Cuando se le pregunta al Pato sobre el sentido y el valor de las
organizaciones armadas en aquellos años previos al regreso definitivo de Perón,
reflexiona durante un momento y luego responde:
-Lo primero que debemos concluir es que fueron una etapa inevitable, producto de la
situación de represión política y social que se vivía en el país. Yo creo
que las “organizaciones armadas”, primero provienen, en alguna medida, de lo
que había hecho anteriormente el peronismo, y en segundo término de todo ese
movimiento mundial de que ya hablamos, de la revolución cubana, de los
movimientos de liberación nacional de África y de América Latina, de las
modificaciones del Concilio Vaticano en la Iglesia Católica, y lo que
significaron en países como el nuestro, profundamente católico, los obispos y curas
del Tercer Mundo en América Latina ... ¡que no fueron pocos, eh!... Me acuerdo
de haber leído de Norberto Habbeger, que era periodista y uno de los fundadores
de Descamisados, un libro suyo que me obsequió, y luego perdí, "Camilo
Torres, el cura guerrillero": el cura colombiano[1]
que fue uno de los tipos que agarró las armas, posterior a que lo mataran en la Colombia del año 48 a ese gran líder
popular, Jorge Eliecer Gaitán[2],
que tenía puntos de contacto con Perón. Y así como este cura, hubo en todas las
iglesias de América Latina tipos similares. A todo eso sumemos la incorporación
a la política revolucionaria de nuevas generaciones provenientes de distintos
sectores sociales. Hubo una expansión política fenomenal, sobre todo bajo la
dictadura de Onganía. Pero esto ya se venía dando desde antes. Y las
organizaciones armadas son producto de todas estas variables, juntas,
mezcladas. Pero, si yo me acuerdo, digamos de lo que viví, que fue
fundamentalmente el grupo conocido como Descamisados[3],
que abrevaba en la Democracia Cristiana, no es que solamente estábamos tipos de
clase media, ¡macanas! Yo te puedo contar de parvas de compañeros que fueron de
los primeros tipos que se incorporaron a los Descamisados, antes de que esta
orga se sumara a Montoneros, y no eran pocos los laburantes e hijos de
laburantes. Ojo con ese mito de que las organizaciones armadas eran solo de
clase media alta. Y como en esta, en otras organizaciones, se iba dando un
agrupamiento. Porque al peronismo, a la
vuelta de Perón, le faltaba todavía una vuelta de tuerca para derrotar a las
dictaduras militares. Yo no sé si solamente la lucha sindical o la lucha del
conjunto del movimiento alcanzaban. Y ahí es donde estas organizaciones
aparecían como una herramienta. En aquellos años, a mí me pareció que este fenómeno le dio a
Perón la posibilidad de decir: "A ver, muchachos, vengan para acá, rebélense!".
Las introduce dentro de su dispositivo de conducción y su estrategia general.
Después se les fue de las manos, se hizo incontrolable.
“Pero esto de la dificultad de controlar el peronismo es algo que
viene desde los comienzos. El movimiento fue siempre informe, con
esa diversidad de lo popular ya desde sus mismos orígenes. No me entra en el
balero cómo hizo Perón para ganar la elección en 1946, con muy poco tiempo de
organización. Los mismos tipos que
hicieron el 17 de octubre, que arrancaban de Tigre, o de Lomas de Zamora, o de
Avellaneda o Ensenada, caminando porque no tenían ni para el bondi, ese
“subsuelo de la Patria sublevada” como dijo Scalabrini Ortíz, cuatro meses
después ganaron una elección. No sé cómo. Porque el sindicalismo peronista
recién se había iniciado, y no había partido organizado. Porque una cosa es la
bronca y las ganas de cambiar y otra es
la organización indispensable para materializarlo en las urnas, donde tres años
antes te decían: “Usted ya votó”, cuando no habías votado. Digamos, gente sin
instrucción, en apariencia sin mucha organización, y de repente estaban
manejando y ganando una elección popular en 1946. Es cierto que Perón había
sumado dirigentes experimentados con una larga historia en el radicalismo, en
el socialismo, etc. Pero así y todo, había que organizar aquello que era nuevo…
Esto yo lo escuché de muchísimos compañeros viejos… Nadie sabía cómo se hizo.
Juancito Molina, viejos amigos que ya han muerto, que fueron a votar en esa
jornada gloriosa, cada uno te cuenta una cosa distinta.
- ¿Juancito Molina es uno de los
que están en la foto famosa del 17 de octubre, con las patas en la fuente?.
- ¡Sí, sí! (Risas). Lo jodían, le
decían “vos pusiste las patas ahí, para lavarte, hijo de puta” (Más risas). Y
Juan decía: “Claro, si yo no tenía agua en casa” (Más risas). Juan, Cuellito…
¡Qué se yo! El peronismo fue así. Las grandes cosas populares. A uno le cuesta,
años después, entender cómo se hizo esa epopeya. Y de esa manera extraña,
colectiva, imparable, funcionó también la resistencia peronista, y se
fueron articulando, o no, las organizaciones armadas. Por eso decía que esto ni
la KGB y la Cia sumadas lo hubieran podido encuadrar.
-Pero volvamos a tu vida en los
sesenta y setenta.
-Sí. Al
mismo tiempo que me involucraba más y más en política –dice el Pato-, empecé a
estar de novio con quien fue mi primera mujer. Ya conté cómo nos casó Carlos Mugica después de un noviazgo corto. Ella, como yo, y como tantos jóvenes de entonces,
se sintió convocada por el compromiso social. Así como yo me había ido por
Mugica a Fortín Olmos, ella viajó con otros compañeros a los Valles
Calchaquíes, con la misma motivación. Noviazgo y matrimonio venían combinados
con ese compromiso, con esa militancia. La militancia era nuestra vida.
-¿Y cómo combinabas esa militancia con el futbol?
-Eran vidas paralelas. Lo que a mí siempre me dio más paz, me puso
más los pies sobre la tierra, fue el futbol, el deporte… Yo seguía mi carrera
deportiva en los clubes. En el fútbol me decían: “¿Pero vos estás loco? ¿Qué
estás haciendo?”. Me cargaban en el ’71 cuando empecé a jugar en Acassuso y andaba
clandestino, escondiéndome: “¿Vos sos medio pelotudo? ¿A qué te dedicás? El
otro día teníamos que jugar contra Defensores de Belgrano, y nos cagaste, no
apareciste…”
-¿Quién te reclamaba?
-¡Los compañeros de fútbol! Si hoy
todavía los veo, y me dicen: “Vos eras un loco de mierda”. La política tampoco
se entendía mucho cuando no militabas. La política había arrasado con todo, había
llevado a todo lo otro contra un rincón. Era un vendaval. La JP brotaba de la
mañana a la noche, y movía miles y miles; la juventud sindical movía menos,
pero también movía. La juventud peronista eran grupos que vos no sabías
ni a quién pertenecían, estaban más o menos encuadrados algunos, y otros eran
pendejos de familias peronistas, y muchos que se fueron haciendo peronistas. Es
muy difícil. Cuando uno lee las cosas escritas parece mucho más fácil de
entender de lo que en realidad fue en ese momento. Después, el sindicalismo
tuvo mucho que ver.
-¿Cómo es eso? Porque siempre se pone
esquemáticamente de un lado la JP y del otro el sindicalismo. Contá del
sindicalismo y su influencia.
- Yo me acuerdo de haber conocido,
en aquella época, en la primera resistencia, a dirigentes gremiales, que además
estuvieron también en las organizaciones armadas. No es que las organizaciones
armadas estuvieran totalmente despegadas del movimiento obrero, porque había
compañeros de esa extracción. Yo me puedo referir con más precisión a la orga
que conocí, que es a la que pertenecí muy de entrada, Descamisados, donde
estaban los tres que fueron los iniciadores: Oscar de Gregorio, Horacio
Mendizábal, y Norberto Habbeger.
- ¿En qué época fue eso?
-Y, nos empezamos a conocer en
el año 1967. A éstos tres compañeros, yo los veía con frecuencia en lo de Julio
Barbaro, porque ahí morfábamos, ellos, nuestras novias, o las que eran nuestras
mujeres entonces… Ahí charlábamos. Asimismo estaba el negro Sicardi, que era un
pibe, que fue también de los iniciadores, que después se recibió de contador,
pero no era de clase media, sino de condición más popular. Cristina Ruiz, la
mujer de él, era también una piba de clase humilde. Estaba Fernando Saavedra, y
su novia, ese sí era un tipo patricio.
-¿Pero cómo se empezaron a
conocer?
-Los fundadores de Descamisados
venían los tres de la Democracia Cristiana.
Y Julio también, claro, y era además un importante militante estudiantil.
Yo me acuerdo perfecto de la casa de Julio, porque vivía a dos cuadras de la
Federación de Box, por Castro Barros. Me acuerdo de su padre, que era
colchonero… Lo conocí al viejo, a la madre… Morfábamos ahí con Julio. Y después
a Julio, cuando empezamos a tabicarnos, por células, lo dejé de ver por mucho
tiempo.
- ¿Y cómo decidieron formar el
grupo?
- Porque muchos compañeros cristianos
ya venían muy embalados con todo el tema este de la opción por los pobres y las
orgas armadas… Norberto Habbeger lo
había conocido al cura guerrillero, a Camilo, del que escribió ese libro que
mencioné. Entonces, imagínate el
quilombo de mi cabeza… ¡Entre el fútbol, y eso, yo qué sé!…
- Pero vos dijiste, hace un ratito,
que lo que te salvó fue el fútbol; que no te hiciste tan intelectual; que te
puso los pies sobre la tierra.
-Sí. Pero estaba muy metido en esta
orga, como nos enganchábamos todos, porque todo hacía que vos te emblocaras y
te solidificaras en esos grupos. Yo estuve muy firme ahí.
-¿Estaba Dardo Cabo, también?
-Sí. Pero yo no lo conocí ahí. Lo
conocía, pero no sabía que estaba. No siempre sabíamos qué otros compañeros
estaban en la orga. ¡Un compañerazo! Un cuadro de acción que venía del nacionalismo y
de la relación fuerte con los sindicatos: había estado en el desvío de un avión
a las Islas Malvinas. Él ya estaba en la dirección de Descamisados cuando
nuestra organización, tiempo después de la Operación Aramburu, se incorpora a
los Montoneros. Y el padre, Armando, fue un dirigente gremial
de mucho peso, de los metalúrgicos, que llegó a disputar una interna con
Lorenzo Miguel. También hubo cierto mito alrededor de Dardo Cabo porque algunos
lo sindicaban como el tipo que mató a Vandor: decían que fue unos de los que
entraron en la UOM de Cangallo, que lo dejaron entrar porque lo conocieron,
porque lo conocían a su viejo; que él fue el que subió y participó de la muerte
de Vandor. Esta era la bola que se corría,
pero después nunca se comprobó.
- ¿Y qué era Descamisados, en ese
momento?
- Y, antes de llamarse
Descamisados, éramos unos “colifas” de la militancia, que debatíamos y hacíamos
actividades militantes todo el tiempo. Delirábamos
con formar una organización revolucionaria, que fuera más allá de distribuir
volantes o hacer actos relámpago; creíamos en el “hombre nuevo”; nos influyó
mucho el clima de época de la revolución cubana, el mayo francés, etc..
Veíamos cambios en el movimiento obrero: se fortalecían tendencias combativas;
se empezaba a hablar de Raimundo Ongaro[4],
el jefe de los gráficos; a su alrededor se congregaba el gremialismo peronista
“duro”, la CGT de los Argentinos, en la sede de los gráficos, en Avenida Paseo
Colón. Mis amigos y yo andábamos por allí, nos encontrábamos con compañeros que
andaban en la misma búsqueda. No había posibilidad de no
ir. Era como ir a tomar un café a la esquina de tu barrio. Iban todos ahí.
- ¿A Raymundo Ongaro lo conociste?
- Sí, un cuadrazo, pero no recuerdo
si en esa época lo traté. A Julio Guillan[5] lo
conocí mucho, porque después lo vi, a la vuelta de los años, en otros lados.
Dante Oberlín, que fue un dirigente gráfico santafesino, fue mi amigo del alma,
que murió hace un tiempo. Hugo Anzorregui, que fue de la SIDE con Menem, era el
abogado de varios sindicatos; él también jugaba al fútbol con el cura Mugica.
Su padre había sido presidente de la Suprema Corte bonaerense, con Perón, en la
primera presidencia. Era de una familia cajetilla, de las que pudo haber
enganchado Perón. Y, como ya conté, yo andaba repartiendo los diarios de la CGT
de los Argentinos aprovechando los partidos. Por ahí tengo una nota
periodística que hicieron años atrás en Pergamino recordando la anécdota. Ahí,
dicen, que yo jugaba bien en Douglas High, pero les rompía las pelotas con esos
diarios, y habrán dicho: “A estos no los traemos más ¡Qué carajo nos importa la
Revolución en Pergamino!” Y nunca más (risas).
-¿Cómo es que todo este movimiento se
hace masivo?
-Lo que hay que pensar es que se
habían roto los diques. Había un dique, que era la Iglesia, y con el Concilio
Vaticano II se rompe la Iglesia tradicional, y los pibes que iban a la Acción
Católica… El dique Partido Comunista era otro, que con el Mayo Francés se
termina, y surge la nueva izquierda… Toda esa gente suelta, se mezcla con
Perón. Más el sindicalismo… Lo que unifica toda esa diversidad es la
conduccion de Perón. Esto pasaba en todos lados, porque no es solo que
en Argentina hubo gente que de la Iglesia y lo social pasó a la política, sino
en todo el continente. No es solo que se rompe el Partido Comunista en
Argentina, se rompe en el mundo, y empiezan a aparecer corrientes de izquierda
alternativa. ¿Qué hace Perón? Perón encarrila todo eso, y lo liga a su propia
historia, y a los trabajadores y el sindicalismo. Entonces, se genera un proceso
muy masivo. Lo de los ’70 fue muy masivo. En apariencia inorgánico,
para los cánones tradicionales de lo orgánico, pero Perón lo dirigía. Se rompe
la Democracia Cristiana; se rompe el Ejército, y empiezan a aparecer los
milicos nacionales. ¡Es decir, venía de todos lados la cosa! Venían
tipos muy diversos, hasta contradictorios. De allí que hubiera también
enfrentamientos muy fuertes por la gran diversidad de opiniones, orígenes, etc.
-¿Hubo algún momento en el que
dijeron “A partir de hoy somos el grupo Descamisados, nos vamos a organizar de
la siguiente manera, cada uno tiene tal tarea…”?
-Sí, si, por supuesto- dice el
Pato-. Como te decía, queríamos pasar a otro tipo de lucha que nosotros
creíamos en ese momento más decisiva frente a la asfixia política que vivía el
país. Vos pensá que no había democracia, que el principal dirigente popular
estaba exiliado, que el principal movimiento político estaba proscripto, y, ¿cómo
se salía de eso? No se sabía. Pero creíamos que había que hacer algo. En el país ya había habido expresiones guerrilleras, tanto
marxistas como peronistas. Por supuesto, habían existido los uturuncos[6],
un grupo de pioneros que armó la primera guerrilla peronista a fines de los
años cincuenta en tiempos de la Resistencia; una década más tarde, otro grupo
de compañeros intentó desarrollar un foco en Tucumán, en Taco Ralo[7].
En Salta, un poco antes, un grupo activado directamente desde Cuba pero integrado
por muchachos de Buenos Aires (la mayoría disidentes del Partido Comunista),
había formado el llamado Ejército Guerrillero del Pueblo[8], que concluyó desbaratado y con la mayoría de
sus miembros presos. Y durante el gobierno de Arturo Illia un sector proveniente
del nacionalismo, el Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara, liderado
por Joe Baxter[9],
había iniciado una breve experiencia de insurgencia urbana que incluyó una
“expropiación”, es decir, un choreo: el famoso golpe sobre el Policlínico Bancario[10]
de la avenida Gaona, en Buenos Aires. Estábamos rodeados por toda esa
atmósfera. Leíamos bastante, discutíamos mucho entre nosotros y con amigos que
compartían a grandes rasgos nuestras inquietudes. También se estaban formando
otros grupos como los “demetrios”[11],
o como “Guardia de Hierro”, que dirigía el gallego Alvarez[12].
“Sea
como fuere -dice el Pato-, nuestro grupo seguía pensando en pelear por ese
retorno del General. Practicábamos tiro al blanco en
descampados bonaerenses. Habremos sido treinta locos
de la guerra. ¡Imaginate! ¡Yo era instructor de tiro!
En mi puta vida había tirado, pero se suponía que yo debía saber tirar porque
paraba bien la pelota ¿viste?... (Risas)
-Claro. Tenías buena
coordinación física como deportista.
- Y sí, al lado de los gordos,
yo era Gardel. Había guerrilleros gordos, como los canas gordos, que no podían
ni correr. (Risas) Yo estaba entrenado, por el futbol, entonces parecía Cisco
Kid. (risas) ¡Claro! Era así.
- Y por eso ya eras el
instructor…
-Imaginate qué colifas que
estábamos. Una instruida mía fue la mujer de de Norberto Habbeger, con la que
hice mi primera operación militar, que mejor no te cuento lo que fue. Ella era
rellenita, y si nos veía un cana, y
teníamos que correr diez metros, la agarraban de las pestañas… (Risas). Una
mina bárbara, ojo. Pero era todo así. Y nosotros creíamos que éramos muy
organizados. ¡La Argentina estaba loca, el mundo estaba loco, y nosotros
también!
“Después, poco a poco,
empezamos a imponernos una disciplina más rígida. Cuando nos hicimos una orga
un poco más seria, vivíamos colectivamente, de a grupos, en viviendas asignadas
con criterio organizativo. Hacíamos un pozo común con los ingresos y los
administrábamos y distribuíamos con pautas decididas colectivamente. Nuestras
familias no debían conocer nuestros domicilios. Mi primera mujer y yo vivíamos,
por ejemplo, con otra pareja, Tate y Tojo,
en una casa en la calle Monroe 4140, cerca del Hospital Pirovano. Yo
trabajaba en Kasdorf y Tojo estudiaba
derecho y dedicaba buena parte de su tiempo a la militancia. Vivíamos
los cuatro ahí. Ni unos ni otros teníamos pendejos, pero nuestros primeros
hijos nacieron por esas épocas. Y de esa casa me acuerdo porque en ella recibíamos visitas de conspiradores militantes, con los
que analizábamos cómo impulsar la organización popular, y también la de
deportistas, aportados principalmente por mí. Recuerdo la presencia de Huguito
Pezzi, que había jugado en Boca, donde fue campeón, y que ese año jugaba en
Comunicaciones. También la de Juancito Tamburrino, que había jugado en
Argentinos Juniors, y la de Horacio Rognoni, un marcador de punta duro, gran
jugador de hockey y padre de una de “Las Leonas”. Y vos fijate qué loco: mi
quilombo era que, cuando pasamos a ser una organización militar, los jefes
lógicamente me decían: “Vos no podés jugar al fútbol”. Y yo los mandaba a la
concha de su hermana. No entendía mucho eso. Me decían: “Vos no podés jugar al
fútbol”, y ¡claro!, yo no jugaba ni en Boca, ni en River, jugaba en primera B, pero
igual no quería largar ni loco. (Risas).
-¿Puedo preguntarte algunos detalles
de la vida cotidiana en la juventud vinculada a las organizaciones? Algunos me
han hablado, por ejemplo, de moralismo. ¿Existió eso?
-Siii. En algunas
organizaciones te controlaban. Si te mandabas macanas en tu vida privada, te le
tirabas a alguna compañera casada o algo así, ¡te aplicaban la castración! (risas). Hablando en serio. Cierto puritanismo
existía. Eso tenía que ver, no sólo con el compromiso absorbente con la
política sino también, pienso yo, con todos los curas que rondaban. No era una
pelotudez. Había todos esos curas cercanos a las organizaciones que influían
mucho sobre nosotros. Mucho más en Capital Federal que en el Conurbano…. ¡Acá
en el Conurbano, los muchachos se culeaban todo! (Risas). Era muy extraño el menjunje que se armaba entre dos mundos
sociales distintos, a través de la militancia. Minas que venían de Filosofía y
Letras a militar en la villa, con toda una visión idealizada del villero, y
volvían orgullosas porque “esta noche me culeó un compañero de la villa”. (Risas). Pero tambien tenía que ver con
el origen de las organizaciones. La nuestra era más moralista porque veníamos
del cristianismo. Otro tema que se vincula a nuestro origen como organización
era el “no matar”.
-Explicate.
-Los Desca, originariamente, rompíamos
las pelotas con "no matar", cosa que en la guerrilla puede parecer un
contrasentido, pero que a nosotros nos parecía lógica porque lo que buscábamos
era dar un testimonio. Nos entrenábamos mucho para que los operativos no
tuvieran víctimas. Sobre eso se hizo mucho hincapié en los Descamisados. Cuando
nos unimos a los Monto fue todo más enquilombado; porque ya era más
enquilombado el momento, también, y había avanzado mucho la violencia. En
determinado momento la cosa se puso demasiado pesada y hasta tuvimos que
rajarnos.
-¿Por qué estuviste rajado?
-Mi primera mujer y yo nos fuimos a vivir con otros dos compañeros, otra pareja, Ricardo Dios, y la “Petisa” Norma, su mujer, que vivían por Villa Urquiza… A él años más tarde lo asesinaron en la represión. ¡Un pibe fenómeno! Y nuestros compañeros anteriores, Tate y Tojo, se mudaron a Olivos, y quedaron en la mira de la cana por una persona con la que compartían la casa, que se mandó una macana. Y la policía los fue a buscar a ellos de rebote. Ya había nacido Bernardita, mi hija mayor, y ellos tenían ya a su hijo Tomás… Y fijate lo que son las cosas: cae la cana a buscarlos en Olivos, donde vivían, la detienen a Tate y a su hijo Tomasito, que tendría uno o dos años, y Tojo se raja. Habíamos comprado una camioneta para que Tojo (que años más tarde se recibió de abogado estando en cana), manejara e hiciera de fletero. Habíamos puesto la camioneta a nombre suyo y mío, entonces cuando los fueron a buscar a ellos aparecieron los papeles de la camioneta, y me fueron a buscar a mí también, y pasé a ser otro sospechoso. Fue así que con mi primera mujer nos tuvimos que rajar. Había que actuar rápido, dejar la casa, buscar otro lugar. Empezó mi etapa de clandestinidad. Recuerdo dónde pasamos la primera noche: en un hotel alojamiento, en Puente Saavedra. Después todo fue peregrinaje entre domicilios de compañeros. Eso fue en el ’71, 72..
[1] Jorge Camilo Torres Restrepo (1929-1966), fue
un sacerdote católico colombiano y una de las cabezas de la Teología de la
Liberación. Promotor del diálogo del catolicismo y el marxismo, fue cofundador
de la primera cátedra de Sociología de Latinoamérica en la Universidad Nacional
de Colombia. Pasó a ser conocido como “el cura guerrillero” a partir de su
militancia en el Ejército Nacional de Liberación. Murió el 15 de
febrero de 1966 en el combate de Patio Cemento, contra el Ejército colombiano. Su
cadáver fue ocultado en lugar secreto.
[2] Jorge Eliecer
Gaitán Ayala ( 1903-1948) fue un notable intelectual y político colombiano, que
ejerció varios cargos de importancia y destacó como orador popular de tendencia
izquierdista y como jefe del Partido Liberal. Precandidato a la presidencia de
Colombia, fue asesinado para detener su acceso al poder, desatando una ola de
protestas masivas conocidas como “Bogotazo” e iniciándose un período de fuertes
convulsiones y violencia. Dos ex agentes de la CIA han reconocido la
intervención de la agencia norteamericana en el asesinato del líder colombiano.
[3] Descamisados
fue una organización armada proveniente de la fusión de diversos grupos del
nacionalismo católico y la democracia cristiana y del peronismo, y de la
experiencia de trabajo en villas y fábricas, creada hacia 1968, y fusionada con
Montoneros en 1972. Entre sus fundadores figuraban el abogado laboralista Horacio
Mendizábal, vinculado entonces a la CGT de los Argentinos, el periodista
Norberto Armando Habegger, el militante Oscar
de Gregori (1941-1978), y otros jóvenes. Aunque se menciona como una
acción de esta organización el asesinato del dirigente metalúrgico Augusto
Timoteo Vandor, supuestamente ejecutado
por Dardo Cabo, la autoría de esta acción no es para nada clara, y mucho menos
que la organización Descamisados hubiera estado detrás de la misma. Mendizabal,
incorporado a Montoneros, muere en 1979 durante la Contraofensiva, luego de un
enfrentamiento con el Ejército. Habberger fue secuestrado en Brasil el mismo
año permaneciendo desaparecido. De Gregorio fue secuestrado y asesinado en la
ESMA.
[4] Raimundo José Ongaro (1925- 2016) fue el más destacado y
representativo dirigente del ala revolucionaria del sindicalismo peronista. Fue
durante muchos años secretario general del gremio de los gráficos, y en 1968, durante
la dictadura de Onganía, fundó la “CGT de los
Argentinos”, que
se haría célebre por sus posiciones de enfrentamiento a la dictadura militar y
de apoyo a los levantamientos populares como el Cordobazo. Encarcelado junto
a Agustín Tosco y Elpidio Torres, a su salida de prisión organizó el Peronismo de Base, y tiempo más tarde participó en 1974 en el lanzamiento de la Coordinadora
de Gremios, Comisiones Internas y Fábricas en Conflicto. En 1975 fue nuevamente
encarcelado , y luego se exilió fuera del país hasta el regreso de la
democracia. A partir de 1989 apoyó a
Carlos Menem.
[5] Julio Isabelino Guillán, dirigente telefónico
proveniente de los Talleres Ciudadela,
militó en la CGT de los Argentinos junto a Ongaro. Estuvo siete años preso
durante la dictadura militar. Tras su liberación retomó la actividad política
desde el sindicalismo combativo. Fue dirigente nacional de la Federación de
Obreros y Empleados Telefónicos (FOETRA). Tras su paso por la renovación
peronista, en 1987 se unió al Grupo de los 15, cercano al alfonsinismo. En 1989
apoyó a Menem y la privatización de Entel, despertando fuertes críticas de los
defensores de la empresa estatal. Falleció en 1997.
[6] A partir de 1959 un
grupo de miltiantes de la resistencia peronista del NOA intentan organizarse
como guerrilla rural en la selva tucumana, en el departamento de Chicligasta,
bajo la denominación Ejército de Liberación Nacional-Movimiento Peronista de
Liberación, aunque se los conoció popularmente como “uturuncos”. Se los considera unánimemente la primera
experiencia guerrillera del siglo XX en Argentina.
[7]Taco Ralo fue la acción que presentó en sociedad a las Fuerzas Armadas
Peronistas (FAP), organización armada creada en 1968 y
liderada por Envar “Cacho” El
Kadri. El 17 de septiembre de ese año las FAP
instalaron un campamento integrado por 14 guerrilleros en la localidad de Taco
Ralo, provincia de Tucumán, para realizar entrenamiento militar. El 19 de
septiembre el grupo fue sorprendido y detenido por la Policía.
[8] El Ejército
Guerrillero del Pueblo fue la primera experiencia foquista, de
inspiración nítidamente guevarista, en el país, que intentó fallidamente hacer
pie entre 1963 y 1964,
en la selva de Orán, en la provincia de Salta. Dirigida
por el periodista argentino Jorge Masetti en
calidad de “comandante segundo” (el comandante primero era el propio Che
Guevara desde el extranjero) e integrada por unos 30 guerrilleros, mayoritariamente argentinos, pero
también con algunos veteranos cubanos, resultó un fracaso completo que pareció
preanunciar la experiencia fallida del Che en Bolivia tiempo después. Al serle
imposible sostenerse, fue derrotado por la Gendarmería sin
mayores dificultades. Masetti desapareció en la selva.
[9] José
Luis “Joe” Baxter ( 1940 - 1973) fue un pionero de la guerrilla argentina, de ascendencia irlandesa y
uno de los fundadores, en 1957, del Movimiento
Nacionalista Tacuara.
Originalmente profesó el nazismo y el antisemitismo; viró más tarde hacia el
catolicismo nacionalista, y adquirió paulatinamente creciente simpatía con el
peronismo. El 1962 se separa del tracuara original y funda con otros el MNRT (Movimiento
Nacionalista Revolucionario Tacuara), filoperonista. Entre las acciones de esta nueva agrupación destaca el
asalto al policlínico Bancario. Conoció a Perón en Madrid durante un periplo
por Europa. Combatió en Vietnam contra los norteamericanos, siendo condecorado
por Ho Chi Min. Asimismo participó de los Tupamaros en Uruguay. Recibió
instrucción militar en China y en Cuba. A partir de 1968 vira hacia la
izquierda marxista, conoce a Roberto Mario Santucho y se integra al ERP. Muere
en un accidente de avión en Francia en 1973.
[10] 29 de agosto de 1963.
[11] El
Encuadramiento de Juventud Peronista (los “demetrios”) fue una importante
agrupación militante de las juventudes políticas. Dice sobre ellos un reciente
estudio: “Los “Demetrios” definían su accionar dentro de lo que llamaban la
“lealtad objetiva y doctrinaria” al general Perón, lo que nos permite ubicarlos
dentro del peronismo “ortodoxo”, en una trayectoria semejante a la de Guardia
de Hierro. No obstante, sus orígenes y ciertas formulaciones teórico-políticas
los hicieron recibir motes tan disímiles que, en la jerga militante, iban desde
el de “troskos” al de “hitlerianos” (Denaday, Juan Pedro, “ “Los “demetrios”:
¿troskistas, peronistas, nazis?” www.uel.br/
revistas/uel/index.php/antiteses/article/viewFile/14350/12806).
[12] “Guardia
de hierro” fue una organización política peronista, de enorme influencia en la
formación de cuadros, fundada por Alejandro “el gallego” Alvarez durante la
Resistencia peronista, que defendió la conducción del General Perón y el
trabajo militante en los barrios populares y se opuso a las posturas
militaristas del Montoneros y el ERP. Entre sus cuadros o afines más relevantes
se suele mencionar al jesuita Jorge Bergoglio, electo Papa en 13 de marzo de
2013.