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miércoles, 15 de julio de 2020

OTROS RECUERDOS DEL PRIMER PERONISMO, por Fernando "Pato" Galmarini, entrevista y textos de Javier Garin






"Puto y ladrón, queremos a Perón".

por Fernando "Pato" Galmarini, entrevista y textos de Javier Garin



"Puto y ladrón, queremos a Perón".

        Ya hemos dicho que el Pato se reconoce orgullosamente como “de Boca y Peronista”. “Como el propio Perón”, agrega. Y promete que fundamentará irrefutablemente la filiación boquense del General.
     -La frase “de Boca y peronista” -cuenta el Pato- se la oí decir muchas veces a Antonio Cafiero. Y antes de él, a un sacerdote tercermundista que, al igual que Carlos Mugica, fue -para muchos de mi generación- un referente político y espiritual: el Padre Jorge Galli."  Un sacerdote de Pergamino que jugó un papel importante en la conformación de la JP Lealtad y en el alejamiento del Pato y de otros jóvenes de la tendencia revolucionaria, tras el asesinato de Rucci. “El padre Jorge Galli era un fenómeno –cuenta-. Un tipazo. Amigo de Carlos Mugica, pero de origen más popular. Fuimos muy cercanos. A veces el padre Jorge lo chicaneaba amistosamente a Carlos Mujica y le decía: “vos sos un cajetilla”. Porque, claro, el padre Jorge era de una familia muy humilde y muy peronista. Le gustaba el futbol y era fanático de Boca. Y siempre me decía: soy de Boca y peronista.”
          El Pato no sabe muy bien de dónde le viene esa filiación político-futbolera. Casi seguro, por el contacto con los chicos del barrio, de la calle Arenales. “Ahí, en los picados, yo me hice boquense, no me preguntes por qué… Mi viejo era hincha de Independiente, y me enloquecía con ir a ver al Rojo: me hablaba de los infinitos goles de Arsenio Erico y de las míticas apiladas y gambetas de Vicente De la Mata; con él vi a Micheli, Ceconatto, Bonelli; Grillo y Cruz. Pero entre el piberío de los picados Boca tenía más predicamento, creo yo. Y a partir de los siete años, más o menos, me habré hecho hincha de Boca, aunque mi viejo me tirara para el lado de Avellaneda. No era por exitismo: Boca había salido campeón cuando yo tenía un año y dos años, y después recién volvió a ganar un campeonato en 1954, tras una década. Tengo grabada la formación de Boca campeón para siempre: arquero Musimessi; Colman y Edwards; Lombardo, Mouriño y Pescia; Nardiello, Baiocco, Borello, Rosello, y el “turco” Markarian. A Musimessi le decían “el guardavallas cantor”, porque cantaba unos chamamés más malos que el diablo; incluso grabó un disco que yo de pibe tenía en formato de 78; años después lo conocí cuando trabajó con Rousselot en la Municipalidad de Morón. También conocí a Edwards cuando armamos la Secretaría de Deportes de Nación. Y a Pepino Morello lo conocí en una estación de servicio de zona sur muchísimos años después”.
                   - ¿Es cierto que, entre las cosas buenas que te dejó la militancia política, te diste el gusto de tratar con muchos de los ídolos deportivos de la Argentina?
.                    - Sí, Javier. Tuve la suerte de conocer en persona a los cinco más grandes deportistas del siglo XX, según la elección del Círculo de Periodistas Deportivos de 1999, a saber: Diego Armando Maradona, Juan Manuel Fangio, Carlos Monzón, Guillermo Vilas y Roberto De Vicenzo. Además de ellos, tuve oportunidad de conversar muchísimas veces, y en algunos casos mantener amistad, con importantes figuras, desde Prada a Nicolino Locche, desde César Menotti a Salvador Bilardo, Gabriela Sabattini, Hugo Porta, Osvaldo Suarez, Reynaldo Borno, y desde ya numerosos futbolistas, el “loco” Gatti, el “pato” Fillol, Juan Simón, Norberto Alonso, mi amigo el “Hueso” Glaría… Hasta me puse la gloriosa camiseta de Boca en un partido a beneficio”, dice, y promete contarnos todo esto en detalle más adelante.
         Su adhesión al peronismo también nació en el barrio y en los picados. “Mi viejo era un profesional de clase media, y mi vieja, ama de casa. Cuando vino el peronismo, mi familia no fue de las que lo celebraron, sino más bien de las que se limitaron a admitirlo. En mi casa no se hablaba de política. Mi viejo laburaba como bioquímico en el Ministerio de Agricultura. Fue reservista. Yo me acuerdo que tenía el birrete, que les daban a todos los laburantes, y que los hacían desfilar. Y a algunos les gustaba, y a muchos no les gustaba. No era antiperonista, pero le desagradaban las imposiciones. Por ejemplo, que lo obligaran a llevar brazalete negro por la muerte de Evita [1], aunque íntimamente lamentara su pérdida. Pero si vos me preguntás dónde habré escuchado las cosas primeras de Perón, debe ser con los pibes de la calle, jugando a la pelota. Y en los Torneos Evita. Entre mis amigos del fútbol callejero sentí fuerte la tristeza que provocó la muerte de Evita. Me acuerdo de esos días en que en las radios sólo se escuchaba música sacra y a las 20:25 se recordaba diariamente el momento de su fallecimiento. Creo que durante varios días hasta dejamos la pelota archivada y nos dedicamos a la bolita o las figuritas para no hacer bochinche. Ahora, ¿yo era peronista? ¡No lo sé! ¡Yo qué sé qué era! Futbol y peronismo eran cosas que se respiraban. En el ambiente futbolero se respiraba mucho peronismo. Era más que una postura política. Era una forma de ser. Para muchos, ser peronista era como me contó la hija del “Mono” Gatica, Eva, que solía decir su padre: “yo de política no entiendo nada, yo soy peronista”.
-Tengo una imagen muy, muy fuerte –prosigue el Pato- donde de nuevo se mezclan para mí la política y el deporte, Boca y Perón, como ha sido una constante a lo largo de mi vida. Los gorilas habían instalado miles de mentiras sistemáticas para destruir el prestigio de Perón después de su derrocamiento[2]. Lo acusaron de ladrón de los dineros públicos. Y pusieron en circulación todo género de infamias destinadas a presentarlo como un pervertido, persiguiendo a las jovencitas de la Unión de Estudiantes Secundarios, o asegurando que Perón era homosexual. En su amor por el boxeo, había traído a la Argentina grandes pugilistas norteamericanos, entre ellos Archie Moore, y salieron a decir que éste se acostaba con Perón. Y había un muñequito movible, que yo tuve en mis manos (y debe haber habido muchos dando vuelta) que representaba a un boxeador negro, como Archie Moore, y un tipo vestido de general como Perón, y cuando lo apretabas de abajo, el boxeador tenía sexo con el general. Esto circulaba entre los adultos, pero también lo veíamos los pibes. ¡Los gorilas de entonces eran peores que ahora! La palabra “Evita” había sido prohibida, igual que las palabras “Perón”, “peronismo”, “justicialismo”, “descamisado”… ¡Igual que la marcha peronista, su escudo, las efigies de sus fundadores! Ese gobierno que se llamaba a sí mismo “libertador” y que proclamaba “la democracia” había emitido un decreto ley –número 4161- tan  infame como ridículo, con el que pretendía expropiarnos la palabra y borrarnos los recuerdos”[3].
           Pero el pueblo no creía en las infamias y las daba vuelta. El Pato se emociona al recordar la lealtad de las hinchadas futboleras hacia Perón en los primeros años de la proscripción. Allá en la Bombonera, donde ningún decreto de prohibición dictatorial de nombrar a Perón tenía vigencia, donde no lograban calar los escribas pagados para difamar y ensuciar al líder proscripto, donde caducaban todas las represiones y se liberaban los impulsos vedados en la Argentina “oficial”, la hinchada daba rienda suelta a su peronismo y su rebeldía. La multitud informe, incontenible, exuberante, prorrumpía en cánticos reivindicativos. Y la Bombonera temblaba, y todas las canchas temblaban, y se oía por largo rato el retumbar ensordecedor del pueblo, burlándose de los dictadores, sin perder el tiempo en refutar sus agravios, tomando sus mismas mentiras como bandera:
“Puto-y-ladrón,
queremos-a-Perón.”
“Puto-y-ladrón,
queremos-a-Perón.”
         “Porque el peronismo es así –dice el Pato-. Y Boca también es así. Puro tumulto, puro corazón, puro pueblo. Y por eso soy como decía el Padre Galli. De Boca y peronista.”

                                               


  Infancia en el primer peronismo:
                   La nostalgia del Pato Galmarini por el primer peronismo se mezcla en su memoria con la natural nostalgia que todos sentimos por nuestra infancia. La alegre despreocupación infantil, la inocencia y los juegos, la edad dorada de la niñez, la cariñosa protección de los padres, el cuidado y afecto de un padre justo, pero también “compinche”, que luego perdería a edad demasiado temprana: todo ello coincidió felizmente, para él y para los chicos de su tiempo, con uno de los períodos de mayor esplendor y primacía popular en la historia argentina.
                   Tras la Década Infame se abrió en el país un tiempo de afirmación nacional, de crecimiento económico y de redistribución de la riqueza que impactó en el bienestar de los sectores populares. Este auge estuvo vinculado, por una parte, con un nuevo concepto introducido por los hombres que asumieron el gobierno –entre los que descollaba el entonces coronel Perón-, y en parte por el aprovechamiento inteligente de una coyuntura internacional. El nuevo concepto fue el de planificación. Los sectores más inteligentes del gobierno surgido de la Revolución de 1943 se propusieron administrar planificadamente los distintos aspectos de la vida argentina, para realizar potencialidades hasta entonces inexploradas: su instrumento y usina de ideas fue el Consejo Nacional de Posguerra, que tuvo a su cargo el cometido de pensar el mundo, y la forma de inserción argentina en él, en el escenario existente y en el inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial[4]. Por primera vez se hablaba de manera sistemática de geopolítica y de planificación económica y social, haciendo amplio uso de las estadísticas. La coyuntura internacional fue, precisamente, la de la gran contienda bélica entre las potencias del Eje y los Aliados, conflagración monstruosa en la que se debatían millones de combatientes y que insumía esfuerzos y recursos de los principales Estados de cinco continentes. Argentina se empeñó en mantener la neutralidad casi hasta el final. Esta decisión, duramente criticada por los países aliados –y fuertemente combatida por los Estados Unidos a través de un aguerrido y soberbio representante diplomático, el embajador Spruille Braden, quien pasó a convertirse en el símbolo viviente del intervencionismo norteamericano-, dio sin embargo al país la oportunidad de un inédito desarrollo. La guerra obligó a la sustitución de importaciones, con la consiguiente expansión de la actividad industrial y el fortalecimiento del mercado interno; en pocos años, Argentina dejó atrás la exclusividad asfixiante de la producción agrícola-ganadera –propia del modelo tradicional agroexportador afianzado por la división internacional del trabajo desde la segunda mitad del siglo XIX-; la actividad se diversificó; se fortaleció un proletariado urbano cada vez más numeroso y bien organizado; el Estado asumió un decidido rol interventor en la economía; mediante la Justicia Social se procuró corregir desigualdades. Los sectores más vulnerables y postergados –los campesinos, los trabajadores rurales, los trabajadores industriales, los niños, los ancianos, las mujeres- recibieron una protección legal y social inédita hasta entonces. Fue la versión criolla del Estado de Bienestar, sostenida políticamente en la alianza de Perón con el movimiento obrero organizado: base social de su consagración como líder popular nacional durante la jornada del 17 de octubre de 1945, y razón principal de su triunfo electoral del 24 de febrero de 1946, en las primeras elecciones libres y democráticas que se celebraron casi dieciséis años después del golpe de Estado al presidente Yrigoyen[5].
                   En paralelo a todo este proceso de expansión económica y reparación social, el país vivió un auge en todos los aspectos de la vida nacional, y un renacimiento del espíritu patriótico, el orgullo y la autoestima. La Argentina de los años cuarenta y primera mitad de los cincuenta era un país joven que se sentía llamado a grandes destinos; que confiaba en sus propias fuerzas; que miraba al futuro sin temor y esperaba de él la ocasión de nuevos desarrollos y triunfos. Este optimismo era fogoneado desde el gobierno y sostenido en hechos positivos y reales: la capacidad y la inventiva hallaban expresión en la producción industrial, en la obtención de logros tecnológicos, la realización de importante obra pública, el desarrollo y fabricación de automóviles, locomotoras, aviones, barcos, hasta los primeros intentos de aprovechamiento de la energía nuclear. En el terreno cultural, fue también el auge de diversas formas de la cultura popular: el tango tuvo su época dorada; el folklore conquistó el respeto y la estimación; la radiofonía copó los hogares instalando decenas de estrellas de radioteatros –de ese medio surgió precisamente Evita-; el cine argentino, exportado a toda América, conoció su momento de gloria. Nada parecía imposible para una Argentina que se ponía de pie sin miedo ni complejos ante el mundo.
                   Aquellos años vieron también el ocaso e irremontable declinación del dominio político, económico y cultural de Inglaterra. La Segunda Guerra Mundial significó el principio del fin del más grande imperio mundial que los ingleses habían sabido construir en los últimos siglos, derrotando a sus rivales, y que tenía en Argentina una semicolonia, un país teóricamente “independiente” desde el punto de vista político, pero en la práctica subordinado a sus mandatos económicos, y cuyas áreas estratégicas estaban controladas por los capitales británicos. Los lazos de la sujeción imperialista al dominio británico habían sido denunciados por Lisandro de la Torre en jornadas ominosas en el Senado de la Nación[6], y por Raúl Scalabrini Ortíz[7] y los hombres de FORJA[8] en densos e irrefutables ensayos y en enérgicas proclamas políticas, hasta entonces caídas en saco roto. Pero mientras Inglaterra decaía, Estados Unidos se levantaba, robustecido por el triunfo en la Segunda Guerra Mundial, afianzado en su autoproclamada intención hegemónica a nivel mundial y especialmente en relación a América Latina, a la que siempre había mirado como su “patio trasero”, aunque sin poder consumar sino hasta entonces la extensión de su dominio a todo el continente. La sustitución gradual del dominio británico menguante por la naciente hegemonía norteamericana abrió una brecha en el esquema de dominación del sur del continente, que fue muy bien aprovechado por Perón para intentar un gobierno autodeterminado y procurar extender una influencia independiente a otros países de la región. Fue la época del renacer del americanismo, del sueño del ABC: la alianza estratégica de Argentina, Brasil y Chile en la construcción de una gran potencia sudamericana bioceánica, capaz de disputar su lugar en el mundo con los más poderosos[9]. Sueño boicoteado por los intereses imperiales y nunca concretado. Fue también el comienzo de la Guerra Fría: del mundo repartido en Yalta entre el imperio bifronte anglosajón y el imperio comunista ruso, realidad geopolítica  la que el General Perón respondió con un aporte original y pionero: la “Tercera Posición”.
                   En ese país, cuya versión idealizada procuró Perón teorizar en el Congreso de Filosofía de Mendoza mediante la proclamación de la “Comunidad Organizada”[10], los valores que dominaban eran los de la solidaridad, la protección y el cuidado; la confrontación y la lucha eran sustituidos, al menos teóricamente, por la colaboración en aras de un proyecto común de Nación. Las tres banderas que debían unir al pueblo habían sido delineadas por Perón en casi todos sus discursos: Justicia Social, Soberanía Polìtica e Independencia Económica. En la realidad concreta, este ideal cooperativo, cuasi idílico, nunca tuvo un definido correlato, pues la vida política estuvo signada por momentos de una fuerte confrontación interna, expresada en las elecciones de 1946 por la disputa entre el naciente Justicialismo y la Unión Democrática –expresión unitaria de todas las vertientes del antiperonismo- y en lo sucesivo manifestada a través de resistencias, levantamientos e incluso atentados de los sectores contrarios al gobierno. 
                   Pero la dureza de los enfrentamientos políticos no se manifestaba en la vida cotidiana sino como un eco lejano de disturbios incomprensibles para los niños. Ellos vivían otra realidad, una vida social en la cual el gobierno había proclamado –y procuraba sostener en hechos y en políticas sociales, educativas, sanitarias y deportivas- que eran “los únicos privilegiados”. Era el tiempo de los Torneos Evita, que marcaron a fuego la infancia del Pato, como ha contado en un capítulo anterior.
                       "Era una Argentina distinta" - reflexiona. Un país que empezaba a dejar atrás la desnutrición infantil y las enfermedades endémicas, hijas del desinterés del Estado, que aplicaba a los niños las políticas sanitarias del Dr. Carrillo[11], en cuyos barrios no se conocía la droga, la delincuencia ni la inseguridad, cuyas poblaciones carcelarias disminuían en virtud de los efectos benéficos de la Justicia Social. Hoy parece mentira todo aquello –se lamenta el Pato-. Cuando lo contás, quienes no lo vivieron creen que exagerás, que estás verseando…”
                   Sobre la vida nacional se erguían como arquetipos las figuras de Perón y Evita: padres simbólicos de una nación joven, tan joven que aún reclamaba –en su imaginario reforzado por la propaganda oficial- la guía de un padre benévolo y justo y de una madre que prodigaba su amor incondicional a los más necesitados.
                   -Esa época -dice el Pato- fue también uno de los mayores momentos de esplendor en el deporte. Y yo lo viví como pibe, como amante del deporte y como deportista aficionado. 
                          De ese tema, preferido del Pato, nos ocuparemos en la próxima entrega.

CONTINUARÁ






[1] Eva Perón falleció en Buenos Aires el 26 de julio de 1952, víctima del cáncer, a los 33 años. La CGT dispuso tres días de paro y el gobierno decretó treinta días de duelo nacional obligatorio, e hizo conmemorar diariamente en las radios el momento de su “paso a la inmortalidad”. Su cuerpo fue velado en la Secretaría de Trabajo y Previsión hasta el 9 de agosto y trasladado al Congreso y luego a la CGT en medio de una multitud de más de dos millones de personas. Embalsamado, permaneció en la CGT hasta el derrocamiento de Perón, cuando fue secuestrado por un comando de la marina y hecho desaparecer durante 14 años, en un vano intento de evitar que se convirtiera en un símbolo de unidad y lucha del pueblo peronista.
[2][2] Campaña de desprestigio montada oficialmente a partir del golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955.

[3]  Decreto ley 4161, sancionado el 5 de marzo de 1956 por el dictador Pedro Eugenio Aramburu, firmado por este junto al vicepresidente y todos los ministros de la autodenominada “Revolución Libertadora”. Instrumento de la política de “desperonización” promovida por dicha dictadura, en él  se prohibía “la utilización de imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas (...)representativas del peronismo", e incluía una lista palabras prohibidas, tales como "peronismo", "peronista", " justicialismo", "justicialista", "tercera posición", la Marcha peronista, los discursos de Perón y Evita y hasta la sola mención del “nombre propio del presidente depuesto", "o el de sus parientes”. La infracción se penaba con prisión de treinta días a seis años no excarcelables, multa e inhabilitación para ejercer cargos públicos y sindicales, la clausura provisional o permanente de empresas y la disolución de personas jurídicas, partidos o sindicatos.
[4] El Consejo Nacio0nal de Posguerra fue creado por iniciativa del entonces vicepresidente Peron el 25 de agosto de 1944 como órgano consultivo de la vicepresidencia, designándose como su secretario general al Dr. Figuerola, acompañado por el coronel Domingo Mercante, de Estrada y otros, así como representantes de todos los ministerios, secretarías y organismos del gobierno a find e asegurar una visión integral. Debía trabajar sistemáticamente  fijando objetivos estratégicos y planificando políticas, , tanto en lo económico como en lo social, así como definir el perfil de desarrollo industrial y el lugar geopolítico de la Argentina en el mundo, previendo la inminente finalización de la Segunda Guerra Mundial. “Si bien los problemas sociales han sido con frecuencia abordados sin tener en cuenta la conexión que guardan con los demás factores que integran el complejo económico nacional, las excepcionales circunstancias del momento presente exigen que marchen firme y prudentemente orientados hacia la consecuencia de un objetivo común, claramente precisados y con un vigoroso impulso perseguido –dicen los considerandos del decreto- (…) la desarticulación provocada por la guerra en la economía mundial requiere igualmente prever las soluciones aplicables a las necesidades apremiantes de posguerra”. Y agrega que el Estado debe “perfeccionar los conocimientos técnicos, aumentar el rendimiento, mejorar de modo efectivo las condiciones de trabajo o de vida de los trabajadores, fomentar el progreso de la clase media y estimular el capital privado en cuanto constituye un elemento activo de la producción y contribuye al bienestar común” Perón, en sus “Memorias”, añade que creó este organismo para “estudiar cómo haríamos para que no nos robaran, como había sucedido en 1918, cuando los vencedores no nos pagaron un centavo por los productos con los que los habíamos abastecido”. La idea de planificación y el uso de las estadísticas parecen haber sido propuestas fuertemente a Perón por su colaborador en la Secretaría de Trabajo y previsión y experto en relaciones laborales el Consejo de su colaborador el catalán José Miguel Francisco Luis Figuerola y Tresols (BarcelonaEspaña1897 - Buenos AiresArgentina1970


[5] 6 de septiembre de 1930.

[6] Las denuncias del Senador santafesino Lisandro de la Torre, fundador del Partido Demócrata Progresista y candidato presidencial, acerca de los negociados del gobierno conservador con los intereses británicos en torno al comercio de las carnes y las concesiones otorgadas a estos últimos, produjeron un escándalo considerable que concluyó con el asesinato del senador electo por Santa Fe, Enzo Bordabehere en pleno recinto del Senado por un matón vinculado al gobierno.

[7] La expresión más notable de estas ideas es el ensayo “Polìtica británica en el Río de la Plata”, de Raúl Scalabrini Ortiz.
[8] La Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina fue una agrupación política integrada por militantes radicales yrigoyenistas -Arturo JauretcheHomero ManziOscar y Guillermo MeanaLuis DellepianeGabriel del MazoAtilio García MellidJorge Del Río y Darío Alessandro (padre)-  que preanunció en buena medida algunos de los tópicos sostenidos por Perón.
[9] La unión estratégica de Argentina, Brasil y Chile (ABC) fue una de las propuestas geopolíticas más recordadas del General perón, que postulaba la acción conjunta de estos tres países como eje vertebrador de la unidad continental para así resistir la imposición de hegemonías extracontinentales. La iniciativa no pudo concretarse debido a las resistencias internas en los otros dos países socios.
[10] El Congreso Nacional de Filosofía de Mendoza se celebró en esta ciudad entre el miércoles 30 de marzo y el sábado 9 de abril de 1949, y fue el marco elegido por Perón para exponer, durante la sesión de clausura, sus tesis acerca de la Comunidad Organizada, luego publicadas en forma de libro.
[11] El médico e investigador santiagueño Ramón Carrillo (1906-1956) fue el más grande sanitarista argentino y uno de los principales ministros de Perón, responsable de las exitosas e innovadoras políticas sanitarias de aquellos gobiernos. Falleció exiliado en Belén do Pará a consecuencia de las persecuciones a que fue sometido despudes del derrocamiento de Peròn.


miércoles, 8 de julio de 2020

LA EXPROPIACION DEL GRUPO BEMBERG EN EL PRIMER PERONISMO – UNA EXPERIENCIA INCONCLUSA.- Por Gustavo Javier Valdes


por Gustavo Javier Valdes

En el relato antiperonista, la expropiación del grupo Bemberg llevada a cabo en 1.952 ha sido presentada como una expresiòn del poder concentrado del líder, o bien como un ataque descarado a la propiedad privada, pero lo cierto es que el caso Bemberg se iniciò mucho antes de la llegada de Juan D Peròn al poder, dado que se remonta a 1.937, cuando una denuncia ante los tribunales de justicia condujo al gobierno nacional de Agustìn P. Justo a iniciar un reclamo por la evasiòn del impuesto a la transferencia gratuita de bienes mediante una maniobra evasiva consistente en la constituciòn de sociedades anònimas con residencia en el extranjero, tal vez una de las formas màs utilizadas desde siempre por los holdings existentes en Argentina. La posterior paralizaciòn del tràmite ordinario lejos de disminuìr el interès de la opiniòn pùblica sobre el tema, lo exacerbò hasta convetirlo en uno de los escàndalos econòmicos màs importantes de los años treinta.
Segùn el propio Peròn, en La fuerza es el derecho de las bestias, “la familia Bemberg en la Argentina es algo así como un inmenso pulpo venenoso que todo lo va emponzoñando y ocupando. La corrupción de funcionarios públicos fue su especialidad. La “coima” es una institución bembergiana. Penetró el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder Judicial. No hubo rincón de la administración pública donde Bemberg no llegara con su corrupción. Mediante este procedimiento delictuoso llegó a amasar una gran fortuna; como Al Capone, se dedicó a la cerveza y constituyó el más extraordinario monopolio, para estar también fuera de la ley en este aspecto. Sus abogados fueron también famosos como lo son en el foro los que se dedican a esta clase tan torcida del derecho. Bemberg fue tomando todas las cervecerías del país después de arruinar a sus legítimos dueños por la competencia desleal. Tomó todas las fábricas de levadura y monopolizó las malterías. Era desde ese momento el “Rey de la Cerveza ”, como tal, había terminado con todos. Obtenido esto, se dedicó a la yerba mate y tal vez habría creado otro inmenso monopolio si las cosas no hubieran cambiado con la muerte de “Don Otto”.
A la muerte de este señor, sus herederos iniciaron juicio sucesorio, y tras casi veinte años de tràmite, con gran sorpresa para el fisco, el haber hereditario se reducía sólo a seiscientos mil pesos. Terminado el juicio, frente a tan insólita y absurda simulación, el Consejo Nacional de Educación denunció la evasión de impuestos y el asunto pasa a la justicia federal. Allí el juicio durmió el sueño de las cosas olvidadas durante quince años, en los que los herederos Bemberg han de haber movido algunas “influencias” para que “no se hablara más del asunto”. “Hijos de tigre, tenían que salir overos”. En 1946, cuando Peròn recibiò el gobierno y no tenía ni noticias del “caso Bemberg”, el periodista José Luis Torres inició una campaña en los diarios y por folletos, sobre esta defraudación al fisco. En ese entonces se había creado el Ministerio de Educación, en reemplazo del antiguo Consejo Nacional de Educación, que era quien percibía los impuestos a la herencia y las herencias vacantes, por lo que pidiò al Ministro que estudiara el asunto y cumpliera la ley. Desde entonces el juicio marchó. Sería largo historiar todo lo que se comprobó en ese juicio que, por otra parte, ha sido publicado en extenso. Las demandas eran de dos caracteres: una por defraudación al fisco y otra por monopolio. Eran tan abrumadoras las pruebas que ambos juicios aunque largos y laboriosos, terminando condenando a la sucesión Bemberg y ordenando liquidación de sus bienes en rebeldía porque todos los Bemberg habían desaparecido del país. Se comenzó la liquidación pero, mientras se estaba en ello, se comprobó que algunos testaferros actuaban para adquirir para Bemberg lo que el mimo Bemberg vendía. Esta superchería hizo que el Congreso tomara cartas en el asunto y dictará una ley especial sobre cómo debía hacerse la liquidación.
A partir de 1946, el nacionalismo econòmico alcanzò nueva fuerza cuando el gobierno peronista nacionalizò el Banco Central, los ferrocarriles ingleses y franceses, la compañìa de telèfonos estadunidense y el comercio exrerior a través del IAPI, pero la ofensiva estatal se mantuvo en ciertos lìmtes. En efecto, si bien Peròn ensayò diversos instrumentos de contralor comercial y financiero de las grandes empresas, prefirió evitar la nacionalizaciòn de grandes sectores de la industria como la del cemento, los frigorificos y las compañias de electricidad. El interès de Peròn por impulsar una mayor industrializacion se expresò a travès de la aplicaciòn de un conjunto variado de instrumentos de polìtica industrial, entre los que sobresalìa el control de las importaciones y el crèdito de la banca oficial, que a menudo beneficiaron a las grandes empresas, pero la expropiación de plantas fabriles fue una herramienta execpcional , y en particular la del grupo Bemberg , en gran medida motivada porque èste se habìa convertido en un sìmbolo de la influencia polìtica del poder economico y financiero antes del advenimiento de la "Nueva Argentina", asì como una expresión emblemática de la evasión y elusiòn de las obligaciones tributarias en desmedro del interés público, y la producción monopòlica.-
El 20 de Diciembre de 1949, el juez Ismael Segovia condenò a los herederos a pagar una multa de $ 97.000.000 que fue confirmada en 1950 por la Càmara de Apelaciones , al mismo tiempo que para entonces el Ministerio de Industria realizaba una amplia investigación que confirmaba la sospecha de que la operatoria había violado la ley 12.906, de represión a los trusts.  Mientars tanto las autoridades habían iniciado la liquidación
Mediante la sanciòn de la ley 14.122/52 la liquidaciòn de las empresas del grupo cambiò la abulia del procedimiento judicial y empezó a tomar un ritmo acelerado. Ello fue el resultado de la decisiòn oficial de tomar cartas en el asunto y planificar una real liquidación de los bienes y evitar su reabsorciòn por empresas privadas. Con ese fin, el gobierno decidiò que la liquidaci6n se realizara a travès de licitaciones y no por medio del remate pùblico como establecìa la ley de quiebras. Las primeras licirationes tuvieron lugar en enero de 1953 e involucraron a nueve empresas. La adjudicaciòn se produjo en abril y en todos los casos resulto favorecida la presentaci6n oficial realizada a naves de la Direcci6n Nacional de Industrias del Estado (DINIE). En total, el Estado federal abonarìa 228 300 000 pesos; 127 800 000 para adquirir cuatro cervecerias (Palermo, Bella Vista, Buenos Aires y Cervecerìa y Malterìa Argentina, 24 para Estancias Santa Rosa, 50 para SEFAC, 20 para Manufactura Algodonera, 5 500 000 para la Caja de Credito Hipotecario y 1 000 000 para la compra de la Cìa. Industrial Olivicola. Contra lo establecido en las bases, el gobierno ofreci6 adquirir las empresas mediante la emisiòn de bonos pùblicos no negociables, con un interès anual del 3 % .  Poco despuès, se sancionò un decreto mediante el cual gran parte del precio final de las empresas resultaba compensado por sus deudas impositivas.
A través de dicho instrumento fue posible que el Sindicato de Cerveceros y afines de la República Argentina, que agrupa a todos los obreros de Bemberg, pudieran comprar las cervecerías y los establecimientos afines, pagando un precio justo y convirtiéndose en propietarios, mediante el sistema cooperativo. Tenemos más cerveza y es del Pueblo. También en este caso los “libertadores” prometieron devolver a Bemberg, que los “financió”, sus bienes, despojando a los obreros que compraron de buena fe, mediante un fallo definitivo de la justicia y una ley nacional que dispuso la liquidación. Aunque estos “libertadores” han dado muestras de desconocerlo todo, imagino que entre ellos habrá algunos que tengan algo de juicio y conozcan algo de derecho, aunque generalmente en las dictaduras militares el derecho suele ser la cosa más olvidada, más desconocida y más aborrecida: los dictadores son el derecho. Por eso Peròn cita a Cicerón, quien afirma: “La fuerza es el derecho de las bestias”.
En un fallo ejemplar, la CSJN en la sentencia 224:810 , al cuestionarse la constitucionalidad de la ley 14.122 por los accionistas del grupo dijo que la misma “ ha creado una categoría con las 33 sociedades que forman el Grupo Bemberg, pero la distinción es perfectamente razonable, porque ella obedece a la naturaleza propia de las cosas, ya que aquellas constituyen un ente económico especial, que sòlo por vìa de apariencia revisten la forma de diversas sociedades anónimas. Esto pone en la balanza dos valores , de un lado los intereses del bien común, y del otro los de los accionistas dueños del capital que integraba el patrimonio de la sociedad. No creo que pueda resultar dudosa la decisión acerca de cuales de esos intereses deben prevalecer en definitiva. Por muy respetable que sea el derecho de propiedad, tampoco es un derecho absoluto , y tiene una función social que cumplir como reza el art 38 de la Carta Fundamental. Ello no implica que deban consentirse despojos , ni dejar inermes a los accionistas para la defensa de sus legítimos intereses, màs sì importa la necesidad de armonizar los extremos para que ni el derecho del Estado a prohibir el funcionamiento de una sociedad cuya existencia considera perjudicial para el bien común se convierta en una confiscación, ni el derecho de los accionistas a defender su capital se transforme en un ejercicio abusivo del derecho de propiedad”.-
La experiencia del control gremial fuè breve. En noviembre de 1955, pocas semanas después del derrocamiento de Peròn , una comisión oficial se hizo cargo de las empresas del grupo, y tras elaborar un informe , le solicitò al gobierno del general Pedro E, Aramburu la nulidad de los acuerdos de traspaso, por lo que el 18 de Julio de 1.956, el decreto 12.965/56 los dejó sin efecto, y estableció la devolución de las empresas a la CAB. La recuperación de los bienes por parte de la familia Bemberg y el reconocimiento de los presuntos derechos de los accionistas se producirán cuatro años màs tarde, luego de que a partir de mayo de 1.957 se conocieron las primeras sentencias judiciales, que rápidamente se adecuado ralos nuevos vientos “ libertadores”, y que fallaron a favor de la familia Bemberg y otros accionistas. En total fueron 18 fallos que anularon la inclusión de varias empresas en la ley 14.22. Finalmente, en 1958, Frondizi , a pesar de no haberse agotado las instancias judiciales, optò por el acuerdo extrajudicial con el grupo Bemberg, suponiendo que ello pudiera alentar el ingreso masivo de capitales extranjeros, finalizando las negociaciones en 1959 con la firma de varios convenios entre el Estado nacional y la Brasserie Argentine Quilmes, que importò la devolución de las empresas a sus “ legítimos propietarios”, acatando el Estado la declaración de inconstitucionalidad de la ley que había expropiado los bienes de la familia Bemberg, a pesar de la oposición expresa del Procurador general de la Naciòn.-
Para el grupo Bemberg, el convenio ponìa fin al pleito . pero para el Estado significaba la admisión de importantes concesiones y rehabilitar al grupo que volverìa pronto a controlar la industria cervecera. Si bien el caso Bemberg fue excepcional, ilustra la compleja dinámica que evidenciaron las relaciones entre el Estado peronista , los grupos empresariales y el capital extranjero, aunque la ruptura abrupta del proceso de control y administración por parte  de los trabajadores de una empresa líder en el mercado,  no permitiò despejar la incertidumbre en cuanto a la evaluación de las experiencias de este tipo.-

domingo, 5 de julio de 2020

Los Comandos Civiles, los primeros grupos guerrilleros, por Aldo Duzdevich




La semana pasada publique la nota “De Comando Civil antiperonista a militante montonero”.  Sabía que tratándose de  un tema poco investigado y difundido iban a quedar muchos cabos sueltos que no se resuelven en una pagina y media. Así que le propuse a mi editora, hacerlo en varias notas, arrancando por el principio. 

por Aldo Duzdevich

Los Comandos Civiles, los primeros grupos guerrilleros
El primer paradigma a desmontar es un  concepto escuchado muchas veces: “los comandos civiles son el antecedente directo de la Triple A y las patotas desaparecedoras del proceso”.
La realidad es que, por su cultura organizativa, y su composición etaria-social, los Comandos Civiles -excluyendo el aspecto ideológico- fueron casi, el antecedente directo de las organizaciones guerrilleras de los setenta. Su modelo eran los “maquis” , la guerrilla urbana francesa que combatió  la ocupación nazi; y estaban convencidos, de que Peron, era el emulo de Hitler, en América.  Incluso los diarios en sus crónicas hablaban de “los maquis”. Rendían culto a la muerte en combate. Reclamaban para si, la gloria del : “nosotros pusimos los huevos, los presos y los muertos”.  Se consideraban la “vanguardia de la revolución” porque tenían que empujar al ejercito a sublevarse.  Su predica política dentro de las fuerzas armadas fue importante. Y aunque hubo muchos otros elementos externos intervinientes, el ejercito se quebró, y en Cordoba las “milicias maquis” combatieron junto al ejercito sublevado. Y seguramente, muchos de esos jovencitos, superaron en temeridad a los cuadros regulares del ejercito y la aeronáutica.
La diferencia principal (ademas de las ideológicas , obvio)  sería que los Comandos Civiles (CC), casi siempre estaban “apadrinados” o tenían lazos con algunos militares antiperonistas, que les proveían armas, explosivos e instrucción militar. Vale aclarar que años después,  algunos militares peronistas (Iñiguez, Alberte y otros menos conocidos)  también colaboraron con las organizaciones armadas de los setenta.  Pero bueno, por ahora dejemos allí las comparaciones.
Los CC se nutrieron de los partidos y sectores que conformaban el amplio abanico del antiperonismo: radicales, conservadores, demoprogresistas, demócratas cristianos, socialistas, intelectuales de izquierda,  nacionalistas católicos y grupos juveniles católicos. Su extracción social principal era la clase alta, la clase media, y el estudiantado universitario. Su organización comienza a fines de 1954, pero el grueso de los grupos van a estar realmente activos, de junio a septiembre de 1955.
 Tenían una composición celular clandestina con un responsable cada 10 o 20 militantes, usaban nombres falsos, sistemas de citas, casas operativas, imprentas clandestinas, recibían instrucción en manejo de armas, explosivos, e intercepción  de comunicaciones y respondían a comandos centralizados por ciudad.
Su actividad principal fueron las campañas de panfletismo. Imprimían miles de volantes en mimeografos e imprentas clandestinas que  distribuían en mano a través de redes militantes. A partir de junio del 55, cuando el enfrentamiento Iglesia-Gobierno se hace mas abierto los militantes de los CC,  se organizan para custodiar los templos y ser fuerza de choque en manifestaciones. Algunos comandos realizan atentados a Unidades Basicas y locales sindicales. En Buenos Aires producen al menos una docena de atentados contra policías de custodia en templos y escuelas, con un saldo de tres policías asesinados.
Sindicados como jefes de los comandos de Buenos Aires figuraban: el capitan Walter Viader, el Ing. Carlos Burundarena,Juan Francisco Guevara, Renato Benzacon, Dario Hermida, Adolfo Sanchez Zinny, Edgardo Garcia Pulo, Francisco Olmedo y Raul Puigbo. Otros participantes fueron: Francisco Trusso, Mariano Grondona, Mariano Castex, David Michel Torino, Emilio De Vedia y Mitre, Augusto Rodriguez Larreta, Mario De las Carreras, Emilio Posse, Eduardo Madero Lanusse, Reinaldo Tettamanti, Alejandro Astiz, Roberto Etchepareborda, Menendez Behety, Rodolfo Urtubey, Luis Maria Pueyrredon.
El 16 de septiembre de 1955 cuando se inicia la sublevación militar contra Peron,  los CC de Buenos Aires realizan acciones de sabotaje en once plantas trasmisoras de radio. En Cordoba epicentro de la sublevación militar, hay una participación masiva de Comandos Civiles en los enfrentamientos contra policía y tropas leales. Se habla  de 1500 a 3500  jóvenes armados en las calles, acompañando a los militares sublevados.  Rafael Capellupo en su libro, menciona como jefes de los CC en Cordoba a : Eduardo Arenas Nievas, Jorge Landaburu, Horacio Martinez, Pedro Knutty, Clemente Villada Achaval, Damián Fernández Astrada, Alfredo Malbran y Gustavo Aliaga.
Previo a 1955, algunos grupos mas pequeños, realizaron varios intentos de asesinar a Peron y un atentado terrorista muy grave en 1953.

Conspiraciones y atentados previos a 1955
Ya en 1946,  dirigentes de la Sociedad Rural y del radicalismo de Corrientes,  planificaron un atentado contra la vida de Peron en ocasión de su visita a esa provincia, que fue abortado.
 En enero de 1952 la policía, desbarató un complot liderado  coronel (R) José Francisco Suárez quien planeaba atacar con camiones blindados la residencia presidencial de Libertador y Tagle.
 El 15 de abril de 1953  tuvo lugar el primer atentado terrorista contra población civil, que se recuerde antes de la Embajada y AMIA. Un grupo de activistas de la FUBA  integrado por  Arturo Mathov, Roque Carranza, Carlos Alberto González Dogliotti, y los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse, apoyados por el capitán Eduardo Thölke (quien proveyó explosivos) hicieron estallar dos bombas en medio de una concentración en Plaza de Mayo provocando 6 muertos y 90 heridos, entre ellos 19 mutilados. Vale aclarar que, el mas grave atentado contra población indefensa, fue el bombardeo a Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, que dejo 400 muertos, y centenares de heridos, pero a diferencia del anterior, este acto criminal fue organizado y ejecutado por fuerzas regulares de la aviación naval.
Entre el 16 y 17  de octubre de 1953 fueron detenidos Mariano N. Castex, Hernán E. Blackley, Gastón García Miramon, Raúl A. Jorsiomo, Lorenzo Blanco, Emilio Allende Posse  e Isidoro Martínez Castro, logrando fugarse Diego Muñiz Barreto. Inspirados en la “operación Antropoide “ de la ejecución del jerarca nazi  Heydrich en Praga, planificaban matar a Peron con un jeep cargado de explosivos. Por la edad de los participantes la prensa la bautizó “operación bebe”. (Ver mi nota en Infobae "General, yo intenté matarlo… no sé si se acuerda") .
Los comandos de Septimio Walsh
El Hermano Marista Septimio Walsh era primo de  Carlos y Rodolfo Walsh .El  Capitán de Navio Carlos Walsh, participó como aviador en el combate contra las tropas leales.  Rodolfo  Walsh  desde las paginas de la revista Leoplan, también apoyó el  golpe contra Perón.
Florencio Jose Arnaudo, escribió “El año en que quemaron las iglesias” . Un relato de tono épico,  sobre su participación en los Comandos Civiles. Transcribo algunos párrafos de su libro  que pintan el tono de época: “Nos encontramos en el café Paulista de Corrientes y Pueyrredon. Creo que eramos seis, todos solteros, universitarios, y la mayoría ex compañeros de Acción Católica. (…) Juntamos dos mesas en un punto aislado del resto. Comenzábamos a tomar las primeras precauciones. Quizás lo hacíamos para sentirnos mas importantes. No dejaba de tener su encanto eso de ser señalados por Perón como enemigos de un régimen al que se calificaba de dictatorial”.
Luego de la clausura del diario católico “El Pueblo” (en enero del 55),  el grupo de  Arnaudo se lanzo de lleno a lo que se conoció como el “Panfletismo”. Lo relata así: “Llegamos a la conclusión que era necesario iniciar un campaña de volantes clandestinos, después de la clausura de El Pueblo no nos quedaba otra forma de hacer conocer la verdad. Había que conseguir varios mimeógrafos para imprimir el mayor número de ejemplares”.  Se le dio forma de hoja periódica y se le puso el nombre  “Verdad” .De la redacción se encargaban Emilio Mignone, Horacio Storni y Jose Miguens. De la impresión : “se había ocupado quien llegaría a ser el panfletista máximo, el rey del mimeógrafo clandestino: el hermano Septimio Walsh.”  Agrega que “tuvo destacadísima actuación en la campaña panfletista y en la coordinación de los comandos civiles católicos, cuya conducción asumió espontáneamente”.
En un reportaje en el año 2005 Jose Arnaudo confeso a Clarín: "Yo pensaba que si mataba a Perón, igual me iba al cielo. Según la teoría del magnicidio, de Santo Tomás de Aquino, estábamos dispuestos al tiranicidio y liquidar a Perón". Debo confesar que no me escandaliza la cita. En 1970 la misma teoría de Santo Tomas,  la pusieron en practica Fernando Abal Medina y Mario Firmenich al fusilar a Pedro Eugenio Aramburu.
Queda para una próxima nota, los comandos católicos cordobeses del padre Quinto Carnelutti, cuya mano derecha era el padre Enrique Angelleli.
Cierro con una estrofa de la “Marcha de la Libertad” grabada en el sótano de la Iglesia Nuestra Señora del Socorro: “Y si la muerte quiebra tu vida, al frio de una madrugada, perdurara tu nombre, entre los héroes de la patria amada”

Aldo Duzdevich
Autor de “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron” y “Salvados por Francisco”

HISTORIA DEL ARTE SOCIAL: LA POBREZA EN EL ARTE, por Marilina Juárez


Las manos de la protesta. Oswaldo Guayasamin.

Por Marilina Juárez



Historia del Arte “La Pobreza”
 “La pobreza” es el tema transversal que se desarrollará en el presente trabajo. El estilo que representa a la pobreza de manera excepcional es el Realismo Social, y surgió como una corriente artística que denunciaba algunas cuestiones que antes no eran trabajadas por los artistas, por ejemplo: la explotación del trabajador urbano y rural, el fin de la servidumbre, la desocupación. En el caso de Rusia, las obras muestran la realidad de la mano de obra campesina. El Realismo Social, surge a fines del siglo XIX, pero sus inicios se pueden rastrear a partir de la Revolución de 1848, en la que un grupo de artistas se congregó en la aldea francesa de Barbizon para observar la naturaleza con “ojos limpios”.



“Filántropos”. Vladimir Makovsky (1874)




Uno de ellos Jean Francois Millet, quien decidió ampliar este programa de paisajes a figuras; se propuso pintar escenas de la vida de los campesinos mostrandolos tal como eran, esto significaba mostrar hombres y mujeres trabajando en el campo . 1 El realismo, intenta generar un compromiso de parte del espectador, despreciando los convencionalismos pictóricos por ser carentes de sentido, ya que concederían que el arte tradicional encontró unos medios de representar al hombre y a los objetos colocados en condiciones muy artificiales.2 Uno de los artistas del Realismo, que refleja la pobreza de una manera brillante es Gustave Courbet ( 1819-1877) quien fuera además uno de los iniciadores del movimiento. Las pinturas de Courbet, resultan esenciales a mi juicio, para reconstruir el tema de la pobreza, porque no busca la belleza sino la verdad. En su cuadro “El encuentro” por ejemplo, se representó a sí mismo de una forma simple como si fuera un vagabundo cargando sus utensilios de pintar a sus espaldas. En sus obras se observa una denuncia a los convencionalismos de su tiempo, constituyendo una protesta hacia la burguesía. Gustave Courbet, es un artista que buscó siempre seguir a su conciencia, generando en sus pinturas imágenes de la vida cotidiana,y de gente común totalmente depuradas de artificialidad.



“La deliberada renuncia de Courbet a los efectos fáciles, así como su resolución de reflejar las cosas tal como las veía, estimuló a muchos otros a reírse de los convencionalismos y a no seguir más que a su conciencia artística” . 3 1 Gombrich, Ernst. La historia del Arte. (P.508) 2 Idem. (P.512) 3 Gombrich, Ernst. La historia del arte. México: Editorial Diana. (P. 511) El arte es una fuente privilegiada en la Reconstrucción Histórica, el Realismo como estilo de finales del siglo XIX, ayuda a comprender el contexto social y económico en el que se enmarcan los artistas de este movimiento. La pobreza como consecuencia de la Revolución Industrial, queda reflejada con una crudeza excepcional en este estilo. También se puede comprender la mirada del inmigrante y la explotación de los trabajadores urbanos y rurales en este periodo histórico. Las obras seleccionadas para el presente trabajo son: “Sin pan y sin trabajo” (1892, óleo s/tela) de Ernesto de la Cárcova, esta pintura refleja la realidad de una familia de obreros, que no tiene con qué alimentar a su hijo. Representa el estilo del Realismo Social por la fidelidad en la textura de algunas partes de la obra, por ejemplo: Los pechos de la mujer, o en el puño cerrado del hombre. La obra aporta, el tema histórico de la pobreza generado como consecuencia de la desocupación en Argentina a principios del siglo XX .Se puede observar a una familia de desocupados con hambre, con lo cual se aprecia la realidad social del obrero argentino en este período.
“Sin pan y sin trabajo” (1892, óleo s/tela) de Ernesto de la Cárcova













 “En Manifestación” (1934 temple sobre arpillera) de Antonio Berni, muestra la vida de los desocupados agrupados para reclamar por sus derechos. Representa el estilo realista porque refleja de manera muy precisa las expresiones de desdicha en las caras de los manifestantes, la obra presenta de manera caricaturizada los rostros, con una exageración pronunciada de los rasgos, hay un manejo fiel de las texturas, en las pieles y en la ropa. La obra aporta al tema histórico del movimiento obrero argentino a principios del siglo XX, porque tiene evidente tono de protesta y denuncia social.
“En Manifestación” (1934 temple sobre arpillera) de Antonio Berni


 “La sopa de los pobres” de Reinaldo Giudici, refleja la desazón de las familias pobres,agrupadas en una comida comunitaria. También la obra intenta mostrar la indigencia en la ciudad. Representa al estilo realista porque muestra las texturas de un modo muy exacto en las maderas, en los muros y hay un manejo preciso en las expresiones de los rostros de los protagonistas. El tema que aborda es la inmigración urbana y las condiciones de vida a las que se vieron sometidas estas familias. “Sin pan y sin trabajo”. (óleo sobre tela, 1892) Ernesto de la Cárcova “ En Manifestación”. (Temple sobre arpillera 1934) Antonio Berni “ La Sopa de los pobres” (óleo sobre tela, 1884). Reinaldo Giúdici. En cuanto a las variables visuales, en la obra “Sin pan y sin trabajo” la línea está bien definida en algunas partes por ejemplo: en la mesa, en el martillo, en la ventana, en la nariz de la mujer, en el sombrero del hombre. Hay presencia de claroscuro en la ventana y entre la piel del pecho de la mujer y la ropa, entre los rostros y el fondo.El valor de la obra es opaco y el tono dramático. Se intenta mostrar el reflejo de la luz entre la ventana y la habitación. Presenta ritmo, porque hay una intención de mirar para afuera como esperando algo, en el hombre fundamentalmente. También hay ritmo en la mirada de la mujer, queriendo decir algo al marido. La obra tiene la intención de mostrar un sentimiento de malestar en el puño apretado del hombre.  La orientación de la pincelada no se percibe en algunas partes, por ejemplo en los rostros, en las manos, en el martillo y en los muebles. En otras partes hay pincelada suelta, por ejemplo en la ropa del bebé,y en la pared. La perspectiva está dada entre el adentro y el afuera de la habitación. Los colores son pasteles, predominan los grises en las paredes y la ropa del hombre, el negro en la ropa de la mujer y el blanco en el fondo, en los rostros y el pecho de la mujer. La obra “En Manifestación”, presenta una línea bien definida. Se observa un predominio en el tamaño de las cabezas humanas, en contraposición con el fondo. También predominan las formas redondas en los rostros. Presenta claroscuro en partes definidas, por ejemplo en el cartel “pan y trabajo”, y entre los rostros y la ropa de los manifestantes. El valor es más bien opaco, paro hay presencia de un azul brillante, en el azul de algunas prendas de los manifestantes. El tono es de protesta. El reflejo de la luz se ve en las caras de los manifestantes que están adelante. Tiene un ritmo muy claro en los rostros de los manifestantes, se nota que están reclamando. La pincelada no se percibe en la mayor parte de la obra. Hay un protagonismo de los colores, azul y amarillo en la ropa, marrones en los rostros, y rojos en el fondo. Tiene perspectiva, hay un adelante, la simetría es vertical y el equilibrio es tanto horizontal como vertical. En la obra “ La sopa de los pobres”,hay en manejo muy exacto de las texturas,




“ La Sopa de los pobres” (óleo sobre tela, 1884). Reinaldo Giúdici

 en las paredes, en los rostros, en la ropa, en el vapor, en la madera de la silla, en la piel del bebé. Presenta claroscuro, entre la pared y la familia sentada, entre el rostro del bebé y la ropa de la madre, entre la camisa del anciano y el pantalón, entre las ollas y la ropa. El valor es opaco, y el tono dramático. Hay reflejo de la luz en la pared de fondo y en los rostros de la familia. Tiene ritmo, en la intención de incorporarse del anciano, en el hombre que lame el plato, en el bebé que se chupa los dedos, en el anciano tomando sopa, y en la mirada de la madre. La pincelada no se percibe, en las maderas, en los rostros, en la ropa, en el vapor, en la pared, pero si está más presente en el fondo, fundamentalmente en el hombre que está cocinando. Hay perspectiva entre la cocina y el afuera, y entre la pared de fondo y la familia. Presenta colores predominantemente blancos y negros en la pared en las ollas en la ropa ,y en los panes, también parece el marrón en la ropa y en los muebles. La pobreza en el arte, está excelentemente expresada en El muralismo Latinoamericano,


“ Criatura Muerta” de Cándido Portinari.
 porque fue una corriente artística nacida a principios del siglo XX, luego de la Revolución Mexicana, que intentó generar en la población una idea de identidad, pero sin olvidarse de incluir a todos los sectores de la sociedad, y eso abarcaba a los pobres. En este contexto histórico , cobró una importancia vital la figura de José Vasconcelos, que formó parte de la intelectualidad mexicana y fue nombrado ministro de educación por Álvaro Obregón en 1920. Con el fin del Porfiriato y el inicio de la Revolución Mexicana, la clase dominante buscaba resolver uno de los principales problemas del país: la conformación del Estado/Nación y de la identidad nacional en el que se incluyera a la mayoría de la población, esto incluía al sector rural, como mecanismo de cohesión de la política posrevolucionaria. En este proyecto Vasconcelos jugó un rol fundamental al “otorgarle una dimensión filosófica, histórica y antropológica al problema de la heterogeneidad étnica, mediante la incorporación de los pueblos indígenas a la vida civilizada, haciéndolos mestizos”.4 Los muralistas, proponen un arte público monumental, que expresa un fuerte compromiso social que tanto Rivera como Siqueiros (artistas convocados por Vasconcelos) pretendían encarnar en sus obras. La apertura impulsada por el Estado, dió el marco institucional para la elaboración del proyecto muralista mexicano. En este contexto la publicación de el Manifiesto 1923, en el que llaman a 5 crear un arte público monumental de educación y de combate resulta esclarecedor: “Repudiamos la pintura de caballete, y todo arte de cenáculo ultra intelectual por aristocrático y exaltamos las manifestaciones de arte monumental por ser de utilidad pública. Proclamamos que toda manifestación estética ajena o contraria al sentimiento popular es burguesa y debe desaparecer porque contribuye a pervertir el gusto de nuestra raza, ya casi completamente pervertido en las ciudades.”6 El muralismo refleja la pobreza y la explotación de los trabajadores de una manera nítida generando una verdadera conciencia de la realidad latinoamericana, y también un fuerte compromiso de parte del espectador. Su objetivo es crear una idea de conciencia nacional, incluyendo a todos los sectores sociales. En Europa, el tema de la pobreza en el arte comienza a percibirse en el estilo Barroco del siglo XVII. Específicamente en España, el Barroco tiene una idiosincrasia particular, porque la Contrarreforma va a ser un hito fundamental en la gestación del Barroco, y va a incidir decisivamente en el mundo del arte, donde el repertorio iconográfico vinculado a la iglesia católica y la actitud devocional serían una temática recurrente en las obras.7 El llamado Siglo de Oro en España coincide con una profunda crisis económica, social e ideológica que atraviesa todo el siglo XVII.

"Niño expulgándose", çoleo sobre tela, Bartolomé Murillo (1618-1682)


En este contexto histórico marcado por la crisis religiosa derivada de la Reforma Protestante, emerge la figura de Bartolomé Murillo (1618-1682), quien se destacó por sus escenas de género y costumbristas con niños que viven su pobreza con alegría. El estilo Barroco, es importante porque comienza a mostrar escenas de la vida cotidiana, fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XVII, pre anunciando la presencia 4 Arreola Martinez, Betzabe.(P. 4) 5 Mandel, Claudia. 2007. (P.41) 6 Mandel, Claudia. Muralismo Mexicano: arte público/identidad/memoria colectiva. Revista Escena. 30(61). 37-54, 2007. (P. 41) 7 Anguita Herrador, Rosario 2004. (P. 19) de un sector social antes ignorado, (campesinos, mendigos etc.) se puede inferir un quiebre en la actitud hegemónica de los sectores dominantes con respecto a los temas a tratar en las artes plásticas. A principios de siglo XX, se produce en Europa un hecho crucial en la historia que fue la Revolución Rusa de 1917, esto significó un impacto en la nueva situación política y social de occidente. El comunismo instalado posrevolución, tuvo una marcada incidencia en el arte ruso. En este contexto histórico surgió el Realismo Socialista, que fue una corriente artística, cuya intención era: por un lado difundir la doctrina del Estado Comunista, a través de la imagen del “héroe” patriótico, y por el otro retratar al campesinado, al trabajador de fábrica y de granjas colectivas de un modo alegre y con una musculatura exagerada. Para los soviéticos, resaltar las tradiciones no resulta una cuestión esencial, sino más bien destacar las demandas del día y desarrollar las inquietudes estéticas del pueblo, en las condiciones que surgieron en la sociedad socialista.8 La pobreza en este estilo se muestra como una consecuencia de la explotación burguesa, por eso es importante para la reconstrucción histórica de la conformación social de la Unión Soviética, en este período. Esta corriente estética se expandió hacia la República Popular China, Latinoamérica y los países socialistas. Las obras del Muralismo Latinoamericano que han sido seleccionadas para desarrollar el concepto de la pobreza son : “La manos de la protesta” perteneciente a la serie “Las manos”, del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, y “ Criatura Muerta” del artista brasileño Cándido Portinari. La obra “Las manos de la protesta”, fue seleccionada para el análisis, porque evoca a una persona que expresa bronca e ira en sus manos, en un claro gesto de tensión, y en su boca de la cual se puede vislumbrar un grito. Podría expresar la manifestación de algún tipo de injusticia social, ya que no se observa que sea un persona perteneciente a una clase social alta por la delgadez de su cuerpo. En “ Criatura Muerta” de Portinari, se puede apreciar claramente el dolor, y el hambre, sobre todo en la delgadez extrema del bebé y los niños. El dolor está presente en las lágrimas , en la postura de la madre y en el gesto de las caras. La obra expresa el drama de las familias que viven en la zona noreste (el sertao), una región semiárida en donde prevalece la miseria, en donde los pobladores deben migrar en busca de tierra más fértiles. Las obras del Barroco Español que han sido seleccionadas con el fin de reconstruir el concepto de la pobreza, son: “Niño Espulgándose” y “Niños jugando a los dados” de Bartolomé Murillo. 8 Kurz Muñoz, Juan Alberto. 1991. (P.28) La obra “ Niño espulgándose”, refleja a un niño pobre sacando pulgas de su cuerpo, lo cual evoca las condiciones de insalubridad a las cuales estaban expuestos los miembros de los estratos sociales bajos, especialmente los niños. En “Niños jugando a los dados”, evoca un juego improvisado entre tres niños pobres, y apela la inocencia con que se vive la pobreza, especialmente reflejada en la mirada de los protagonistas. Las ropas sucias y los zapatos rotos, también muestran las condiciones de vida de los sectores más bajos en la sociedad. Ambas obras, reflejan una escena de la vida cotidiana de los pobres, pero con un sentido de alegría, ya que no se aprecia tristeza en los rostros, sino más bien un aire de inocencia impregna estas pinturas. Las obras del Realismo Socialista, que expresan la pobreza como herramienta para la reconstrucción histórica del periodo socialista en Rusia son: “Filántropos” de Vladimir Makovsky y “Maíz” de Tatyana Yablonskaya”. La obra “Filántropos”, refleja la vida de un familia rusa pobre que es asistida por un matrimonio perteneciente a la burguesía, indica una denuncia social sobre la humillación de los sectores más bajos de la sociedad por los más altos. En la obra también se aprecia la contradicción entre la vida burguesa y los pobres. En “ Maíz” se describe una escena de trabajo, pero no hay rastro de dureza; al contrario, el trabajo parece alegre. Hay un aire de comunidad cálida entre las mujeres trabajadoras. “

 Conclusión
 El arte es una herramienta esencial para la reconstrucción histórica, porque el hombre siempre se ha expresado. A través del arte se puede apreciar el sentir del artista, su intención, el paradigma de pensamiento en el cual está inmersa la obra, y el contexto social y económico que la rodea. El presente trabajo indaga el problema de la jerarquización social en el arte, y dentro de este eje se analiza el tema de la pobreza. El Barroco Español del siglo XVII, comienza a revelar escenas de la vida cotidiana, en este estilo se destaca la obra de Bartolomé Murillo, que pinta no solo a miembros de la corte, sino también a niños pobres. Si bien la obra de Murillo es innovadora para la época, sus pinturas reflejan una pobreza vivida con alegría, con lo cual no hay un tono de denuncia social. El Realismo Social, es el estilo que representa una verdadera ruptura en el arte, porque aparte de reflejar escenas de la vida cotidiana de los sectores pobres, también tiene un claro sentido de protesta en contra de los convencionalismos de la pintura tradicional. Al realismo solo le preocupa mostrar la verdad, no la belleza. Los artistas de este estilo abandonaron las escenas artificiales creadas en un estudio, y salieron a observar la naturaleza tal como era ante sus ojos. La pobreza ya no es vivida con alegría en sus pinturas, la intención es denunciar las verdaderas condiciones de vida de los pobres, con un claro tono de denuncia. Por ejemplo en: Sin pan y sin trabajo” de Ernesto de la Cárcova, se puede ver el drama de los desocupados. El problema de la inmigración y el proletariado como consecuencia de la II Revolución Industrial impactó en el arte, que se expresó en diversos artistas argentinos, entre ellos se destacaron Berni, Giudice y De la Cárcova. De este modo sus pinturas fueron una “voz” de protesta para los sectores marginales. La realidad latinoamericana también halló su forma de manifestación en el Muralismo. Esta corriente artística surgida en México luego de la Revolución de principios del siglo XX, estuvo impulsada por Vasconcelos, que intentó crear un sentido de identidad nacional en el pueblo mexicano. Los muralistas como Rivera, Siqueiros y Orozco, abandonaron la pintura de caballete y se dedicaron a transformar grandes murales públicos en obras de arte. Este movimiento fue verdaderamente rupturista e innovador, por su fuerte tono de denuncia social. El Muralismo se vio también influenciado por el contexto histórico latinoamericano, en el cual se conforman definitivamente los Estados Nacionales, la pobreza y el campesinado fueron incluidos en el ideario nacional. El muralismo no silenció a la pobreza, ni a los sectores marginales, por eso resulta un estilo artístico esencial para comprender la realidad latinoamericana de principios de siglo XX. El Realismo Socialista, ayudó a reconstruir cómo era la vida del campesinado y los sectores pobres en la Unión Soviética. Si bien tiene un fuerte carácter propagandístico, es importante su estudio, porque ayuda a comprender cómo era vivida la Revolución Bolchevique entre los sectores bajos de la sociedad, y la importancia que el Estado le dió al arte como medio de legitimación. El hombre es un ser social, los sectores subalternos encontraron su voz en el arte, la pobreza pudo ser comprendida gracias a las obras artísticas que dieron luz a los historiadores sobre los problemas sociales