-¿Por qué acostumbrás decir que, para
Perón y el peronismo fundacional, el deporte no fue “un tema más”?
-Porque para él fue una de las columnas en que se sostuvo la construcción de ese largo camino que ha sido el peronismo como proyecto transformador de la Argentina. La formación del individuo, en la comunidad organizada, debía ser integral, comprendiendo tanto la educación intelectual como física, el cuerpo y el espíritu. Para Perón, el deporte es “una escuela de vida”. La confluencia de deporte y política no es (o no debería ser) extraña para un peronista. En nuestra concepción de la vida el deporte jugó un papel de enorme importancia.
" Decía Perón en 1951, cuando recibió en la Casa de Gobierno a los automovilistas de Turismo Carretera Juan y Oscar Alfredo Gálvez: “Siempre he pensado en un pueblo de deportistas porque cuando se tiene un pueblo de hombres deportistas, se tiene un pueblo de hombres buenos y con un profundo sentido moral de la vida, y esos son los únicos valores que hacen nobles a los hombres y grandes a los pueblos”[1].
-Porque para él fue una de las columnas en que se sostuvo la construcción de ese largo camino que ha sido el peronismo como proyecto transformador de la Argentina. La formación del individuo, en la comunidad organizada, debía ser integral, comprendiendo tanto la educación intelectual como física, el cuerpo y el espíritu. Para Perón, el deporte es “una escuela de vida”. La confluencia de deporte y política no es (o no debería ser) extraña para un peronista. En nuestra concepción de la vida el deporte jugó un papel de enorme importancia.
" Decía Perón en 1951, cuando recibió en la Casa de Gobierno a los automovilistas de Turismo Carretera Juan y Oscar Alfredo Gálvez: “Siempre he pensado en un pueblo de deportistas porque cuando se tiene un pueblo de hombres deportistas, se tiene un pueblo de hombres buenos y con un profundo sentido moral de la vida, y esos son los únicos valores que hacen nobles a los hombres y grandes a los pueblos”[1].
“No era un discurso de
ocasión: Perón fue un gran deportista
(fue campeón de esgrima del Ejército durante varios años seguidos,
practicó boxeo, adiestró al equipo que se consagró campeón militar de fútbol en
1926) y se dedicó de modo sistemático a impulsar la práctica masiva del deporte
tanto como a sostener el deporte de alta competición, que jamás logró tantos
éxitos como en aquellos años, entre 1945 y 1955, que son justamente los años en
que yo me crié. Juan Manuel Fangio en el automovilismo internacional; el
gran maratonista Delfo Cabrera en los Juegos Olímpicos de Londres; Pascual
Pérez, nuestro primer campeón mundial de boxeo; el básquetbol argentino
conquistando el título mundial después de triunfar sobre el equipo de Estados
Unidos. Para mí ese tiempo es el tiempo de Perón y el deporte: yo
empecé a jugar al fútbol en canchas
profesionales y con toda la vestimenta correspondiente gracias a los
Campeonatos Infantiles Evita; adoré a Miguel Rugilo, el León de Wembley,
escuchando por radio el partido que Argentina jugó contra Inglaterra en
Londres; y grité como loco con el “gol imposible” que Ernesto Grillo les hizo a
los ingleses en la cancha de Ríver: todo eso compone en mi cabeza la imagen de
los años de Perón, mi niñez, los inicios de mi adolescencia.
- ¿Para Perón el deporte era un hecho cultural?
-Exacto. No fue el único en pensar así, pero sí lo llevó adelante a través de sus políticas sociales y deportivas. Perón decía que todo lo que transformara y mejorara al hombre era un acontecimiento de la cultura. Para Perón el deporte era parte fundamental de la cultura de un pueblo”.
-Exacto. No fue el único en pensar así, pero sí lo llevó adelante a través de sus políticas sociales y deportivas. Perón decía que todo lo que transformara y mejorara al hombre era un acontecimiento de la cultura. Para Perón el deporte era parte fundamental de la cultura de un pueblo”.
"Hace unos
cuantos años, siendo Secretario de Deportes de la Nación,me invitaron a dar
una charla en el Club del Progreso junto con otras personalidades sobre la
historia del deporte en la República Argentina. Hablé solamente del deporte a
partir de Perón. Al concluir, el panelista que me seguía me reprochó: “¿Pero
usted cree que el deporte solamente existió con Perón?”. Lógicamente-, el deporte no había empezado con Perón, como la Argentina
no empezó con Perón: hubo un deporte anterior a Perón, pero hubo una nueva
concepción social del deporte a partir del 17 de octubre y un compromiso del Estado en el desarrollo deportivo de la Nación.
Esto fue lo nuevo que trajo el peronismo en el deporte”.
Como quien expone una vez más hechos que ha repetido muchas veces en sus
disertaciones, el Pato explica que la Argentina tuvo desde fines del siglo XIX
una participación en el deporte internacional: “Cuando en 1893/1894 se funda el
Comité Olímpico Internacional, hubo un argentino que estuvo presente: el
profesor José Benjamin Zubiaur, un entrerriano, educador, rector del Colegio
Nacional de Concepción del Uruguay, que había conocido al barón Pierre De
Coubertin en la Exposición Universal de París y se había hecho “amigote” de él
porque compartían la idea de promover el deporte y la educación física. Luego
el barón, al fundar el COI, lo convocó a participar en las reuniones preparatorias
y ser parte del mismo por la Argentina. En 1896, en Atenas, comienzan los
Juegos Olímpicos modernos. Hasta 1924, la Argentina no compitió por falta de
interés oficial. En ese año, por primera vez, nuestro país viaja a los juegos
de París, después de la Primera Guerra Mundial y de haber tenido nuestro país
una presencia importante en las Conferencias de Versalles. Los deportistas
argentinos empezaron a brillar: el polo ganó la medalla de oro. Ya el fútbol
había arraigado en la Argentina, lo mismo que el tenis, el rugby, el ajedrez,
el tiro, el remo: muchos deportes traídos por los ingleses. Y allí fue nominado
como parte de la delegación Juan Perón, quien se destacaba en la esgrima. Casi
no había, cuentan, una esgrima fuera del Ejército. Perón, pasado el tiempo,
dice que esa fue una de sus grandes decepciones, porque a último momento lo
dejan fuera de la comitiva. Fue un golpe duro para él, y nunca dejó de
reprochárselo a Agustín P. Justo, que entonces era Ministro del presidente
Alvear y fue quien decidió sacarlo de la delegación. Perón era ya entonces un cultor y activo promotor del deporte. En sus distintos destinos militares había practicado equitación, natación, boxeo; fue fundador de algunos clubes de boxeo; estaba interesado en la práctica del futbol dentro del Ejército.
Corroborando lo afirmado por el Pato, el propio Perón, en viejos reportajes, se enorgullece de su condición de deportista: “Lo que más cultivé fue la esgrima”, sostiene. Y afirma que, habiendo obtenido el título de campeón en 1926, estaba obligado a defenderlo todos los años. “Era uno de los mejores esgrimistas del Círculo Militar”, recuerda un testigo. Y agrega el propio Perón: “Jugué también al polo, e introduje el básquet en el Ejército. Cuando estuve en la Escuela de Suboficiales, formé un equipo de atletismo formidable.” Asimismo, acompañó las primeras experiencias de aviación llevadas a cabo por Benjamin Matienzo y Luis Barrufaldi.[2] Entre los primeros textos elaborados por Perón, aparece una adaptación hecha por él para la Escuela de Suboficiales de un libro de atletismo alemán. “Cambió y mejoró el programa de Educación Física de la Escuela”, refiere su biógrafo Joseph Page, quien agrega un informe de la Embajada norteamericana según el cual “él acostumbraba a desafiar –y a derrotar- a los vencedores de pruebas de atletismo y torneos de box.” Sobre su afición al boxeo, recoge una anécdota que lo muestra a Perón en Paraná, sustituyendo a un pugilista argentino enfermo, en una pelea contra un inglés. “El primer golpe del argentino fue a dar sobre la cabeza del adversario y resultó en un hueso roto en su mano derecha (…) dejando una deformidad acentuada que Gene Tunney, el ex campeón mundial, al estrechar la mano de Perón muchos años más tarde, de inmediato reconoció como un accidente de boxeo”.[3] El gusto del joven Perón por los deportes llegó hasta la práctica –entonces insólita- del yoga, “para mejorar el estado físico y lograr autodominio”, confiaba en un reportaje.[4] También se le reconoce como el padre de los deportes de montaña en el país, a partir de su experiencia como agregado militar en Europa, donde hizo cursos de alpinismo y esquí. En la Dirección de Instrucción de Montaña de Mendoza, formó a muchos de los primeros andinistas militares argentinos. Como Presidente, brindó apoyo logístico a varias expediciones, y uno de sus discípulo, el teniente Francisco Ibañez, falleció mientras dirigía en 1954 la Primera Expedición Argentina al Himalaya. [5]
Corroborando lo afirmado por el Pato, el propio Perón, en viejos reportajes, se enorgullece de su condición de deportista: “Lo que más cultivé fue la esgrima”, sostiene. Y afirma que, habiendo obtenido el título de campeón en 1926, estaba obligado a defenderlo todos los años. “Era uno de los mejores esgrimistas del Círculo Militar”, recuerda un testigo. Y agrega el propio Perón: “Jugué también al polo, e introduje el básquet en el Ejército. Cuando estuve en la Escuela de Suboficiales, formé un equipo de atletismo formidable.” Asimismo, acompañó las primeras experiencias de aviación llevadas a cabo por Benjamin Matienzo y Luis Barrufaldi.[2] Entre los primeros textos elaborados por Perón, aparece una adaptación hecha por él para la Escuela de Suboficiales de un libro de atletismo alemán. “Cambió y mejoró el programa de Educación Física de la Escuela”, refiere su biógrafo Joseph Page, quien agrega un informe de la Embajada norteamericana según el cual “él acostumbraba a desafiar –y a derrotar- a los vencedores de pruebas de atletismo y torneos de box.” Sobre su afición al boxeo, recoge una anécdota que lo muestra a Perón en Paraná, sustituyendo a un pugilista argentino enfermo, en una pelea contra un inglés. “El primer golpe del argentino fue a dar sobre la cabeza del adversario y resultó en un hueso roto en su mano derecha (…) dejando una deformidad acentuada que Gene Tunney, el ex campeón mundial, al estrechar la mano de Perón muchos años más tarde, de inmediato reconoció como un accidente de boxeo”.[3] El gusto del joven Perón por los deportes llegó hasta la práctica –entonces insólita- del yoga, “para mejorar el estado físico y lograr autodominio”, confiaba en un reportaje.[4] También se le reconoce como el padre de los deportes de montaña en el país, a partir de su experiencia como agregado militar en Europa, donde hizo cursos de alpinismo y esquí. En la Dirección de Instrucción de Montaña de Mendoza, formó a muchos de los primeros andinistas militares argentinos. Como Presidente, brindó apoyo logístico a varias expediciones, y uno de sus discípulo, el teniente Francisco Ibañez, falleció mientras dirigía en 1954 la Primera Expedición Argentina al Himalaya. [5]
Entre los hitos del deporte argentino
anteriores a 1943, el Pato evoca, en 1923, la pelea por el título del mundo
entre Jack Dempsey y el
argentino Luis Ángel Firpo, “el toro salvaje de las pampas”, en
el Madison Square Garden[6],
cuando un tremendo derechazo de Firpo arrojó al campeón fuera del ring durante 17
segundos, permitiendo el árbitro antirreglamentariamente que prosiguiera y ganara la pelea; “A pesar de la derrota, quedó como
un primer hito importante en la historia del boxeo argentino”, recuerda el Pato.
- En 1928 - prosigue el Pato- en los Juegos Olímpicos de Amsterdam, hay algunos triunfos argentinos: como la medalla de oro en peso pesado obtenida por Arturo Rodríguez Jurado[7]. En los Juegos de 1932 en Los Ángeles,el argentino Juan Carlos Zabala ganó la medalla de oro en el maratón [8]. En 1936, en los Juegos que organiza Hitler en Berlín, la primera mujer argentina que participa en una delegación, Jeannette Campbell[9], sale segunda en natación. Era nacida en Francia y nacionalizada argentina, y fue la primera mujer deportista importante en el país. Como Diputado Nacional, le hice entrega de una distinción honorífica varias décadas después. En suma: aunque lejos de ser protagonistas mundiales del deporte, los argentinos no pasaban desapercibidos.
- En 1928 - prosigue el Pato- en los Juegos Olímpicos de Amsterdam, hay algunos triunfos argentinos: como la medalla de oro en peso pesado obtenida por Arturo Rodríguez Jurado[7]. En los Juegos de 1932 en Los Ángeles,el argentino Juan Carlos Zabala ganó la medalla de oro en el maratón [8]. En 1936, en los Juegos que organiza Hitler en Berlín, la primera mujer argentina que participa en una delegación, Jeannette Campbell[9], sale segunda en natación. Era nacida en Francia y nacionalizada argentina, y fue la primera mujer deportista importante en el país. Como Diputado Nacional, le hice entrega de una distinción honorífica varias décadas después. En suma: aunque lejos de ser protagonistas mundiales del deporte, los argentinos no pasaban desapercibidos.
"El
interés de los gobiernos por el deporte tampoco comenzó con Perón, ya que hubo
varios gobiernos que vieron en las competencias deportivas una manera de
acercar a los Presidentes y políticos a la gente. Iban a las canchas a ver partidos de futbol o más bien a
hacerse ver; o facilitaban recursos a los clubes para que
armaran sus estadios y así ganar influencia. Los dos
grandes rivales del futbol argentino tuvieron sus canchas actuales, remodeladas durante la década infame: River en el 38, y Boca en el 40; las dos, un
25 de mayo, con fondos que les dio el Gobierno. El futbol ya se hacía presente
con fuerza en el mundo político: Ya
hacía rato que había dejado de ser un
jueguito inglés, para ser un gran deporte criollo, o acriollado. Ya no
había más apellidos ingleses en la constitución del fútbol ni en las comisiones
directivas de los clubes, como ocurriera en una primera etapa. Y además se
habían fundado muchísimos clubes: en la
primera década del siglo XX nacieron casi todos los clubes de hoy de la primera
división: Racing, Independiente, Boca, River, Gimnasia y Esgrima de la
Plata (que fue el primero en 1887), Quilmes, Tigre, etc. Avanzaba el proceso de
institucionalización de las federaciones y asociaciones. Hay que recordar que
el futbol argentino había destacado ya a nivel internacional: en 1925, Boca
hace la primera gira internacional a Europa, siendo recibida por una multitud.
En 1928 Argentina pierde la final olímpica con Uruguay. Resultado adverso que
se repite en Uruguay, contra los locales, en 1930, durante el primer campeonato
mundial de fútbol, por 4 a 2. Jugaban pocos países, era todavía muy incipiente;
después Argentina participó en 1934, y luego todo se detuvo por la Segunda
Guerra Mundial.
-En ese panorama de un incipiente y
natural desarrollo deportivo, no exento de aprovechamiento político, ¿de qué
manera empieza a tallar en el deporte el peronismo? ¿Qué es lo que trae de
nuevo en la materia?
-Perón –responde el Pato- interviene con políticas deportivas a partir del golpe de Estado del GOU[10] del 4 de junio de 1943. Entre los oficiales del GOU, hubo un hombre del Ejército, Tomás Ducó[11], cuyo nombre lleva la cancha de Huracán; que parece haber sido un apasionado por el fútbol, llegando a ser vicepresidente de la Asociación del Futbol Argentino, y muchos años presidente de Huracán. Pareciera él como uno de los inspiradores de que en el GOU ya se hablara también del deporte como una de las políticas a desarrollar. Tampoco hay antecedentes de Perón pensando exclusivamente el deporte; pero lo que se hizo, a partir del 45, o fundamentalmente desde que Perón es Presidente, indica que ya tenía pensada, no solo una transformación de la Argentina, sino también una política deportiva para el país. No pudo ser al azar todo lo que se hizo, rápidamente, en los ocho o nueve años siguientes. Es decir que este hombre y sus colaboradores fueron pensando, no solo la importancia del deporte en la construcción de una política social, sino que insistieron sobre la importancia de la educación física en la constitución del hombre peronista, o de esta nueva sociedad que él iba a poner en marcha”.
-Perón –responde el Pato- interviene con políticas deportivas a partir del golpe de Estado del GOU[10] del 4 de junio de 1943. Entre los oficiales del GOU, hubo un hombre del Ejército, Tomás Ducó[11], cuyo nombre lleva la cancha de Huracán; que parece haber sido un apasionado por el fútbol, llegando a ser vicepresidente de la Asociación del Futbol Argentino, y muchos años presidente de Huracán. Pareciera él como uno de los inspiradores de que en el GOU ya se hablara también del deporte como una de las políticas a desarrollar. Tampoco hay antecedentes de Perón pensando exclusivamente el deporte; pero lo que se hizo, a partir del 45, o fundamentalmente desde que Perón es Presidente, indica que ya tenía pensada, no solo una transformación de la Argentina, sino también una política deportiva para el país. No pudo ser al azar todo lo que se hizo, rápidamente, en los ocho o nueve años siguientes. Es decir que este hombre y sus colaboradores fueron pensando, no solo la importancia del deporte en la construcción de una política social, sino que insistieron sobre la importancia de la educación física en la constitución del hombre peronista, o de esta nueva sociedad que él iba a poner en marcha”.
Las políticas deportivas del primer peronismo
Perón –sostiene el Pato- advirtió que
un significativo movimiento social tenía lugar tanto en la Argentina como en el
resto del mundo, y que el deporte constituía
una de las herramientas de organización y cohesión de la vida nacional.
Concibió al deporte como expresión del hombre y señal identitaria de los
pueblos, como un aspecto relevante de la vida social, estrechamente vinculado a
la educación, la salud, la cultura, el turismo, las relaciones exteriores, y la
economía de un país: parte fundamental del desarrollo humano.
-“Tras el 17 de octubre, tras su triunfo electoral, y en el inicio de su primera Presidencia, Perón empieza a definir esto que sería el diseño de una política deportiva estatal. El Estado no había sido un actor del desenvolvimiento deportivo hasta ese momento, salvo en lo que ya mencioné, de financiar la construcción de estadios de los clubes o contribuir al envío de delegaciones al extranjero. No había una política permanente, planificada, de Estado, en materia de deporte Es Perón quien la edifica. Y entonces, los grandes acontecimientos de la historia peronista a partir de su primera presidencia van en paralelo al desarrollo de políticas deportivas. Perón funda el Ministerio de Salud Pública, pone en marcha el Ministerio de Educación, y en cada una de esas áreas, por distintos motivos, aparece el deporte y la necesidad de una política deportiva planificada con miras a determinados fines. En salud, por ejemplo, dicen los viejos peronistas que fue su ministro, Ramón Carrillo, quien intervino activamente en el armado de los Torneos Infantiles Evita. Estos torneos, en los cuales jugaron miles de pibes a partir de 1948 hasta el golpe de 1955, tenían como premisa y fundamento no solo el jugar, sino que era exigencia del Estado Nacional, y de los Estados provinciales, que todos los chicos que disputaran en ellos, fuesen sometidos a un chequeo médico, como parte del control sanitario y de la revolución de Carrillo en la salud de Argentina”.[12]
-“Tras el 17 de octubre, tras su triunfo electoral, y en el inicio de su primera Presidencia, Perón empieza a definir esto que sería el diseño de una política deportiva estatal. El Estado no había sido un actor del desenvolvimiento deportivo hasta ese momento, salvo en lo que ya mencioné, de financiar la construcción de estadios de los clubes o contribuir al envío de delegaciones al extranjero. No había una política permanente, planificada, de Estado, en materia de deporte Es Perón quien la edifica. Y entonces, los grandes acontecimientos de la historia peronista a partir de su primera presidencia van en paralelo al desarrollo de políticas deportivas. Perón funda el Ministerio de Salud Pública, pone en marcha el Ministerio de Educación, y en cada una de esas áreas, por distintos motivos, aparece el deporte y la necesidad de una política deportiva planificada con miras a determinados fines. En salud, por ejemplo, dicen los viejos peronistas que fue su ministro, Ramón Carrillo, quien intervino activamente en el armado de los Torneos Infantiles Evita. Estos torneos, en los cuales jugaron miles de pibes a partir de 1948 hasta el golpe de 1955, tenían como premisa y fundamento no solo el jugar, sino que era exigencia del Estado Nacional, y de los Estados provinciales, que todos los chicos que disputaran en ellos, fuesen sometidos a un chequeo médico, como parte del control sanitario y de la revolución de Carrillo en la salud de Argentina”.[12]
Perón, a lo largo de su vida pública, se
refirió con insistencia al deporte y su relación con la educación, la salud y
la vida social y cultural del pueblo, y con la creación de un nuevo argentino. “Él
decía –observa el Pato- que era tan importante saber leer, escribir, las
operaciones aritméticas, como saltar, correr, jugar al fútbol. Y es preocupante
y llamativo que, a pesar de que Perón habló horas y horas, y hay muchos
discursos sobre el tema del deporte, después el peronismo relativizó estas
ideas. No aparecen claramente asumidas en la historia posterior del peronismo,
especialmente después de la muerte de Perón, pese a que el deporte fue un rasgo
sobresaliente en la historia del peronismo.” Ya volveremos sobre este vacío más
adelante.
Efectivamente, el decreto
25136 de 1949 establece en la órbita del Ministerio de Educación al Consejo
Nacional de Educación Física, para abordar sistemáticamente las prácticas
deportivas como parte de la educación del pueblo. Al año siguiente, por
decreto 18773 se concede a los deportistas que trabajaban en la Administración
Pública Nacional licencia laboral para intervenir en la preseleccion, selección
y competencias de los Juegos Panamericanos.
En 1952, en el contexto del Segundo Plan Quinquenal, se incluye entre
sus objetivos expresamente al deporte como herramienta para contribuir a la
elevación del bienestar y la cultura general del pueblo. En 1954 el decreto
18678 asigna al Ministerio de Educación la dirección integral de la Educación
Física y otorga, como misión concurrente, a la Confederación Argentina de
Deportes, la dirección de los mismos. Hay una política y una preocupación
constante del primer peronismo por poner al deporte como uno de los pilares de
la vida social, la salud y la educación del pueblo. [13]
-La acción de Perón en materia deportiva -dice el Pato- se basó en dos terrenos hasta ese momento separados: el fomento del alto rendimiento y la expansión del deporte social. No era solo la idea de la competencia por el éxito, por la exaltación del héroe deportivo, sino que era un estímulo de evolución social. Por eso se fomentaba el deporte en todos los ámbitos sociales. Entre los niños y jóvenes, pero también campeonatos intersindicales, de las fuerzas armadas, estudiantiles, universitarios.
-La acción de Perón en materia deportiva -dice el Pato- se basó en dos terrenos hasta ese momento separados: el fomento del alto rendimiento y la expansión del deporte social. No era solo la idea de la competencia por el éxito, por la exaltación del héroe deportivo, sino que era un estímulo de evolución social. Por eso se fomentaba el deporte en todos los ámbitos sociales. Entre los niños y jóvenes, pero también campeonatos intersindicales, de las fuerzas armadas, estudiantiles, universitarios.
"En cuanto a la alta
competencia, la continua preocupación de
Perón tuvo rápidos
frutos - observa
el Pato: En 1948, con la reanudación de
los Juegos Olímpicos al concluir la Guerra, Argentina envía una importante
delegación (la más numerosa hasta entonces: 242 atletas) a los Juegos de
Londres. Y no solo fue la más numerosa sino también la más exitosa: ganó 3 medallas
de oro, 3 de plata, y 1 de bronce”. ( Para medir el éxito comparado con
intervenciones recientes, hay que tener en cuenta que la cantidad de
disciplinas en las que se competía era mucho menor que en la actualidad y había
menos medallas en disputa.)
A muchos de los deportistas que
tenían trabajos en el Estado un decreto especial los eximía de obligaciones
laborales para que pudieran entrenar. Delfo Cabrera, el gran maratonista, aspiraba a ser el sucesor de Juan Carlos Zabala:
“Laburaba de recolector de residuos, y
dicen que se entrenaba con su mismo trabajo, corriendo junto al camión y
arrojando tachos, hasta que Perón un día le dice: “Mire, si usted quiere, siga
entrenándose con los tachos de basura, pero si prefiere dedicarse solo al deporte,
corra y entrénese por su cuenta”. Perón se comprometió a ayudarlo. Y bueno,
Delfo Cabrera gana en 1948 la medalla de oro, en la más tradicional de las
pruebas del atletismo. Y, además, fue una prueba impresionante. Entran en
Wembley, al estadio, después de los 42 km, a dar la vuelta final. El corredor
que ingresa punteando la competencia, Etienne Gailly, se venía cayendo, y Delfo le metió un envión
y lo choreó… ¡Le sacó media vuelta!… Dicen que fue una cosa impresionante, y
que Perón le envió desde acá, inmediatamente, un telegrama de felicitaciones. Y
Delfo, por supuesto, era un enorme peronista. En quinto y séptimo lugar de ese
mismo maratón entraron otros dos argentinos: Eusebio Guiñes y Armando Cencini.
“En esos mismos Juegos participó también un pibe mendocino, chiquitito,
peso mosca, muy batallador: Pascual Pérez, quien después fue un gran peronista
como Delfo, y tambien ganó la medalla olímpica, allá en Londres. Otro boxeador,
peso pesado, Rafael Iglesias, obtuvo asimismo medalla olímpica para Argentina.
Y en distintos Juegos de aquellos años, a nivel mundial o Panamericano,
tuvo participación muy destacada una mujer que conocimos cuando fui Secretario
de Deporte, llamada Noemí Simonetto, muy peronista también, gran atleta, obteniendo
diversas medallas en posta 4x100, salto en largo, 80 metros con valla, y 100
metros llanos. Siendo yo Secretario de Deportes de la Nación, esta mujer, ya
grande, me insistía permanentemente con la propuesta de que a todos los
ganadores de medallas olímpicas el Estado argentino debía darles una pensión
vitalicia. Y tanto nos jorobó (y además tenía razón) que terminó siendo
aprobada su iniciativa. Hace poco murió, Noemí…
La Federación Internacional de Básquet, ya
fundada entonces, estaba pensando en hacer el primer torneo mundial. No se
ponían de acuerdo. Los países centrales estaban absorbidos por el esfuerzo
bélico, o por la reconstrucción una vez terminada la guerra. Y Perón, con perspicacia y sentido de la
oportunidad, postuló como sede la Argentina. El Estado argentino se comprometió
a organizar la infraestructura para llevar a cabo esa competencia: en 1950 se
concreta en nuestro país el Primer Campeonato Mundial, y lo gana la Argentina. “El
triunfo en la final frente a Estados Unidos –recuerda el pato-, fue conocido como
la “noche de las antorchas”, porque parece que después de haberles ganado a los
yanquis en el Luna Park, miles de personas encendieron antorchas festejando. Acoto
que el técnico del equipo campeón fue Oscar Canavesi, que varias décadas
después colaboró activamente con nosotros en la Secretaría de Deportes y en la
organización del Mundial de Basquet de 1990 que nos tocó llevar a cabo”.
En 1951 hubo otro hito deportivo.
Ya el Comité Olímpico Internacional propiciaba que, además de los Juegos Olímpicos mundiales, hubiera juegos
continentales. En Europa se habían puesto en marcha los juegos europeos, y en
América había que hacer lo propio con los Panamericanos. “Aprovechando los desacuerdos de los distintos países, Perón los trae
para Argentina en 1951. Fueron los primeros Juegos Panamericanos de la
historia, que también ganó Argentina, siendo local. La maratón de los Juegos
Panamericanos del 51, que se corrió en parte por General Paz, fue impresionante
por la gran cantidad de gente que se acercó a ver a Delfo Cabrera, quien ganó,
y creo que fue segundo Reynaldo Gorno. Este último, ¡otro peronista inmenso!,
me obsequió hace unos años un ejemplar del libro de Perón ilustrado del Plan
Quinquenal.”
Ese año se termina de construir
la cancha de Racing (tricampeón en los años 1949, 1950 y 1951), financiada por
el Estado con la intervención del presidente de ese club y Ministro de Hacienda
Ramón Cereijo, de donde proviene el mito –falaz- de que Perón era hincha de
Racing. “La flamante cancha de Racing fue
sede del inicio de los juegos y de la finalización. En la ceremonia final quien
habla no es Perón sino Evita. ¡Fue un discurso bárbaro! Lo tengo por ahí.
Despidiendo a todos los hombres de América, e invitándolos a regresar a esta
tierra donde se estaba construyendo una Argentina nueva. Impresionante. Con
motivo de esos Juegos, además del estadio de Racing, se hizo el Centro
Deportivo Ezeiza, donde se hospedaron las delegaciones, y que nosotros, cuando
estuvimos en la Secretaría de Deporte, restauramos; y el velódromo municipal,
éste último con una deficiencia de medida, inferior al requerimiento olímpico,
por lo cual después cayó en desuso. También se ejecutó la restauración del Luna
Park, según me solía contar su dueño, Tito Lecture. El Luna Park había sido
construido en el año 1932/1933, por Pace y Lecture, éste último era un tío de Tito, y fue un hito en la historia del deporte y el arte argentino, que sirvió de escenario tanto a enormes conciertos, obras de teatro, música popular, como a esas memorables noches de sábado con carteleras de boxeo que paralizaban al país y contribuían a la formación de la cultura de nuestro pueblo; y para el
Mundial de Básquet y los Panamericanos se acondicionó. Nosotros lo volvimos a
restaurar, en 1990, para el Mundial de Básquet de ese año, bajo la presidencia
de Menem.
En el año 1952 hay una nueva
participación de Argentina en los Juegos Olímpicos de Helsinki, Finlandia. Otra
numerosa delegación, pero con menos triunfos que en el ’48. “Allí participó también Delfo Cabrera, en la
maratón, pero salió sexto. Y destacó otro argentino, enorme peronista también:
Reynaldo Gorno, quien salió segundo detrás de uno de los grandes atletas de
todos los tiempos, el checoslovaco Emil Zatopek. Ese año Argentina ganó una
medalla de oro en remo, doble par, con Tranquilo Capozzo, un tano nacionalizado
argentino que nosotros conocimos, y Eduardo Guerrero, quien participó
activamente conmigo en la Secretaría como militante deportivo peronista. Esa medalla fue la última que ganó nuestro
país hasta el año 2004. Estuvimos cincuenta y dos años sin ganar medallas de
oro, como evidencia de un despropósito nacional de los tantos que padecimos,
una falta de políticas deportivas. Esto me lo han reconocido grandes
deportistas que no fueron peronistas, como Enrique Morea, uno de los ganadores
de medallas de oro en los Juegos Panamericanos de 1951. Yo hablé con él, sobre
el Estado en el deporte, y me dijo que, aun no comulgando con el peronismo, era
absolutamente consciente de la importancia que tuvo Perón para el deporte”.
CONTINUARÁ CON PERON Y EL AUTOMOVILISMO EL BOXEO Y EL FUTBOL...
[1] PERON, Juan D.
"Discurso del general Perón al recibir a los hermanos Gálvez en el Salón
Blanco", 2 de agosto de 1951. Discursos. Presidencia de la Nación,
Subsecretaría de Informaciones, Dirección General de Prensa. Comisión Bicameral
de Homenaje Bibliográfico al Tte. Gral. Juan D. Perón.
[2] Ver Page, Joseph, “Perón. Una biografía”, nueva edición, Sudamericana,
2014.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Ver
encuentro de alpinistas franceses con Perón narrado en: Despasse, Louis,
"El asalto al Fitz Roy", Peuser, Buenos Aires, 1953.
[6] 14 de septiembre de 1923.
[7] Ingeniero agrónomo y boxeador amateur, más
tarde fundador del San Isidro Club; su hijo –amigo personal de Galmarini- fue
un gran jugador de rugby que participó del partido fundacional de Los Pumas en
1965, en Sudáfrica.
[8] Apodado “El Ñandú criollo”, nació en Rosario el11 de octubre de 1911 y falleció
en Buenos Aires el 24 de enero de 1983. Además del atletismo, practicó
básquet, futbol y natación. Huérfano
criado en el Reformatorio de Marcos Paz, su infancia inspiró en 1939 el film “Y mañana serán hombres”, de Carlos Borcosque.
[9] Además de obtener la medalla de plata, igualó
el récord olímpico. No pudo tomar revancha del segundo puesto a causa de la
Segunda Guerra Mundial. Fue promotora del deporte femenino en el país.
[10] El GOU, “Grupo de Oficiales Unidos” o “Grupo Obra de Unificación” –pues no se
conoce con certeza el significado de la sigla- era una organización secreta
creada en el seno del Ejército el
10 de marzo de 1943, que articuló las acciones para la Revolución del 4 de
junio de 1943, con el objeto de remover
al presidente Castillo, mantener la neutralidad en la Guerra e impedir el
arribo a la presidencia de la Nación del político y terrateniente salteño
ultraconservador Robustiano Patrón Costas. Perón fue claramente uno de los
principales cerebros de este grupo.
[11] El general Ducó (1901-1964) fue presidente de Huracán en 1949 y
1952-1954 e impulsó la construcción del estadio del club.
[12] El decreto 32.912
de 1948 -el cual se gesta en la órbita de la Secretaría de Salud Pública
encabezada por Carrillo- establecía la obligatoriedad del examen médico
pre-competitivo. Ese decreto fue el preludio de los Juegos Deportivos Evita,
que conjugaban la actividad física con los controles de salud y la detección
precoz de enfermedades. También se sostiene que Perón habría emepzado a
observar el síntoma de la injusticia social en el estado de salud de los
conscriptos, desnutrición, enfermedades endémicas, etc. Eso, tal vez, haya
tenido influencia en su preocupación por el estado físico de la juventud.
[13] El Pato agrega:
“Hubo un colaborador de Perón, esgrimista y amigo personal, Rodolfo Valenzuela,
quien se desempeñaba como Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación y que paralelamente ejercía la presidencia de la CAD-COA (Confederación
Argentina de Deportes- Comité Olímpico Argentino), que tuvo mucha incidencia en
la implementación de estas políticas”.