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sábado, 7 de noviembre de 2020

PINO SOLANAS, ARTISTA, POLÍTICO Y HOMBRE DE BIEN. Por Javier Garin


Por Javier Garin

Un día de 2014 o 2015 recibo una llamada del despacho de Pino Solanas. Su secretaria me dice que el gran cineasta quiere invitarme a cenar a su casa. El motivo es Perón.
Poco tiempo antes yo había publicado mi libro "EL ÚLTIMO PERÓN" y le llevé un ejemplar. Pino me llamó inmediatamente para felicitarme. Estaba sinceramente conmovido, debido a su enorme amor a Perón, y me dijo que yo había acertado al reflejar la vejez del líder, y que él compartía las ideas volcadas en el libro. Se mostró tan entusiasmado que me invitó un par de veces a comer con un grupo de compañeros, entre los que se contaban Alcira Argumedo y Jorge Rulli.
Esta vez la cena es en su hermosa casa antigua, en una esquina de San Isidro, refaccionada con buen gusto y decorada con mil objetos y recuerdos de su carrera cinematográfica de todo el mundo. La compañera de Pino prepara unos ñoquis exquisitos. Hay dos comensales invitados: Julio Bárbaro y yo. Los dos hemos escrito hace poco sobre la vejez de Perón. Pino -nos cuenta- está trabajando en un documental sobre el mismo tema, "El Legado". Nos quiere mostrar una versión en crudo, a la que aún falta trabajo de edición y de banda sonora. Quiere conocer nuestra opinión.
Durante la cena, Pino nos refiere mil anécdotas de los seis meses que pasó en Madrid con Octavio Gettino filmando las reflexiones y mensajes de Perón. Para ello tenían que superar el tedioso filtro de López Rega, que siempre los bicicleteaba. A veces debían esperar semanas antes de poder reanudar la entrevista. Pero al fin lograron esas espléndidas películas de análisis histórico y doctrinario ("Perón: la Revolución Justicialista", y "Perón: actualización doctrinaria para la toma del poder", 1971), en donde un Perón viejo, pero sumamente lúcido, explica su gesta de gobierno y enuncia un mensaje para la juventud y el pueblo argentino, a veces en su escritorio y en pose de estadista, a veces en camisa de entrecasa en el jardín. Son las películas más vistas por los peronistas de todos los tiempos y un documento histórico extraordinario.
Pino nos cuenta en la sobremesa que Perón los había llamado a Madrid a los dos jóvenes cineastas del Cine Liberación para agradecer su film anterior. En Italia, en el Festival de Pessaro, y luego en Cannes, se había proyectado con enorme suceso "La Hora de los Hornos" (1968); y por primera vez había llegado a Europa una visión diferente sobre Perón y el pueblo peronista, desmitificando la idea de un líder fascista que entonces se tenía sobre él. Perón estaba muy entusiasmado por las críticas que leyó en los diarios italianos, y por eso accedió a aquellos históricos reportajes.
Pino nos cuenta también que las películas no contienen todo el material. Sube a un altillo atestado de documentos y filmes viejos y nos trae una serie de cajas con metros de filmaciones no utilizadas y decenas de cintas de grabación con la voz de Perón. "Tengo todo esto y así se me ocurrió que debía utilizarlo. Empecé a escuchar estas grabaciones y me pareció una pena no darles uso." Perón aparece hablando en forma natural entre toma y toma, dice chistes, putea... Así es cómo se le ocurrió hacer su filme "El legado" (2016), que habla sobre el legado de Perón pero que también es un legado del propio Pino.
Cuando termina la cena proyecta para nosotros la película en una increíble avant premiere. Y luego, todos emocionados, nos quedamos charlando hasta altas horas de la madrugada.
Para mí fue como un sueño, porque siempre fui un admirador encendido de Pino.
Con el regreso de la democracia supe de sus filmes de los años sesenta, ese cine político y a la vez artístico, renovador y poderoso. En los años ochenta y noventa me deslumbró con sus ficciones extraordinarias: "El exilio de Gardel" (1985) y "Sur" (1988).
En tiempos de Menem me acerqué tímidamente a Pino para militar con él contra el menemismo. Después volvieron a deslumbrarme sus innovadores y magníficos documentales post 2001: "La dignidad de los nadies" (2005) y toda la serie de filmes dedicados a la denuncia de crímenes ambientales.
En el año 2009/2010 volví a coincidir con Pino en una lucha popular. Él estaba filmando su denuncia contra la megaminería en la Cordillera: "Tierra sublevada: Oro impuro" (2009). Yo era abogado de los vecinos de Andalgalá contra la megaminería en el cerro de Agua Rica.
Siempre Pino Solanas fue para mí una inspiración y un ejemplo, como seguramente lo fue para muchos argentinos y tambien para los admiradores del buen cine en todo el mundo. Creo que pocos jóvenes compatriotas imaginan el grado de respeto que existe en el mundo del cine europeo y mundial hacia Pino, porque fue un maestro y un creador lleno de ideas innovadores en sus concepciones y en el lenguaje cinematográfico. Fue el único cineasta argentino premiado como mejor director en Venecia (premio especial del Jurado por "El exilio de Gardel"), en Cannes (por "Sur"), y en Berlín (Oso de oro a la trayectoria). En su edición del sábado recordaba "Le monde", en una admirativa necrológica: "Fernando Solanas y su escenarista Octavio Gettino fueron los apóstoles de un "tercer cine", revolucionario, insurgente contra el cine comercial hegemónico, hollywoodiense, pero tambien contra el cine de autor europeo, calificado de "reformista". Traducido a numerosas lenguas, su Manifiesto ha sido escuchado, sobre todo en el Tercer Mundo y en los países anglosajones, donde sirvió de inspiración a una corriente filmes militantes basados en su modelo."
Por eso me molestaban tanto los fanáticos y los trolls que, sin saber nada de Pino Solanas, sin haber visto sus filmes y sin preocuparse por conocer su trayectoria, lo criticaban tan liviana e injustamente porque no les gustaba alguna opinión política suya. ¡Qué sabrían esos imberbes! Otros lo criticaban por envidia: decían que era ególatra, y claro, decían eso porque Pino tenía méritos reales que mostrar mientras que sus críticos no pasaban de la mediocridad más absoluta. A mí, por el contrario, siempre me pareció una persona sumamente humilde y generosa, alguien dispuesto siempre a ayudar, a acompañar una lucha popular, a arriesgarse en una aventura política o artística de corazón, porque así lo sentía. Un tipo extraordinario.
En años más recientes volví a cruzarme con Pino, si mal no recuerdo, al celebrarse los diez años de su Proyecto Sur. Había allí muchos compañeros respetados del mundo político, como Felipe Solá, el fallecido Mario Cafiero, Jorge Taiana, etcétera. Todos venían a felicitar y saludar a esa gloria peronista, cinematográfica y política que era Pino Solanas desde ya hacía muchos años, y con sobrados laureles.
Hoy, al enterarme de su fallecimiento, quiero rendir este homenaje emocionado y expresar mi gratitud hacia un tipo fuera de serie, que fue maestro ejemplar, una gran artista, político y hombre de bien.