dos mil años) para demostrar que Jesús no sólo era un energúmeno odiador e inhumano sino que además insultaba a la familia.

   Las reiteradas citas de las logias jesuanas en donde instituye el mandamiento de amar al prójimo como a uno mismo quedan así desbaratadas porque Jesús ordenó odiar a su propia madre y padre y mujer e hijos, a sus hermanos, hermanas y aún su propia vida. No sólo se estaría contradiciendo a sí mismo, sino (lo más importante) al propio Dios Padre que en la Tabla de los Diez Mandamientos ordenó expresamente "honrarás a tu padre y a tu madre".

    Debido a estas razones, nunca se interpretaron aquellos versículos en forma literal; siempre se los tomó como una hipérbole típica destinada a remarcar la necesidad de subordinar los lazos familiares a los lazos evángelicos en virtud de la superior misión de sus discípulos. Porque no se trata de una norma general sino de una regla para los díscípulos, a los que se les exige, como veremos, no odiar a su familia, sino renunciar a todo.

    La aclaración de los dos versículos aparece al final del párrafo, en el 33: "Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo."

        Vale decir que no se trata de odiar a la familia sino de renunciar a los lazos familiares para dedicarse al ministerio. Mateo (10, 37) lo expresa de otra manera: "El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí."Y Juan (12,25), dice: "El que ama su vida la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para vida eterna." Todos versículos donde lo que se expresa no es el odio de un psicópata por su familia sino la necesidad del renunciamiento para quienes van a asumir el ministerio jesuano.

        En las próximas entregas seguiremos analizando los versículos y las perícopas de que se valen los defensores de un supuesto Jesús violento y nacionalista y demostraremos que se trata de interpretaciones sesgadas y falsas. Asimismo, demostraremos que el noventa y nueve por ciento de las logia jesuanas tiene una tendencia unívoca netamente pacifista, y que las contadas citas que parecen contradecirlas son distorsiones deliberadas de los académicos.