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domingo, 5 de julio de 2020

HISTORIA DEL ARTE SOCIAL: LA POBREZA EN EL ARTE, por Marilina Juárez


Las manos de la protesta. Oswaldo Guayasamin.

Por Marilina Juárez



Historia del Arte “La Pobreza”
 “La pobreza” es el tema transversal que se desarrollará en el presente trabajo. El estilo que representa a la pobreza de manera excepcional es el Realismo Social, y surgió como una corriente artística que denunciaba algunas cuestiones que antes no eran trabajadas por los artistas, por ejemplo: la explotación del trabajador urbano y rural, el fin de la servidumbre, la desocupación. En el caso de Rusia, las obras muestran la realidad de la mano de obra campesina. El Realismo Social, surge a fines del siglo XIX, pero sus inicios se pueden rastrear a partir de la Revolución de 1848, en la que un grupo de artistas se congregó en la aldea francesa de Barbizon para observar la naturaleza con “ojos limpios”.



“Filántropos”. Vladimir Makovsky (1874)




Uno de ellos Jean Francois Millet, quien decidió ampliar este programa de paisajes a figuras; se propuso pintar escenas de la vida de los campesinos mostrandolos tal como eran, esto significaba mostrar hombres y mujeres trabajando en el campo . 1 El realismo, intenta generar un compromiso de parte del espectador, despreciando los convencionalismos pictóricos por ser carentes de sentido, ya que concederían que el arte tradicional encontró unos medios de representar al hombre y a los objetos colocados en condiciones muy artificiales.2 Uno de los artistas del Realismo, que refleja la pobreza de una manera brillante es Gustave Courbet ( 1819-1877) quien fuera además uno de los iniciadores del movimiento. Las pinturas de Courbet, resultan esenciales a mi juicio, para reconstruir el tema de la pobreza, porque no busca la belleza sino la verdad. En su cuadro “El encuentro” por ejemplo, se representó a sí mismo de una forma simple como si fuera un vagabundo cargando sus utensilios de pintar a sus espaldas. En sus obras se observa una denuncia a los convencionalismos de su tiempo, constituyendo una protesta hacia la burguesía. Gustave Courbet, es un artista que buscó siempre seguir a su conciencia, generando en sus pinturas imágenes de la vida cotidiana,y de gente común totalmente depuradas de artificialidad.



“La deliberada renuncia de Courbet a los efectos fáciles, así como su resolución de reflejar las cosas tal como las veía, estimuló a muchos otros a reírse de los convencionalismos y a no seguir más que a su conciencia artística” . 3 1 Gombrich, Ernst. La historia del Arte. (P.508) 2 Idem. (P.512) 3 Gombrich, Ernst. La historia del arte. México: Editorial Diana. (P. 511) El arte es una fuente privilegiada en la Reconstrucción Histórica, el Realismo como estilo de finales del siglo XIX, ayuda a comprender el contexto social y económico en el que se enmarcan los artistas de este movimiento. La pobreza como consecuencia de la Revolución Industrial, queda reflejada con una crudeza excepcional en este estilo. También se puede comprender la mirada del inmigrante y la explotación de los trabajadores urbanos y rurales en este periodo histórico. Las obras seleccionadas para el presente trabajo son: “Sin pan y sin trabajo” (1892, óleo s/tela) de Ernesto de la Cárcova, esta pintura refleja la realidad de una familia de obreros, que no tiene con qué alimentar a su hijo. Representa el estilo del Realismo Social por la fidelidad en la textura de algunas partes de la obra, por ejemplo: Los pechos de la mujer, o en el puño cerrado del hombre. La obra aporta, el tema histórico de la pobreza generado como consecuencia de la desocupación en Argentina a principios del siglo XX .Se puede observar a una familia de desocupados con hambre, con lo cual se aprecia la realidad social del obrero argentino en este período.
“Sin pan y sin trabajo” (1892, óleo s/tela) de Ernesto de la Cárcova













 “En Manifestación” (1934 temple sobre arpillera) de Antonio Berni, muestra la vida de los desocupados agrupados para reclamar por sus derechos. Representa el estilo realista porque refleja de manera muy precisa las expresiones de desdicha en las caras de los manifestantes, la obra presenta de manera caricaturizada los rostros, con una exageración pronunciada de los rasgos, hay un manejo fiel de las texturas, en las pieles y en la ropa. La obra aporta al tema histórico del movimiento obrero argentino a principios del siglo XX, porque tiene evidente tono de protesta y denuncia social.
“En Manifestación” (1934 temple sobre arpillera) de Antonio Berni


 “La sopa de los pobres” de Reinaldo Giudici, refleja la desazón de las familias pobres,agrupadas en una comida comunitaria. También la obra intenta mostrar la indigencia en la ciudad. Representa al estilo realista porque muestra las texturas de un modo muy exacto en las maderas, en los muros y hay un manejo preciso en las expresiones de los rostros de los protagonistas. El tema que aborda es la inmigración urbana y las condiciones de vida a las que se vieron sometidas estas familias. “Sin pan y sin trabajo”. (óleo sobre tela, 1892) Ernesto de la Cárcova “ En Manifestación”. (Temple sobre arpillera 1934) Antonio Berni “ La Sopa de los pobres” (óleo sobre tela, 1884). Reinaldo Giúdici. En cuanto a las variables visuales, en la obra “Sin pan y sin trabajo” la línea está bien definida en algunas partes por ejemplo: en la mesa, en el martillo, en la ventana, en la nariz de la mujer, en el sombrero del hombre. Hay presencia de claroscuro en la ventana y entre la piel del pecho de la mujer y la ropa, entre los rostros y el fondo.El valor de la obra es opaco y el tono dramático. Se intenta mostrar el reflejo de la luz entre la ventana y la habitación. Presenta ritmo, porque hay una intención de mirar para afuera como esperando algo, en el hombre fundamentalmente. También hay ritmo en la mirada de la mujer, queriendo decir algo al marido. La obra tiene la intención de mostrar un sentimiento de malestar en el puño apretado del hombre.  La orientación de la pincelada no se percibe en algunas partes, por ejemplo en los rostros, en las manos, en el martillo y en los muebles. En otras partes hay pincelada suelta, por ejemplo en la ropa del bebé,y en la pared. La perspectiva está dada entre el adentro y el afuera de la habitación. Los colores son pasteles, predominan los grises en las paredes y la ropa del hombre, el negro en la ropa de la mujer y el blanco en el fondo, en los rostros y el pecho de la mujer. La obra “En Manifestación”, presenta una línea bien definida. Se observa un predominio en el tamaño de las cabezas humanas, en contraposición con el fondo. También predominan las formas redondas en los rostros. Presenta claroscuro en partes definidas, por ejemplo en el cartel “pan y trabajo”, y entre los rostros y la ropa de los manifestantes. El valor es más bien opaco, paro hay presencia de un azul brillante, en el azul de algunas prendas de los manifestantes. El tono es de protesta. El reflejo de la luz se ve en las caras de los manifestantes que están adelante. Tiene un ritmo muy claro en los rostros de los manifestantes, se nota que están reclamando. La pincelada no se percibe en la mayor parte de la obra. Hay un protagonismo de los colores, azul y amarillo en la ropa, marrones en los rostros, y rojos en el fondo. Tiene perspectiva, hay un adelante, la simetría es vertical y el equilibrio es tanto horizontal como vertical. En la obra “ La sopa de los pobres”,hay en manejo muy exacto de las texturas,




“ La Sopa de los pobres” (óleo sobre tela, 1884). Reinaldo Giúdici

 en las paredes, en los rostros, en la ropa, en el vapor, en la madera de la silla, en la piel del bebé. Presenta claroscuro, entre la pared y la familia sentada, entre el rostro del bebé y la ropa de la madre, entre la camisa del anciano y el pantalón, entre las ollas y la ropa. El valor es opaco, y el tono dramático. Hay reflejo de la luz en la pared de fondo y en los rostros de la familia. Tiene ritmo, en la intención de incorporarse del anciano, en el hombre que lame el plato, en el bebé que se chupa los dedos, en el anciano tomando sopa, y en la mirada de la madre. La pincelada no se percibe, en las maderas, en los rostros, en la ropa, en el vapor, en la pared, pero si está más presente en el fondo, fundamentalmente en el hombre que está cocinando. Hay perspectiva entre la cocina y el afuera, y entre la pared de fondo y la familia. Presenta colores predominantemente blancos y negros en la pared en las ollas en la ropa ,y en los panes, también parece el marrón en la ropa y en los muebles. La pobreza en el arte, está excelentemente expresada en El muralismo Latinoamericano,


“ Criatura Muerta” de Cándido Portinari.
 porque fue una corriente artística nacida a principios del siglo XX, luego de la Revolución Mexicana, que intentó generar en la población una idea de identidad, pero sin olvidarse de incluir a todos los sectores de la sociedad, y eso abarcaba a los pobres. En este contexto histórico , cobró una importancia vital la figura de José Vasconcelos, que formó parte de la intelectualidad mexicana y fue nombrado ministro de educación por Álvaro Obregón en 1920. Con el fin del Porfiriato y el inicio de la Revolución Mexicana, la clase dominante buscaba resolver uno de los principales problemas del país: la conformación del Estado/Nación y de la identidad nacional en el que se incluyera a la mayoría de la población, esto incluía al sector rural, como mecanismo de cohesión de la política posrevolucionaria. En este proyecto Vasconcelos jugó un rol fundamental al “otorgarle una dimensión filosófica, histórica y antropológica al problema de la heterogeneidad étnica, mediante la incorporación de los pueblos indígenas a la vida civilizada, haciéndolos mestizos”.4 Los muralistas, proponen un arte público monumental, que expresa un fuerte compromiso social que tanto Rivera como Siqueiros (artistas convocados por Vasconcelos) pretendían encarnar en sus obras. La apertura impulsada por el Estado, dió el marco institucional para la elaboración del proyecto muralista mexicano. En este contexto la publicación de el Manifiesto 1923, en el que llaman a 5 crear un arte público monumental de educación y de combate resulta esclarecedor: “Repudiamos la pintura de caballete, y todo arte de cenáculo ultra intelectual por aristocrático y exaltamos las manifestaciones de arte monumental por ser de utilidad pública. Proclamamos que toda manifestación estética ajena o contraria al sentimiento popular es burguesa y debe desaparecer porque contribuye a pervertir el gusto de nuestra raza, ya casi completamente pervertido en las ciudades.”6 El muralismo refleja la pobreza y la explotación de los trabajadores de una manera nítida generando una verdadera conciencia de la realidad latinoamericana, y también un fuerte compromiso de parte del espectador. Su objetivo es crear una idea de conciencia nacional, incluyendo a todos los sectores sociales. En Europa, el tema de la pobreza en el arte comienza a percibirse en el estilo Barroco del siglo XVII. Específicamente en España, el Barroco tiene una idiosincrasia particular, porque la Contrarreforma va a ser un hito fundamental en la gestación del Barroco, y va a incidir decisivamente en el mundo del arte, donde el repertorio iconográfico vinculado a la iglesia católica y la actitud devocional serían una temática recurrente en las obras.7 El llamado Siglo de Oro en España coincide con una profunda crisis económica, social e ideológica que atraviesa todo el siglo XVII.

"Niño expulgándose", çoleo sobre tela, Bartolomé Murillo (1618-1682)


En este contexto histórico marcado por la crisis religiosa derivada de la Reforma Protestante, emerge la figura de Bartolomé Murillo (1618-1682), quien se destacó por sus escenas de género y costumbristas con niños que viven su pobreza con alegría. El estilo Barroco, es importante porque comienza a mostrar escenas de la vida cotidiana, fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XVII, pre anunciando la presencia 4 Arreola Martinez, Betzabe.(P. 4) 5 Mandel, Claudia. 2007. (P.41) 6 Mandel, Claudia. Muralismo Mexicano: arte público/identidad/memoria colectiva. Revista Escena. 30(61). 37-54, 2007. (P. 41) 7 Anguita Herrador, Rosario 2004. (P. 19) de un sector social antes ignorado, (campesinos, mendigos etc.) se puede inferir un quiebre en la actitud hegemónica de los sectores dominantes con respecto a los temas a tratar en las artes plásticas. A principios de siglo XX, se produce en Europa un hecho crucial en la historia que fue la Revolución Rusa de 1917, esto significó un impacto en la nueva situación política y social de occidente. El comunismo instalado posrevolución, tuvo una marcada incidencia en el arte ruso. En este contexto histórico surgió el Realismo Socialista, que fue una corriente artística, cuya intención era: por un lado difundir la doctrina del Estado Comunista, a través de la imagen del “héroe” patriótico, y por el otro retratar al campesinado, al trabajador de fábrica y de granjas colectivas de un modo alegre y con una musculatura exagerada. Para los soviéticos, resaltar las tradiciones no resulta una cuestión esencial, sino más bien destacar las demandas del día y desarrollar las inquietudes estéticas del pueblo, en las condiciones que surgieron en la sociedad socialista.8 La pobreza en este estilo se muestra como una consecuencia de la explotación burguesa, por eso es importante para la reconstrucción histórica de la conformación social de la Unión Soviética, en este período. Esta corriente estética se expandió hacia la República Popular China, Latinoamérica y los países socialistas. Las obras del Muralismo Latinoamericano que han sido seleccionadas para desarrollar el concepto de la pobreza son : “La manos de la protesta” perteneciente a la serie “Las manos”, del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, y “ Criatura Muerta” del artista brasileño Cándido Portinari. La obra “Las manos de la protesta”, fue seleccionada para el análisis, porque evoca a una persona que expresa bronca e ira en sus manos, en un claro gesto de tensión, y en su boca de la cual se puede vislumbrar un grito. Podría expresar la manifestación de algún tipo de injusticia social, ya que no se observa que sea un persona perteneciente a una clase social alta por la delgadez de su cuerpo. En “ Criatura Muerta” de Portinari, se puede apreciar claramente el dolor, y el hambre, sobre todo en la delgadez extrema del bebé y los niños. El dolor está presente en las lágrimas , en la postura de la madre y en el gesto de las caras. La obra expresa el drama de las familias que viven en la zona noreste (el sertao), una región semiárida en donde prevalece la miseria, en donde los pobladores deben migrar en busca de tierra más fértiles. Las obras del Barroco Español que han sido seleccionadas con el fin de reconstruir el concepto de la pobreza, son: “Niño Espulgándose” y “Niños jugando a los dados” de Bartolomé Murillo. 8 Kurz Muñoz, Juan Alberto. 1991. (P.28) La obra “ Niño espulgándose”, refleja a un niño pobre sacando pulgas de su cuerpo, lo cual evoca las condiciones de insalubridad a las cuales estaban expuestos los miembros de los estratos sociales bajos, especialmente los niños. En “Niños jugando a los dados”, evoca un juego improvisado entre tres niños pobres, y apela la inocencia con que se vive la pobreza, especialmente reflejada en la mirada de los protagonistas. Las ropas sucias y los zapatos rotos, también muestran las condiciones de vida de los sectores más bajos en la sociedad. Ambas obras, reflejan una escena de la vida cotidiana de los pobres, pero con un sentido de alegría, ya que no se aprecia tristeza en los rostros, sino más bien un aire de inocencia impregna estas pinturas. Las obras del Realismo Socialista, que expresan la pobreza como herramienta para la reconstrucción histórica del periodo socialista en Rusia son: “Filántropos” de Vladimir Makovsky y “Maíz” de Tatyana Yablonskaya”. La obra “Filántropos”, refleja la vida de un familia rusa pobre que es asistida por un matrimonio perteneciente a la burguesía, indica una denuncia social sobre la humillación de los sectores más bajos de la sociedad por los más altos. En la obra también se aprecia la contradicción entre la vida burguesa y los pobres. En “ Maíz” se describe una escena de trabajo, pero no hay rastro de dureza; al contrario, el trabajo parece alegre. Hay un aire de comunidad cálida entre las mujeres trabajadoras. “

 Conclusión
 El arte es una herramienta esencial para la reconstrucción histórica, porque el hombre siempre se ha expresado. A través del arte se puede apreciar el sentir del artista, su intención, el paradigma de pensamiento en el cual está inmersa la obra, y el contexto social y económico que la rodea. El presente trabajo indaga el problema de la jerarquización social en el arte, y dentro de este eje se analiza el tema de la pobreza. El Barroco Español del siglo XVII, comienza a revelar escenas de la vida cotidiana, en este estilo se destaca la obra de Bartolomé Murillo, que pinta no solo a miembros de la corte, sino también a niños pobres. Si bien la obra de Murillo es innovadora para la época, sus pinturas reflejan una pobreza vivida con alegría, con lo cual no hay un tono de denuncia social. El Realismo Social, es el estilo que representa una verdadera ruptura en el arte, porque aparte de reflejar escenas de la vida cotidiana de los sectores pobres, también tiene un claro sentido de protesta en contra de los convencionalismos de la pintura tradicional. Al realismo solo le preocupa mostrar la verdad, no la belleza. Los artistas de este estilo abandonaron las escenas artificiales creadas en un estudio, y salieron a observar la naturaleza tal como era ante sus ojos. La pobreza ya no es vivida con alegría en sus pinturas, la intención es denunciar las verdaderas condiciones de vida de los pobres, con un claro tono de denuncia. Por ejemplo en: Sin pan y sin trabajo” de Ernesto de la Cárcova, se puede ver el drama de los desocupados. El problema de la inmigración y el proletariado como consecuencia de la II Revolución Industrial impactó en el arte, que se expresó en diversos artistas argentinos, entre ellos se destacaron Berni, Giudice y De la Cárcova. De este modo sus pinturas fueron una “voz” de protesta para los sectores marginales. La realidad latinoamericana también halló su forma de manifestación en el Muralismo. Esta corriente artística surgida en México luego de la Revolución de principios del siglo XX, estuvo impulsada por Vasconcelos, que intentó crear un sentido de identidad nacional en el pueblo mexicano. Los muralistas como Rivera, Siqueiros y Orozco, abandonaron la pintura de caballete y se dedicaron a transformar grandes murales públicos en obras de arte. Este movimiento fue verdaderamente rupturista e innovador, por su fuerte tono de denuncia social. El Muralismo se vio también influenciado por el contexto histórico latinoamericano, en el cual se conforman definitivamente los Estados Nacionales, la pobreza y el campesinado fueron incluidos en el ideario nacional. El muralismo no silenció a la pobreza, ni a los sectores marginales, por eso resulta un estilo artístico esencial para comprender la realidad latinoamericana de principios de siglo XX. El Realismo Socialista, ayudó a reconstruir cómo era la vida del campesinado y los sectores pobres en la Unión Soviética. Si bien tiene un fuerte carácter propagandístico, es importante su estudio, porque ayuda a comprender cómo era vivida la Revolución Bolchevique entre los sectores bajos de la sociedad, y la importancia que el Estado le dió al arte como medio de legitimación. El hombre es un ser social, los sectores subalternos encontraron su voz en el arte, la pobreza pudo ser comprendida gracias a las obras artísticas que dieron luz a los historiadores sobre los problemas sociales

domingo, 28 de junio de 2020

Los ecos de Yalta en el ABC de Perón, por Marilina Juárez


Capítulo III del ensayo "Estados Unidos de Sudamérica, un sueño pendiente.
Proyecto ABC, la alianza fallida entre Argentina, Brasil y Chile (1947-1955)"

Por Marilina Juárez.



CAPITULO III Los ecos de Yalta


  Como ha quedado expuesto en los capítulos precedentes, el escenario mundial luego de la Segunda Guerra Mundial, fue decisivo en cuanto a la política exterior adoptada durante el primer gobierno de Perón. La conferencia de Yalta, antes de terminar la Guerra en febrero de 1945, y finalmente el acuerdo de Potsdam, son dos hechos claves a la hora de entender la intención del gobierno argentino de mantener cierta distancia respecto de los dos grandes bloques hegemónicos. La idea de Perón de consolidar una unidad de los países latinoamericanos, estuvo estrechamente ligada a este nuevo contexto político/económico.
   El reparto de Yalta se proyectaba sobre sudamérica  cuando el gobierno constitucional peronista inició su gestión a mediados de 1946. La distribución del mundo, confirmada en Potsdam ratificó el dominio bipartito entre los dos grandes bloques: el occidente capitalista y el oriente comunista. Se estableció así un “modus vivendi” denominado coexistencia pacífica, que representaba según dichos de Perón, un “conformismo imperialista”.
En el año 1971, el General Perón reflexiona acerca de aquella situación:

  “ No es un secreto para nadie que cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, en 1945 se reúnen en Yalta el imperialismo Yanqui y el imperialismo Soviético. Allí ellos arreglan el asunto. Hacen conversaciones ( estaban Stalin, Churchill, y Roosevelt) y dividen el mundo. Trazan una línea y dicen : de acá para allá es de ustedes, de acá para allá de nosotros. (...) Estos dos imperialismos tratan de hacer en el mundo un nuevo imperialismo global. El mismo de toda la vida, pero con otros nombres”.

   Fue en este escenario mundial en el que Perón promovió la Tercera Posición analizada en el capítulo anterior. Este posicionamiento tenía implícita la idea de la conformación de un bloque sudamericano entre Argentina, Brasil y Chile para contrarrestar la injerencia norteamericana en la región.

El proyecto ABC
    Como se ha analizado en los capítulos anteriores, la política económica del primer peronismo se basó en la redistribución del ingreso en favor de los asalariados, y en el fuerte impulso del mercado interno favorecido por el proceso de industrialización desplegado en los años treinta, y profundizado por Perón.
   En aquel contexto Perón reflexionó acerca de las limitaciones del desarrollo económico sustentado en las reglas absolutas de la economía de mercado, así como de las propias limitaciones que imponía un mercado interno relativamente angosto como el argentino, y ante esta situación, se propusieron políticas de integración en América Latina como mecanismo de: expansión económica, y maximizar la influencia política en la región, contrarrestar el multilateralismo y el panamericanismo promovido por los Estados Unidos.
   Perón concibió la integración regional como una herramienta de política externa que debería contribuir al desarrollo nacional, así como a la autonomía de decisión del país, aumentando de este modo los márgenes de negociación internacionales. El proyecto de unidad regional emergía también como un instrumento de proyección de poder.
   Este proyecto de unidad entre los países más industrializados del cono sur ( Argentina, Brasil y Chile “A. B. C”)  resultaba amenazante a los intereses norteamericanos . El historiador Fermín Chávez lo advierte en su obra “La Tercera Posición y la unidad latinoamericana”:
  “En un memorándum fechado el 20 de mayo de 1947, el director de la Oficina de Asuntos de las Repúblicas Americanas, Ellis Briggs, observaba: existe el peligro de que la Argentina aspire a organizar un bloque del Cono Sur, bajo la dominación política y económica  Argentina; y también que los Estados Unidos debían oponerse a cualquier desarrollo que pudiese facilitar la formación de tal bloque.

  En el año 1949, el Foreign Office también recibe un comunicado titulado : “ Ambiciones argentinas en Sudamérica, en el que se informaba :

  “Perón incursiona en las peligrosas incursiones de la geopolítica. Al dirigirse  a un grupo de estudiantes brasileros en julio de 1948, anticipó un tercer bloque de países latinos, liderado aparentemente por la Argentina, y basado sobre una unión aduanera, establecida primero entre las naciones latinoamericanas y luego extendido a España, Portugal, Italia e incluso Francia-en otras palabras un bloque latino-. Este bloque parecía asociado de cerca, en la mente del General Perón, con la Tercera Posición de la Argentina como mediadora entre los Estados Unidos y Rusia.”

A partir de la cita de estos dos comunicados podemos inferir lo amenazante que resultaba para los Estados Unidos como potencia hegemónica de aquel momento, el proyecto de integración regional entre los tres grandes Estados del cono sur; Argentina, Brasil y Chile, ideado por Perón.
  Las razones del fracaso del proyecto ABC, fueron variadas, pero es importante destacar el rol jugado por la cancillería brasileña, “Itamaraty” y la relación de Brasil hacia los Estados Unidos, como uno de los factores decisivos a la hora del fallido intento integracionista.
  La relación entre Perón y Vargas ha sido objeto de innumerables conjeturas, pero cuando el Vicepresidente Hortensio Quijano viajó al Brasil tras reasumir Vargas, aquél le comunicó el deseo de reunirse con él. Sin embargo, por motivos que aún se desconocen, esa reunión nunca tuvo lugar.

    “El embajador brasileño Lusardo, buscaba la coincidencia de ambos gobiernos, y fue por su intermedio que Perón, sondeó a Vargas sobre el proyecto de creación  de un nuevo tratado que uniera a la Argentina, Brasil y Chile (ABC). Este proyecto recibió un violento rechazo de funcionarios brasileños (...). Getulio Vargas nunca pudo superar la arcaica doctrina “antiargentina” que nutría el pensamiento de muchos sectores de la diplomacia brasileña.”

  De acuerdo con la valoración de Perón, las resistencia por parte del gobierno de Brasil, incluído el propio Vargas a involucrarse en un proyecto de unión con la Argentina, estaría motivada por la Cancillería brasileña, que consideraba esta alianza como un acto de enemistad frente a los Estados Unidos, país que era el pivote de su política exterior. El Presidente Perón no ocultó su decepción por la ausencia de Brasil, dentro de los acuerdos suscritos por Chile y Argentina.
  El fracaso del proyecto ABC, está relacionado con el tipo de modelo de desarrollo que había adoptado Brasil, muy distinto al argentino. En la posguerra temprana, la Argentina había seguido un modelo basado en estímulos internos. El Brasil formuló un tipo de economía sustentado en la inversión externa, sobre todo a partir de 1964. Al contrario de Argentina, Brasil se constituyó en un país receptor de grandes inversiones extranjeras y su modelo de desarrollo dependió en gran medida de sus relaciones con los grandes centros económicos occidentales, especialmente los Estado Unidos.
   La construcción del complejo hidroeléctrico Volta Redonda, es un ejemplo emblemático de cómo el régimen de préstamo y arriendo de los Estados Unidos hacia América Latina  se había volcado hacia el Brasil, como una prioridad dentro del marco de la carrera armamentística durante la Guerra Fría.
   En cuanto a la unión con Chile, Perón tuvo que sortear los mismos escollos que con el Brasil, pero finalmente logró un tratado bilateral con el país transcordillerano. Así lo destaca el historiador Fermín Chávez en su análisis:

   “ Perón estaba remando contra la corriente y avanzando cuanto podía. Todo el sistema neocolonial de ideas estaba contra sus proyectos, pero lo mismo siguió pacientemente marchando. Entre el 20 y el 26 de febrero de 1953 visitó Chile con el objeto de echar las bases de un convenio de complementación económica (sobre alimentos, minerales y energía principalmente). (...) A la distancia no se divisan los escollos que hubo que vencer en 1953 para avanzar hasta esa unión económica. Los hábitos mentales dominantes allende y aquende la Cordillera, con su carga de prejuicios, deformaciones y desinformaciones, no facilitaban ni mucho menos una política de integración”.

  El Presidente chileno Carlos Ibáñez, meses después del encuentro de febrero, firmaría en Buenos Aires finalmente un tratado de unión económica, en donde los dos Gobiernos se comprometían a la unidad de Argentina y Chile en las “gestas históricas de independencia”.
   El proyecto de Unidad Latinoamericana ideado por Perón, si bien no tuvo el éxito esperado por el líder, fue un antecedente ejemplar de lo que en años posteriores fueron acuerdos de reciprocidad como el Mercosur, o el Alalc. El fracaso del proyecto ABC demuestra cómo el imperialismo puede ser capaz de dominar haciendo uso de su poder económico/político, pero también explotando a su favor los conflictos internos de los países involucrados en proyectos que impliquen cierta autonomía e independencia de los centros hegemónicos occidentales.

Conclusión
   Los programas de integración regionales como el ABC, estuvieron signados a lo largo de la historia latinoamericana por avances y retrocesos. La idea de concretar un proyecto de unidad entre los países sudamericanos, especialmente los que habían tenido un desarrollo industrial importante como: Argentina, Brasil y Chile, ya estaba presente entre los líderes revolucionarios americanos del siglo XIX.
    Perón intentó infructuosamente promover el proyecto ABC, porque tenía presente el inmenso potencial con que contaban los países del cono sur para llevar adelante una economía autosuficiente y no dependiente de los países centrales. Esta idea de Perón estuvo enmarcada en el proceso histórico que se desplegó luego de la Primera Guerra mundial, en el cual se produjo un cambio sustancial del modelo Agroexportador.
   Una vez finalizada la Primera Guerra Mundial hubo una importante caída de los capitales europeos en sudamérica, este hecho sumado a la Crisis del veintinueve, obligó a los países periféricos como la Argentina, a iniciar un proceso de industrialización. Este nuevo modelo económico de desarrollo, estuvo ligado también al surgimiento de una idea de “nacionalismo” dentro de la sociedad, y  un sector de las fuerzas armadas.
   La política peronista estuvo marcada en aquél entonces por el fuerte impulso dado a la burguesía nacional y por la redistribución del ingreso en favor de los asalariados. Estos dos factores generaron un desarrollo del mercado interno. El proyecto ABC tuvo que ver con esta idea de generar un mercado común entre los países involucrados  para contrarrestar la injerencia de las grandes potencias en la región.
    Los Estados Unidos, durante la Guerra Fría, intentaron por todos los medios coartar cualquier intento de unidad entre los países latinoamericanos porque  veían amenazada su hegemonía económica, política e ideológica. Hubo otro factor esencial a la hora de entender el porqué del fracaso del ABC, el país del norte tenía fuertes inversiones tanto en Brasil como en Chile, esto sumado a la reacción adversa de la aristocrática cancillería brasileña fuertemente ligada a los intereses norteamericanos.
    Durante el reparto de Yalta, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, el mundo quedó dividido entre dos grandes esferas ideológicas el occidente capitalista y el este comunista. En aquel contexto la Tercera Posición de Perón marcaba una independencia de criterio frente a los dos bloques hegemónicos. Este no alineamiento a los centros ideológicos resultaba un fastidio para las pretensiones de los Estados Unidos de afianzar un panamericanismo en el sur de latinoamérica.
    La economía de los Estados Unidos y la de Argentina no eran complementarias sino que competitivas. Este hecho hizo que entre ambos países hubiera una histórica tensión en sus relaciones comerciales. El proyecto ABC, resultaba peligroso a los intereses del país del norte, ya que la Argentina tenía una gran capacidad agroexportadora, y hubiera podido convertirse en una potencia regional abasteciendo a los países vecinos.
   Mediante el proyecto ABC Perón pretendía consolidar la idea de unidad latinoamericana ya presente en San Martín y Bolívar. Durante su última presidencia en los años setenta, el líder hizo una reflexión que bien podría aplicar al tiempo presente:
  “ Cada país participa de un contexto internacional del que no puede sustraerse. Las influencias recíprocas son tan significativas que reducen las posibilidades de éxito en acciones aisladas. Es por ello que la Comunidad Latinoamericana debe retomar la creación de su propia historia, tal como lo vislumbró la clarividencia de nuestros libertadores, en lugar de conducirse por la historia que quieren crearle los mercaderes internos y externos. Nuestra respuesta, contra la política de dividir para reinar, debe ser la de construir la política de unirnos para liberarnos.”




Bibliografía

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lunes, 22 de junio de 2020

EL ABC SEGUNDA PARTE: La Triangularidad Argentina/Gran Bretaña/Estados Unidos. POR MARILINA JUAREZ




POR MARILINA JUAREZ


Capítulo II

La Triangularidad Argentina/Gran Bretaña/Estados Unidos.



La Guerra Fría y la Tercera Posición.

   La llamada Guerra Fría comenzó con el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando emergieron dos superpotencias: los Estados Unidos y la Unión Soviética, cada una de ellas expresando sistemas económicos y políticos distintos, conformando así dos bloques antagónicos. Esta denominación se debe a que no implicó otro conflicto bélico a escala mundial, sino que se basó más bien en enfrentamientos regionales y en foros internacionales. La temprana Guerra Fría fue sobre todo de carácter ideológico, dando lugar a la bipolaridad mundial.

  Este proceso estuvo ligado a la desintegración de los imperios coloniales existentes, especialmente el británico y el surgimiento de nuevas naciones y movimientos nacionalistas, reafirmando intereses propios que chocaron con los poderes hegemónicos, y constituyeron un bloque de países a los que se denominó el Tercer Mundo, tanto en Asia y África, como en América Latina. En cuanto al plano económico, Washington había impulsado la expansión del comercio internacional sin restricciones, para poner fin a las barreras nacionales y al bilateralismo tan característico de la etapa de preguerra.

   En este nuevo escenario mundial Perón planteó una doctrina: la Tercera Posición. Este concepto no se basaba en un simple distanciamiento respecto de los dos grandes bloques en que se dividió el mundo durante la posguerra, sino que nació de las propios dogmas peronistas, que especificaba que el justicialismo era una nueva filosofía de vida. El General Perón, planteaba en diversas oportunidades que la Tercera Posición era uno de los pilares de su pensamiento y su práctica política. En el año 1956 decía desde Panamá :



   “ Pensamos que tanto el capitalismo como el comunismo son sistemas ya superados por el tiempo. Consideremos al capitalismo como la explotación del hombre por el capital y al comunismo como la explotación del individuo por el Estado. Ambos “insectifican” a la persona mediante sistemas distintos. (...) La ideología justicialista implícita en las tres banderas (justicia social, independencia económica, y soberanía política) se proyecta en el orden internacional a través de una política autónoma”.



  Esta postura tercerista, no impidió que se mantuvieran relaciones diplomáticas con Estados Unidos y con la Unión Soviética, ni tampoco que en determinados momentos, dichas relaciones se hagan más intensas y se plasmen en provechosos acuerdos comerciales. La Tercera Posición se caracterizaba justamente por la independencia de criterio en cuanto a la política externa argentina.

   En cuanto a las relaciones económicas internacionales y a través de acuerdos bilaterales contrapuestos al multilateralismo impulsado por los Estados Unidos, la política exterior peronista tuvo tres rasgos fundamentales. Primero fortaleció las relaciones con América Latina, tomando distancia del “panamericanismo” estrictamente subordinado al país del Norte. Segundo, potenciaba las relaciones comerciales con Europa Occidental y especialmente con Inglaterra, con el objetivo de capitalizar el importante papel de la Argentina como proveedora de alimentos. Mediante esta política, el gobierno peronista procuraba “equilibrar” el peso de Washington en lo económico y diplomático, intentando lograr a partir de esto, su tercer objetivo: la recomposición, en mejores condiciones, de sus relaciones con los Estados Unidos.

   En la coyuntura internacional de los comienzos de la posguerra, la política externa argentina mantuvo el viejo esquema triangular con la intención de favorecer el proceso de industrialización: esto implicó exportar hacia Gran Bretaña y Europa para obtener las divisas necesarias para la compra de bienes de capital y materias primas esenciales, que en las condiciones mundiales, solo podían ser provistas por los Estados Unidos.

  Perón mantuvo también las relaciones diplomáticas con la URSS y el estrechamiento de vínculos económicos con España y otros países europeos, a fin de impulsar su Tercera Posición y combatir el aislamiento internacional y constante hostigamiento promovido por ciertos sectores del gobierno y la opinión pública estadounidenses, así como la no participación argentina en el Plan Marshall.



   En cuanto a la política interna durante el primer gobierno peronista, es importante destacar el rol decisivo del Estado como regulador de la economía. El proceso de industrialización durante el peronismo tuvo grandes diferencias del imperante hasta principios de los años cuarenta. Durante el régimen oligárquico, el proceso industrializador era excluyente respecto de las capas sociales más bajas, mientras que para el peronismo el desarrollo de la industria nacional, ampliando el mercado interno mediante una fuerte redistribución del ingreso en favor de los asalariados resultaba esencial.

El análisis de Mario Rapoport y Claudio Spiguel sostiene esta idea de redistribución del ingreso en favor del mercado interno como factor determinante del desarrollo económico:



  “El modelo económico peronista se sustentaba en cuatro pilares que rompían con las  concepciones tradicionales del pasado, aunque no se contraponen a las nuevas ideas económicas que comenzaban a imponerse en otras partes del mundo: la importancia del mercado interno, del nacionalismo económico, del estatismo y del papel central de la industrialización.”



   La orientación principal de la política exterior durante el primer peronismo, se dirigió a tratar de recrear, en lo económico, la triangularidad Argentina-Estados Unidos- Gran Bretaña y Europa, gestionando entre otras cosas que Norteamérica pusiera fin a su política de intimidación hacia la Argentina  y pudiera proveer con sus productos, los bienes de capital necesarios para el proceso de industrialización. A sí mismo, se intentaba diversificar las relaciones económicas y políticas internacionales,  afirmando la posición en América Latina.  Se buscaba afianzar los lazos con los países vecinos, en busca de favorecer la complementariedad económica entre los Estados del cono sur, para contrarrestar la injerencia del país del Norte en la economía de la región.

sábado, 13 de junio de 2020

Estados Unidos de Sudamérica, un sueño pendiente. (PRIMERA PARTE) Proyecto ABC, la alianza fallida entre Argentina, Brasil y Chile (1947-1955).Por Marilina Juárez.





Por Marilina Juárez


Introduccion



La política exterior durante el primer gobierno peronista tendió hacia la integración latinoamericana. Con el objetivo de crear un bloque regional que le brindara cierta autonomía política y económica a los países del cono sur respecto de Estados Unidos, el presidente Perón ideo infructuosamente ligar a los tres estados más importantes de sudamérica: Argentina, Brasil y Chile.

Según las palabras de Perón:





  “En 1948, dos años antes de que Europa lo hiciera, promovimos la integración latinoamericana con un tratado multilateral de complementación económica que firmaron Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Venezuela, Colombia y que quedó abierto a que lo hicieran los demás países de nuestro continente. La finalidad de esta iniciativa era crear un mercado común sudamericano, poner fin a las divisiones artificiales creadas entre nuestros países y mejorar el nivel de vida de nuestros pueblos”.




    Para realizar un análisis integral de las relaciones entre Argentina y los países contemplados en el proyecto ABC ( Brasil y Chile), se utilizarán las categorías desarrolladas por Mario Rapoport con respecto a este tema. Para ello se tendrán en cuenta el peso de los vínculos bilaterales entre Argentina y Estados Unidos a partir de la Primera Guerra Mundial y en las décadas de 1920 y 1930, que constituyen un factor clave en el posicionamiento internacional de nuestro país.



   La neutralidad que adoptó la Argentina durante buena parte de la Segunda Guerra Mundial, y la aparición de Perón en el escenario político del país, contribuyeron a vincular la situación interna con el contexto internacional y a conflictuar las relaciones con los Estados Unidos. El neutralismo no era una actitud novedosa, sino que tenía sus antecedentes en la Primera Guerra Mundial y había sido defendido por conservadores y radicales. Esta situación revela un enfrentamiento de larga data con Washington, que quería afirmar su hegemonía regional y Buenos Aires resultaba una amenaza por estar más ligado a Inglaterra y Europa.



   En la década de 1940, el proceso de industrialización por sustitución de importaciones inducido por la crisis de 1929, abrió en Estados Unidos la posibilidad de una mejor complementación económica y política con nuestro país. Pero la inconvertibilidad de la libra, la escasez de dólares y el Plan Marshall para ayudar a Europa en la posguerra terminaron desbaratando esos planes.



   Quedan expuestas entonces, las diversas “idas y vueltas” en las relaciones entre la Argentina y el país del Norte, producto de intereses políticos y económicos contrapuestos. A esto se suman la influencia británica (aliada histórica), alemana y la diplomacia soviética. La política interna y el contexto internacional quedarían así íntimamente ligados.

El proyecto ABC promovido por Perón, está inserto en la trama de relaciones conflictivas entre Norteamérica y Argentina, como así mismo se tendrá en cuenta la política exterior de los demás países integrantes (Brasil y Chile) con sus vértices geopolíticos respectivos.



   En cuanto a la política exterior de los Estados Unidos para con los países periféricos, especialmente en Latinoamérica, se utilizará la categoría de “hegemonía” desarrollada por Raúl Bernal Meza. En su análisis sobre la creación del “sentido común” el autor sostiene que:





   “Un paradigma puede hacerse hegemónico, es decir, la dominación ideológica de un grupo, por medio del cual se explican cómo sucedieron los hechos, lo que les permite asegurarse la legitimidad necesaria para imponer su política exterior, a través de la política de gobierno, presentando su propia visión del mundo, formando el sentido común. Sería el consenso, más que la coerción por la fuerza, lo que determina el liderazgo de un conjunto de ideas que llamamos hegemónicas o ideología dominante.”




   La pretensión de Norteamérica era que los países sudamericanos se alinearan a su ideología, amparándose en el consenso  e imponiendo su visión del mundo, para lograr el liderazgo político/ económico en la región, y fortalecer sus áreas de influencia. El presidente Perón, ante este contexto, adoptó una política denominada “tercera posición” que no se despegó de occidente en sus intereses, y mantuvo una relación equilibrada con la Unión Soviética.

El proyecto ABC, se enmarca en el intento de crear una zona “neutral” que no estuviera condicionada solamente a los intereses Norteamericanos en sudamérica.



   Creemos que el motivo central del fracaso del proyecto ABC, fue la histórica relación conflictiva entre Argentina y Estados Unidos. La no complementariedad de ambas economías fue la principal causa que originó la débil relación entre el país del norte y los sectores dominantes argentinos, cuyo poder económico se basaba en la exportación de productos primarios a Gran Bretaña y Europa. En este contexto histórico la posibilidad de una integración económica entre los principales países de sudamérica promovida por Perón, resultaba una amenaza contra los intereses norteamericanos en la región, porque Argentina podría convertirse en el país  dominante del bloque gracias a su gran capacidad agroexportadora.



   El fracaso del ABC resultó también de la relación que sostuvieron Chile y Brasil en consonancia con el panamericanismo norteamericano, en contraste con la Argentina que intentaba desligarse del compromiso promovido por los Estados Unidos en el Cono Sur, argumentando principios igualitarios para evitar una hegemonía regional subsidiaria de los intereses de Norteamérica.

Tanto las economías de Chile como Brasil resultaban orientadas hacia los Estados Unidos por las fuertes inversiones que el país del norte tenía en estas regiones, este pudo ser una de las causas por los cuales el proyecto ABC, fuera desalentado por la élite económica dominante  de dichos países, que presionaron para la no concreción del tratado de integración regional impulsado por el presidente Perón en 1947.



   Otro motivo importante del fallido intento de unión sudamericana, se debió al papel que jugó la reaccionaria cancillería brasileña.  Itamaraty había sido un obstáculo constante para lograr una relación armónica entre Argentina y Brasil desde la época del Imperio Brasileño. Getúlio Vargas (presidente del Brasil) se vio sometido a la fuerte presión de la cancillería para impedir el acuerdo con Argentina, que finalmente no se pudo concretar.

Creemos que la Tercera Posición planteada por Perón en el marco de la integración del ABC, no respondía a las realidades de Brasil y Chile, más alejados de los intentos autonomistas. En ese contexto la unión entre los tres países no resultaba funcional ni a las demandas sistémicas, ni a los grupos de poder dominantes en Brasil y Chile.



   A partir de la Primera Guerra Mundial y el crack del veintinueve, Estados Unidos comienza a consolidarse como potencia capitalista en el escenario internacional transformándose de país deudor a país acreedor, cambio que significó un considerable aumento de sus inversiones en el exterior. La razón de esto está dada por el hecho  de que Gran Bretaña exportaba principalmente productos que podían ser fácilmente sustituidos por otros bienes, o afectados por el cierre de alguno de sus mercados.

En este nuevo escenario internacional se analizará el cambio sustancial que se produjo en las esferas de influencia entre los principales países del cono sur, (Argentina, Brasil y Chile) y las potencias hegemónicas (especialmente Estados Unidos) surgido a partir de la “gran depresión” del veintinueve y de las guerras mundiales.



   Se analizará la relación económica triangular entre Argentina, Inglaterra y Estados Unidos, teniendo en cuenta el contexto político internacional que se desplegó durante la posguerra temprana. Al respecto se profundizará sobre las políticas económicas específicas de Argentina, Brasil y Chile en relación con Gran Bretaña y Norteamérica.

Se estudiará el impacto a nivel internacional, que tuvo la doctrina de “tercera posición” declarada por Perón  durante los primeros años la Guerra Fría, teniendo en cuenta los intercambios comerciales entre los países del cono sur y las potencias centrales durante este período.



    Por último se analizará específicamente el proyecto de integración económica ABC entre Argentina, Brasil y Chile impulsado por Perón, teniendo en cuenta las relaciones políticas, económicas y sociales entre los tres países. También se realizará un análisis sobre el papel que jugaron los estadistas de los tres países y la política internacional que tuvieron que adoptar con respecto a las grandes potencias.



    Nos proponemos analizar de manera exhaustiva la relación entre los Estados Unidos y los países del cono sur ( Argentina, Brasil y Chile), luego de la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión, a partir de los textos que analizan la política internacional latinoamericana: “El Cono Sur” de Mario Rapoport, y la obra perteneciente a Juan Archibaldo Lanús “ De Chapultepec al Beagle”. Política exterior Argentina : 1945-1980.



   La histórica relación conflictiva entre la Argentina y los Estados Unidos, fue un factor esencial para el fracaso del proyecto de integración regional promovido por Perón durante su primera presidencia. Para profundizar acerca de la “triangularidad” respecto de las política internacional entre la Argentina, Gran Bretaña y los Estado Unidos, se realizará un análisis interpretativo sobre historia económica utilizando los textos de : Mario Rapoport, y Carlos Escudé.



    La política internacional argentina durante el gobierno peronista, estuvo marcada por la doctrina de la “Tercera Posición” promovida por Juan D. Perón. Nos proponemos analizar el impacto que este nuevo posicionamiento geopolítico tuvo en la región y también a nivel internacional. Para ello,se profundizará acerca de la estrategia geopolítica del peronismo, a partir de fuentes secundarias presentes en los escritos que dejó Perón y bibliografía específica.



    El proyecto de integración regional entre los países del cono sur ( Argentina , Brasil y Chile) se investigará  utilizando fuentes secundarias presentes en los textos que escribió Juan D. Perón, en los cuales aparecen los fundamentos filosóficos y políticos del ABC. Con el objetivo de reforzar la hipótesis central de trabajo, nos proponemos analizar la política regional del peronismo utilizando la investigación realizada por el historiador revisionista Fermín Chávez al respecto.



   Relevaremos fuentes  secundarias sobre el pensamiento de Juan D. Perón que se encuentran en: “ Fundamentos de Doctrina Nacional Justicialista”. Texto Oficial.

Respecto de la bibliografía específica, estará  orientada a los siguientes fines:

fortalecer la hipótesis y el marco teórico; comprender la importancia de la estructura económica desplegada a partir de la crisis del veintinueve y la posguerra temprana; establecer la relación que tuvo la política exterior del peronismo con las potencias hegemónicas y los países latinoamericanos.








CAPÍTULO I

Contexto histórico



Crisis de 1929. Industrialización por Sustitución de Importaciones



   Los programas de integración regional en Latinoamérica son de larga data, éstos comenzaron a formularse desde la época de las revoluciones independentistas por medio de diversos proyectos y acuerdos concretos, que expresaban en algunos casos auténticas convicciones, y en otros solo se redujeron a declamaciones políticas.

Los países sudamericanos no fueron ajenos a este proceso de integración que estuvo signado  por fracasos, éxitos a medias, y múltiples acciones neutralizadoras provenientes de las potencias centrales que veían amenazada su hegemonía en la región.



   La política de concertación entre los países del cono sur durante el siglo XX tuvo diversos hitos, entre ellos se destacan: el Congreso de neutrales propiciado en 1917 por Argentina, la creación, en 1932, de la comisión integrada por Argentina , Brasil, Chile y Perú (ABCP), para negociar la solución del conflicto del Chaco entre Paraguay y Bolivia, el proyecto ABC propuesto por Perón, a fin de constituir una unidad económica sudamericana, el ALALC en los años sesenta y su reemplazo en los años ochenta por el ALADI.



    La Primera Guerra Mundial (1914-1918)  fue un conflicto bélico que marcaría definitivamente el rumbo económico y político que debieron tomar los países periféricos durante y después de la guerra. El ingreso de capitales europeos prácticamente se detuvo en el cono sur durante ese período, como contrapartida hubo un importante afluente de capitales norteamericanos que produjo un crecimiento sustancial de la presencia de los Estados Unidos en la región, esto hizo que mermara la injerencia de Europa, especialmente de Gran Bretaña.

Los capitales norteamericanos en sudamérica tuvieron un crecimiento exponencial durante la década del veinte: “ entre 1914 y 1919, el volumen de inversiones norteamericanas aumentó en un 50%. y en el período 1920-1929 se duplicó dirigiéndose esos capitales principalmente a Chile, Brasil y Argentina”.



   Finalizada la Primera Guerra Mundial países como Argentina y Brasil experimentaron un relativo crecimiento industrial. Este desarrollo se profundizó durante la crisis económica mundial del veintinueve, en este período que alcanzó a toda la década del treinta, el derrumbe de la demanda externa y la recesión agrícola jugaron un papel fundamental en las economías sudamericanas, ante esta situación, la alternativa adoptada fue el proceso de industrialización por sustitución de importaciones.



  La economía de los países centrales durante la crisis del treinta experimentó grandes transformaciones que impactaron especialmente a los países agroexportadores como el nuestro. El análisis de Mario Rapoport resulta esclarecedor al respecto:



 “Los años treinta presenciaron una intensa rivalidad en la región entre las grandes potencias. Mientras Estados Unidos procuró implementar una política comercial multilateral, el Reino Unido y Alemania se inclinaron hacia el bilateralismo. Gran Bretaña abandonó sus viejos principios librecambistas y adoptó un sistema de preferencia imperial a través del Tratado de Ottawa de 1932, perjudicando especialmente las exportaciones argentinas. Ello implicó una relativa retirada de los intereses británicos en América Latina, excepto en Argentina y Uruguay, donde obtuvieron acuerdos bilaterales preferenciales para proteger sus inversiones.”



   El pacto Roca Runciman de 1933 fue el ejemplo arquetípico del bilateralismo, el sector ganadero pampeano argentino hizo sentir, a través de este acuerdo, sus intereses vinculados al comercio con la metrópoli británica. Entre las principales cláusulas del tratado figuraba un tratamiento discriminatorio favorable al Reino Unido en el manejo del control de cambios argentino, a lo que se sumó la reducción de impuestos a la importación de manufacturas inglesas y grandes privilegios para a las inversiones de Gran Bretaña. A cambio de ello se aseguraba la exportación de carnes al mercado inglés.



   Este pacto le permitió a la Argentina continuar con su relación apendicular hacia la potencia declinante. Paralelamente, Estados Unidos se transformó en el principal proveedor de financiamiento externo de Chile luego de la crisis del veintinueve. Esta situación comenzó a tener una influencia cada vez más marcada en los asuntos internos chilenos, sumado a la percepción común en amplios sectores de la sociedad, que veían al país del norte como una potencia imperialista.



   Este proceso de grandes transformaciones económicas y políticas a nivel mundial, que comenzó una vez terminada la Primera Guerra Mundial y se profundizó con la crisis del treinta, tuvo su corolario con el triunfo del nazismo en Alemania. La posterior división del mundo en dos bloques ideológicos antagónicos, convirtió al extremo sur del continente americano y especialmente a Brasil, Chile y la Argentina, con una gran afluencia de población germana, en un campo fértil para la disputa  ideológico/ política. Alemania trató de establecer relaciones más estrechas con sus aliados del sur, promoviendo el anticomunismo y el antinorteamericanismo en la región.






La Segunda Guerra Mundial y el ascenso de Perón.



 El Golpe de Estado de 1943, puso fin a  una década signada por el fraude electoral y el conservadurismo más reaccionario. Este suceso allanó el camino de nuevos e inesperados espacios al entonces Coronel Perón. La personalidad de este militar adquirió relevancia en la vida pública nacional, a partir del momento en que se hizo cargo del Departamento de Trabajo y Previsión Social.



“ Su proclamado antiimperialismo, en especial su  enfrentamiento con el embajador Braden, contribuyó sin duda a aumentar su popularidad. A la vez, rasgos desprejuiciados y plebeyos de su vida (como los que surgen de su notoria relación y su posterior casamiento con una actriz) que contrastaba con el conservadurismo imperante, militar y oligárquico, diferenciaron su imagen de la de sus colegas de armas.”




    Luego de los sucesos del 17 de octubre de 1945, la alianza policlasista que sostuvo al peronismo aparecía como una amenaza a los intereses británicos. La política económica que estableció Perón durante su participación en el gobierno de facto precedente, y que desplegaría en sus futuros gobiernos estaría estrechamente ligada con las capacidades económicas de la incipiente burguesía industrial nacional en su época de mayor expansión.

    Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, dos países, la Argentina neutral durante el conflicto, y los Estados Unidos activo en la confrontación, emergían como polos opuestos. Mientras que uno surgía dominante, porque era el triunfador, el otro, en este caso la Argentina, se vio obligado a soportar un hostigamiento diplomático y económico como consecuencia de su negativa a sumarse a las potencias aliadas.

    En 1945, las principales potencias del mundo, intentaron establecer un nuevo sistema internacional, que reemplazará la pasada práctica de los Estados tendientes a hacer prevalecer el equilibrio de poderes como medio de estabilidad. Para la Argentina, el año 1945, resultó  clave en su historia, porque las fuerzas sociales en su interior comenzaban un gran proceso de transformación con la llegada del Peronismo al poder.



jueves, 4 de junio de 2020

“Amalia” y “Evita”: La mujer en la literatura del siglo XIX y XX., por Marilina Juárez



Por Marilina Juárez, historiadora, docente.


Introducción
 Amalia pertenece al género novela histórica. Escrita por José Mármol en el exilio, la primera edición aparece en 1851 y la segunda en 1855. Sin dudas la obra contiene un claro cariz político, el narrador era un ferviente opositor al gobierno de Juan Manuel de Rosas, con  lo cual la novela está impregnada de una fuerte denuncia hacia la figura del Gobernador y al federalismo en general.
El objetivo de la novela histórica radica en la evocación del pasado, el personaje encarnado por Amalia sintetiza la mal llamada època del “terror rosista” (siglo XIX). Si bien el tema principal de la obra es el amor romántico, el narrador intenta dar cuenta del contexto histórico de la época.
 “ Así,  la sociedad a esta época se hallaba dividida en víctimas y en asesinos. Y estos últimos, que desde muy atrás traían sus títulos de tales; valientes con el puñal sobre la víctima indefensa; héroes en la ostentación de su cinismo, temblaban, sin embargo, cuando la pisada del ejército libertador hacía vibrar la tierra de Buenos Aires, en la última quin­cena de agosto de 1840, a cuyos días hemos llegado en esta historia.”[1]
Podemos apreciar, a partir de la cita, como el narrador describe a la sociedad de la época dividida entre víctimas y victimarios. Queda claramente expresada la alineación ideológica de Mármol al equiparar al ejército rosista con asesinos y enaltecer a los opositores como libertadores de la patria.
     “Buenos Aires, 4 de mayo de 1840. Son las diez y media de una noche apacible.
Al escaso resplandor de las estrellas se descubría el Plata, desierto y salvaje como la Pampa, y el rumor de sus olas, que se desenvolvían sin violencia y sin choque sobre las costas planas, parecía más bien la respiración natural de ese gigante de la América, cuya espalda estaba oprimida por treinta naves francesas en los momentos en que tenían lugar los sucesos que relatamos.”[2] 
   La obra comienza con la huida de el coronel Francisco Lynch, Eduardo Belgrano, Oliden, Riglos y Maison, quienes parten hacia el exilio, perseguidos por La Mazorca.
El conductor del escape es Juan Merlo, quien promete salvarlos embarcandose en una ballenera, pero los traiciona. Su agudo silbido alerta a los secuaces del Restaurador. Éstos se lanzan sobre los jóvenes unitarios.
Después de una encarnizada lucha en la que perecen sus compañeros, Eduardo Belgrano, enfrenta a sus enemigos y descarga sobre ellos su furia. A pesar de sus esfuerzos, cae herido, pero en el momento en que va a ser degollado por un federal, llega Daniel Bello, su amigo, y lo rescata de la muerte. Ya se vislumbra en la actitud de Eduardo al verdadero héroe de la novela.
Daniel lo conduce, entonces, hacia una casa situada en el actual barrio de Barracas.
Allí vive, desde hace poco tiempo, su prima, Amalia Sáenz de Olabarrieta -"la linda viuda, la poética tucumana"-, que colmará de cuidados al herido hasta que terminan enamorándose.
Mármol alterna la narración con la descripción minuciosa, enumerativa, típica del siglo XIX. Así, muestra los acontecimientos que se desarrollan en torno de Rosas, en su mansión de Palermo y retrata a los personajes más significativos que lo rodean y que lo consideran un semidiós porque es el artífice de La Federación.
La obra “Esa Mujer” de Rodolfo Walsh pertenece a una compilación de seis cuentos publicados en 1965.  En este relato, el narrador alterna lo policial, lo histórico y lo periodístico. Aparece la figura de Eva Perón pero en ningún momento es mencionada por su nombre.
El cuento trata de un coronel que tiene en su poder el cadáver de una mujer embalsamado, y lo entrevista un interesado en saber dónde está ése cuerpo,  en medio de una charla donde se toma whisky, con descripciones de un departamento, el entrevistador intenta tener ese dato, en las últimas líneas hasta le ofrece plata, abundante plata, para que el coronel le dé ese dato.
La obra está escrita en primera persona, abunda en diálogos y descripciones, y en pocas frases enunciativas, el cuento tiene elementos reales como el personaje del coronel, un militar  (Eugenio Moori Koenig) quien estuvo verdaderamente a cargo del cuerpo de Eva Perón y el embalsamador ( Pedro Ara) mencionado como “el gallego”. 
El objetivo del trabajo es realizar un análisis literario/ comparativo entre las dos obras desde la narrativa de género. Profundizaremos acerca de el estereotipo de mujer en la literatura del siglo XIX y XX, para ello tendremos en cuenta el contexto histórico en el cual se enmarcan las obras, como así también  la ideología política de los autores. 
Creemos que la literatura es una herramienta esencial para la reconstrucción histórica de un determinado período. Partiendo de esta hipótesis central, pretendemos comprobar que tanto la Novela Histórica del siglo XIX, como el cuento de Rodolfo Walsh en el siglo XX, nos permiten comprender el modelo de mujer que se instaló culturalmente en los mencionados siglos. 
Para reforzar la hipótesis de trabajo, utilizaremos el análisis  de Dora Barrancos en su obra: “Mujeres en la Sociedad Argentina”. Una historia de cinco siglos. Para referirnos al siglo XX, analizaremos el estudio hecho por Ricardo Piglia de la obra “Esa Mujer”.  En cuanto a la investigación de la simbología sobre la imágen de la mujer, tomaremos la obra: “Visto y no Visto”. El uso de la imagen como documento histórico. del historiador británico Peter Burque. 
   
  
Capítulo uno: 
“Amalia”, el estereotipo femenino del siglo XIX en la novela histórica.
En aquel momento Amalia estaba excesivamente pálida, efecto de las impresiones ines­peradas que estaba recibiendo; y los rizos de su cabello castaño claro, echados atrás de la oreja pocos momentos antes, no estorbaron a Eduardo descubrir en una mujer de veinte años una fisonomía encantadora, una frente majestuosa y bella, unos ojos pardos llenos de expresión y sentimiento y una figura hermosa, cuyo traje negro parecía escogido para hacer resaltar la reluciente blancura del seno y de los hombros, si su tela no revelase que era un vestido de duelo.” [3]
   El narrador tomó los personajes de la realidad. Amalia, la protagonista reúne todas las características de la mujer del romanticismo: abnegada, solidaria, enamorada, triste, con un futuro incierto pero presumiblemente trágico. Era la mujer angelical, que lleva bajo sus hombros una herencia del cielo y de la tierra que consistía en las perfecciones físicas y en el espíritu bondadoso del alma. La cita hace referencia al encuentro entre Amalia y Eduardo Belgrano, podemos inferir que el narrador intenta describir los rasgos  que se tenían en cuenta a la hora de valorar el modelo femenino, uno de ellos era indudablemente la blancura como signo de pureza. La mujer de entonces ( segunda mitad del siglo XIX) debía ser educada, fina, y bella físicamente para cumplir con los cánones de la época.
   Hacia la segunda mitad del siglo XIX surgieron las teorías positivistas. Amparadas en la ciencia, el positivismo aseguraba la inferioridad de algunas poblaciones, de algunas razas, y por supuesto, de las mujeres. Entre las grandes transformaciones del siglo, la Teoría de la Evolución de Darwin y Wallace, tuvieron una influencia determinante. La siguiente cita, en la que el narrador describe a un edecán de Rosas, resulta esclarecedora al respecto:
    era un hombre grueso, como de cuarenta y ocho años de edad, sus mejillas carnudas y rosadas, labios contraídos, frente alta pero angosta, ojos pequeños y encapotados por el párpado superior, y de un conjunto, sin embargo, más bien agradable, pero chocante a la vista.”[4]
 Podemos apreciar cómo el narrador describe de manera despectiva  las características físicas de los seguidores de Rosas. 
   Finalizando el siglo XIX, crecieron toda clase de sectas en materia de creencias sobre lo “natural” e imperecedero. Podemos imaginar lo que esto significó para los sexos. Se asumió que había un orden “normal” cuando no “divino”  en el cual se imponían funciones diferenciales para varones y mujeres. Nada debía alterar ese plan, sino sobrevendría el caos. Las mujeres fueron catalogadas como débiles y menos inteligentes, solo aptas para parir , criar y asistir al cónyuge: funciones “admirables” que supuestamente estaban en su naturaleza. 
Los varones fueron indicados como fuertes y más inteligentes, idóneos para producir y gobernar[5]
   “¡ Tatita! contestó una voz que venía de una pieza interior. Un segundo después apareció aquella mujer que encontramos durmiendo sobre una cama, sin desvestirse.
  Era esa mujer una joven de veintidós a veintitrés años, alta delgada, de un talle y unas formas graciosas y con una fisonomía que podría llamarse bella, si la palabra interesante no fuese más análoga para clasificarla.”[6]
     
    La cita describe a Manuelita Rosas, podemos apreciar cómo el narrador nuevamente hace alusión a las características físicas de la mujer que debía cuidar al hombre, en este caso su padre Juan Manuel de Rosas. 
   “Y Manuela volvió a las piezas interiores, mientras Rosas se sentó a la orilla de una cama, que era la suya, y con las manos se sacó las botas, poniendo en el suelo sus pies sin medias. (...)
   No tardó en aparecer la joven hija de Rosas a provenir a su padre que la comida estaba en la mesa.[7] 
 Aquí podemos observar como la figura de Manuelita cumple con el estereotipo de mujer abnegada, apta para cumplir con la tarea de ayudar a su padre. En aquel contexto, ese sería el deber “natural” y “digno” de la mujer. 
   Un personaje peculiar en la novela es el de la cuñada de Rosas, María Josefa Ezcurra. El narrador la describe con todas las cualidades negativas que tendría la mujer de la segunda mitad del siglo XIX. Ella ya no es sumisa, no atiende a ningún cónyuge, tiene voz y voto, toma decisiones políticas, (algo privativo del hombre) y se convirtió en la mano derecha de su cuñado., al morir Encarnación.
    “De pié en la puerta que daba a la alcoba, tenía asido con una mano el picaporte, en señal de que allí no se entraba sin su correspondiente beneplácito, y con la otra recibía los cobres o los billetes que, según su clase, le daban los que a ella se acercaban en solicitud de obtener la preferencia de entrar de los primeros a hablar con la señora doña María Josefa Ezcurra. Y jamás audiencia alguna fue compuesta y matizada de tantas jerarquías, de tan varios colores, de tal distintas razas.(...)
    El uno era arrastrado allí por temor, el otro por el odio; uno por la relajación, otro por una esperanza y otros, en fin por la desesperación de no encontrar a quién ni a dónde recurrir en busca de una noticia, o de una esperanza sobre la suerte de alguien, caído en desgracia de Su Excelencia. Pero el edecán de aquella emperatriz de nuevo género, si no es en nosotros una profanación escandalosa aplicar ese cesáreo nombre a Doña María Josefa.”[8] 
    A partir de la cita podemos inferir algunas cuestiones. El narrador comienza describiendo a los   subalternos de Rosas, a quienes señala como seres temerosos, aduladores y serviles. Por otro lado se puede observar que ese temor sería infundido por la cuñada del Restaurador. Sobre la figura de María Josefa Ezcurra, el narrador hace una metáfora burlona al referirse a ella como una “emperatriz de nuevo género”. 
   Si comparamos las descripciones sobre Manuelita Rosas y Amalia con las de María Josefa Ezcurra, la diferencia es notable. Aquellas eran mujeres que cumplían con el mandato social de la época: abnegadas, dulces, de buenos modales y cuya función “natural” era asistir al hombre. María Josefa demostraba todo lo contrario a lo que debería ser una “buena mujer”: autoritaria, rebelde, dominante etc.
   En cuanto al estereotipo femenino de la segunda mitad del siglo XIX, Amalia es una novela histórica que muestra a la mujer en sus dos versiones, la que cumple con los cánones culturales y sociales de la época, y la que no. A partir de la obra de Mármol podemos ver la influencia de la Literatura en cuanto al concepto de “mujer” que se impuso al finalizar el siglo, y al precepto social que debería cumplir el género femenino en aquellos tiempos. 
Capítulo dos:
“Esa Mujer”, una perspectiva literaria de la figura de Eva Perón en los años cincuenta del siglo XX.
 “Esa mujer” cuenta la historia de alguien que está buscando el cadáver de Eva Perón, que está tratando de averiguar dónde está el cadáver de Eva Perón y habla con un militar que ha formado parte de los servicios de inteligencia del Estado.  La investigación de este intelectual, el narrador, un periodista que está ahí negociando, enfrentando a esta figura que concentra el mundo del poder, tratando de ver si puede descifrar el secreto que le permita llegar al cuerpo de Eva Perón, con todo lo que implica encontrar ese cuerpo, encontrar a esa mujer que encarna toda una tradición popular, porque,  encontrar ese cadáver tendría un sentido que excede el acontecimiento mismo, esa búsqueda, entonces, es el motor de la historia.
  Y el primer signo de la literatura de Walsh es que Eva Perón no está nunca nombrada explícitamente en el relato. Está aludida, todos sabemos que se habla de ella, pero aquí Walsh practica el arte de la elipsis, el arte de iceberg a la Hemingway. Lo más importante de una historia nunca debe ser nombrado, hay un trabajo entonces muy sutil con la alusión y con el sobreentendido que puede servirnos, quizá, para inferir algunos de estos procedimientos literarios (y no sólo literarios) que podrían persistir en el futuro. Esa elipsis implica,  un lector que restituye el contexto cifrado, la historia implícita, lo que se dice en lo no dicho. La eficacia estilística de Walsh avanza en esa dirección: aludir, condensar, decir lo máximo con la menor cantidad de palabras.[9]
   A diferencia de Mármol, la obra de Walsh no contiene las innumerables descripciones típicas de la novela histórica del siglo XIX, lo que predomina en el cuento son los diálogos. Sin embargo el narrador, dice poco pero hace que el lector reconstruya en su imaginación las situaciones.
El cuento está escrito en primera persona y contiene escasas frases enunciativas. Sin conocer el contexto histórico en el que fue escrito ( los años de la proscripción del peronismo) sería difícil comprenderlo. La obra de Walsh gravita sobre las ausencias: de un nombre, de un  lugar, de un cuerpo, etc. Sobre esta vacuidad se tejen una serie de silencios, las cuales enlazadas al hecho histórico al que se refiere, dan como resultado un cuento austero, pero cargado de una violencia latente.
    La figura de Evita  condensaba el universo popular. La tradición  del peronismo lógicamente aparece primero como un secreto, como una intriga que se trata de develar, pero también como un lugar de llegada. “Si yo encontrara a esa mujer ya no me sentiría solo”, se dice en el relato a modo de metáfora. Encontrar  al Peronismo como Movimiento Popular, ya no sería para el narrador un lugar oscuro, desconocido, sino que ir hacia allí le permitiría encontrarse con ese mundo popular.
    “-¿Por qué creen que usted tiene la culpa?
-Porque yo la saque de donde estaba, eso es cierto, y la lleve donde esta ahora, eso también es cierto. Pero ellos
no saben lo que querían hacer, esos roñosos no saben nada, y no saben que fui yo quien lo impidió.
El Coronel bebe, con ardor, con orgullo, con fiereza, con elocuencia, con método.
-Porque yo he estudiado historia. Puedo ver las cosas con perspectiva histórica. Yo he leído a Hegel.
-¿Que querían hacer?
-Fondearla en el río, tirarla de un avión, quemarla y arrojar los restos por el inodoro, diluirla en ácido. ¡Cuanta
basura tiene que oír uno! Este país está cubierto de basura, uno no sabe de dónde sale tanta basura, pero estamos
todos hasta el cogote.
-Todos, Coronel. Porque en el fondo estamos de acuerdo, ¿no?.”[10]
     En este diálogo podemos ver cómo el narrador describe al Coronel que tiene en su poder el cadáver embalsamado de Eva Perón como a un ser que se autopercibe “salvador”, culto y más inteligente que las clases populares. Lo interesante es que Evita encarnaba a las clases subalternas, ya no era la mujer que solo estaba al cuidado del hombre, como Amalia, ella simbolizaba todo “lo malo” para las clases dominantes, por eso debía ser borrada de la memoria popular.
   
   El Peronismo alteró la vida del país y, entre tantas razones, por el notable acatamiento que consiguió entre la población femenina. Es necesario destacar el papel jugado por las mujeres en los cambios políticos acontecidos en los que resulta determinante la figura de Eva Perón. La evolución del destino, que la llevó de un humilde hogar bonaerense, en condición de hija ilegítima, a su carrera como actriz y a la relación amorosa con el General Perón, transformándose en “la abanderada de los humildes” a sido objeto de incontables análisis, pero resulta importante destacar que a Eva no la impulsaba solamente un resentimiento de clase sino  su empatía con las clases populares, gracias a esto logró lo que ninguna otra mujer de su época. De ahí el odio que despertó en la oligarquía.[11]
    “-Tuve que buscar ayuda para cambiarla de ataúd. Llame a unos obreros que había por ahí. Figúrese como se
quedaron. Para ellos era una diosa, que se yo las cosas que les meten en la cabeza, pobre gente.
-¿Pobre gente?
-Si, pobre gente. -El Coronel lucha contra una escurridiza cólera interior.- Yo también soy argentino.
-Yo también, Coronel, yo también. Somos todos argentinos.
-Ah, bueno -dice.
-¿La vieron así?
-Si, ya le dije que esa mujer estaba desnuda. Una diosa, y desnuda, y muerta. Con toda la muerte al aire, ¿sabe?”[12]
    Al calificar a los obreros como “pobres gentes”  el narrador intenta demostrar el odio que despertaba Eva entre la oligarquía y la fascinación que ejercía en las clases populares: “para ellos era una Diosa”.
      “Esa mujer -le oigo murmurar-. Estaba desnuda en el ataúd y parecía una virgen. La piel se le había vuelto
transparente. Se veían las metástasis del cáncer, como esos dibujitos que uno hace en una ventanilla mojada.”[13]
   En la cita el narrador cuenta la descripción del cadáver que hace el Coronel. Podemos analizar la mirada del “otro” que tenían los militares hacia la figura de Evita. El grado de desprecio hacia la mujer que encarnaba Eva Perón, impedía que el Coronel pudiera llamarla por su nombre, y además banaliza la enfermedad, en este caso el cáncer que la mató. Cuando dice:” parecía una virgen”, hace referencia a lo que en su mente debería ser una cualidad sublime en la mujer. 
  La mayoría de los estereotipos de “los otros”-el de los judíos según los gentiles, los musulmanes según los cristianos, los negros según los blancos, la gente del pueblo según la gente de la ciudad, los militares según los civiles, las mujeres según los hombres etc.- han sido y son hostiles y despectivos o, en el mejor de los casos, condescendientes. Un psicólogo probablemente se fijaría en el temor que se oculta tras el odio y también en la proyección inconsciente sobre el otro de los aspectos más indeseables de la propia personalidad.[14]
   El cuento de Walsh representa el modelo de mujer antagónico al del siglo XIX, Eva Perón no cumplía con el estereotipo del siglo XIX y principios del XX. Ella no pertenecía a la clases altas  de la sociedad, y no se complacía con el rol de la beneficencia que ejercían  las mujeres de la aristocracia, si bien en sus escritos  Eva destacaba a la mujer como una compañera inseparable del hombre, ella le dio voz y voto al género femenino, algo imperdonable para el “varón” de aquel entonces.
    

[1] Mármol, José. Amalia. Tomo I. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1967.( Cuarta parte Capítulo III). P. 410. 
[2] Ídem, P. 5
[3]  Mármol, José. Amalia. Tomo I. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1967.( Cuarta parte Capítulo III). Buscar cita.
[4] Ídem.P. 23
[5] Barrancos ( 2010) P. 90
[6]  Mármol, José. Amalia. Tomo I. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1967. (Primera parte) Capítulo IV. P. 60
[7] Ídem. P. 61
[8] ídem. P. 310.
[9] Piglia ( 2016)
[10] Walsh, Rodolfo. “Esa Mujer”. Los oficios terrestres, 1966. P. 2
[11] Barrancos (2010). P. 180
[12]  Walsh, Rodolfo. “Esa Mujer”. Los oficios terrestres, 1966. P. 3
[13] Walsh, Rodolfo. “Esa Mujer”. Los oficios terrestres, 1966. P.4
[14] Burque (2005). P.78
Conclusión

Amalia es una novela histórica en la cual se conjugan varios aspectos: José Mármol era un acérrimo antirrosista con lo cual el narrador intentó realizar, a través de su obra, una crítica al gobierno de Juan Manuel de Rosas. En cuanto al estereotipo de mujer de la segunda mitad del siglo XIX, que es el objeto de estudio que nos ocupa, el narrador no escapa al contexto de la época en el cual el positivismo juega un rol esencial. Esta filosofía que irrumpe a finales del siglo XIX, ponía a la mujer un rol secundario. Amparada en las teorías evolucionistas de Darwin, Spencer y Wallace, el modelo femenino estaba relegado a la tarea “natural”, cuando no “digna” de cuidar al hombre y tener hijos.
La novela Amalia, es un fiel reflejo del modelo de mujer que la literatura intentaba representar. A través de su personaje principal, una dama de la aristocracia provincial, el narrador destaca los aspectos positivos que debería tener una mujer: abnegada, sumisa, bella, blanca, y principalmente al servicio del hombre.
José Mármol también muestra el modelo antagónico de mujer para los cánones sociales del momento en la figura de María Josefa Ezcurra. Aquí podemos apreciar que la cuñada del Restaurador aparece representada como una mujer que no cumple con ninguno de los requisitos que debería tener una dama de la época.
Amalia resulta una obra importante para comprender, desde la narrativa de género, el modelo que se le impuso a la mujer en el siglo XIX y que alcanzaría hasta mediados del siglo XX.

El cuento “Esa Mujer” de Rodolfo Walsh resume en la figura de Eva Perón dos componentes esenciales: primero el odio de clase; y segundo todo lo que la mujer no debería ser. Al no ser mencionada por su nombre en ningún momento de la obra, inferimos que el narrador intenta describir la aversión que producía Evita entre la oligarquía y la clase media.
Eva Perón, una mujer del bajo pueblo; hija ilegítima; y actriz, resultaba un insulto para las elites. Al convertirse en Primera Dama, Evita despertó el odio de clase que mencionamos en el párrafo anterior. El secuestro y la violación del cadáver de Eva, representa todo lo negativo que significaba “esa mujer” para el hombre del momento.
Las conquistas alcanzadas por las mujeres debían ser desterradas, “desaparecidas” de la faz de la tierra, de ahí que el cuerpo de Eva no sería encontrado hasta los años setenta.



Bibliografía:

Barrancos, Dora. “Mujeres en la Sociedad Argentina”. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires: Sudamericana, 2007.

Burque, Peter. “Visto y no Visto”. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona: A & M Gráfic, 2005.

Mármol, José. Amalia. Tomo I. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1967.

https://campus.almagro.ort.edu.ar/lengua/articulo/776899/-esa-mujer-analisis-de-ricardo-piglia


Walsh, Rodolfo. “Esa Mujer”. Los oficios terrestres, 1966.